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El debate en España

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También en España la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (Uteca) ha abogado por una reforma que tienda al modelo de la BBC. Este plan supondría la progresiva reducción del tiempo que las emisoras públicas dedican a los mensajes comerciales hasta llegar a los siete minutos de publicidad por hora, frente a los 12 que rigen actualmente (y que todas, públicas y privadas, exceden con mucho). Según ha expuesto Alejandro Echeverría, presidente de Uteca y de Telecinco, la medida debería afectar por igual a las cadenas públicas nacionales y a las autonómicas. Ya en 2005 una demanda presentada ante Bruselas por las dos principales televisoras privadas de España obligó a RTVE a reformar su sistema de financiación.

La vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se ha declarado partidaria de que TVE no emita publicidad, pero ha afirmado que sería “irresponsable e irreal” una reducción que no tome en cuenta otras medidas para lograr una “financiación alternativa”. En el diseño de este sistema, ha afirmado, ya se está trabajando con el propósito de presentar en los próximos meses ante la Comisión Europea “una postura clara”.

También ha anunciado el gobierno la creación de una Ley General Audiovisual y de un Consejo Superior de Medios Audiovisuales, encargado de hacer cumplir la normativa audiovisual y con potestades de sanción. El proyecto legislativo se enfoca como una ley-marco destinada a fijar unos criterios básicos que deberán ser luego aplicados por cada comunidad autónoma.

Una serie de reivindicaciones de las televisoras comerciales espera encontrar cabida en la proyectada ley audiovisual, cuya mesa de negociación ha sido ya instalada y que se ha dado el 31 de marzo como fecha de consenso. Entre ellas, y aparte de la prohibición a las públicas de realizar emisiones de pago, se espera que se incluya la autorización de la TDT para abonados, la posibilidad de que las licencias privadas sean transferibles y la exoneración a las televisiones comerciales del deber de destinar el 5% de sus ingresos brutos anuales a la financiación del cine. “Una industria privada no puede financiar por ley a otra industria privada”, es el argumento que esgrime Alejandro Echeverría.

La quimera de la autorregulación

Rafael Jorba Castellví, uno de los diez miembros del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), ha declarado a La Gaceta de los Negocios que “la autorregulación es lo mejor, pero en el mundo de las televisiones puede ser una quimera, porque no planifican la parrilla los periodistas sino el audímetro”. Precisamente el CAC acaba de publicar una encuesta en la que la audiencia sitúa como principal problema de la televisión el exceso de publicidad, seguido de los programas del “corazón”, la telebasura y la violencia.

A propósito de la cantidad de anuncios, que tanto en los canales públicos como en los privados sobrepasa el límite impuesto por la directiva comunitaria titulada “Televisión sin fronteras”, la Comisión Europea ha resuelto el 27 de noviembre pasado llevar a España ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Viviane Reding, Comisaria de la Sociedad de la Información y Medios de Comunicación, había dado ya en mayo un ultimátum con la precisión de que “todos los anuncios publicitarios o de telecompra, tanto si se les llama telepromociones, publirreportajes u otra cosa, deben contabilizarse en los 12 minutos por hora de reloj”.

Pero mientras las televisiones privadas piden que las públicas renuncien a la publicidad, no quieren saber nada de que haya límites estrictos para la suya.

Maurizio Carlotti, consejero delegado de Antena 3, ha contestado a todo esto con un artículo publicado en El País (9-12-2008) en donde señala que, gracias a la publicidad, los telespectadores pueden disfrutar gratis de la programación de las cadenas privadas, y que éstas deben hacer ímprobos esfuerzos para competir con una televisión pública a la que las subvenciones permiten rebajar hasta en un 40% los precios de la publicidad. Además, a estas preocupaciones de la televisión comercial se suman el bajón publicitario que ha traído la crisis económica y la expectativa de una competencia aún más problemática cuando la TDT multiplique el número de canales.

Por lo pronto el nudo gordiano de los contenidos sigue sin deshacerse, como lo demuestra el VII Informe de Seguimiento del Código de Autorregulación elaborado por la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) y el Centro Universitario Villanueva. Según este análisis, las cadenas de televisión incumplen una media de 7,5 veces al día el horario de protección a la infancia de lunes a viernes. Por variables, es en lo relativo a la violencia, al lenguaje inadecuado, al sexo y a la promoción de programas calificados para mayores de edad donde más infracciones se cometen.

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