Las dos alas Nº3

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Comenzamos el curso con algunas conversaciones recientes y otras que nos han ofrecido los meses de verano. En primer lugar nos fijamos en la nueva superproducción sobre el mundo de El Señor de los Anillos, que no ha dejado indiferente a nadie. Algunos lo ven como un homenaje a Tolkien; otros, como una traición. Otra conversación que sigue abierta tiene que ver con el lugar que corresponde -o correspondería- a los intelectuales cristianos en el debate público. Además, el mes de agosto nos sorprendió la noticia de la agresión a Salman Rushdie, con todo lo que su caso conlleva. Por su parte, los primeros días de septiembre conocimos la debatida decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a propósito de la difusión de un vídeo en el que aparecen algunas personas con Síndrome de Down… felices. Más allá de lo chocante que pueda resultar el caso, lo que está en juego es la identidad misma de las democracias occidentales.

Anillos vs. Dragones: por qué Tolkien  no es lo mismo que George R. Martin

El estreno de dos series de HBO y Amazon se ha considerado la mayor batalla de la era del streaming. Planteadas como precuelas de éxitos anteriores, La Casa del Dragón conecta con la aclamada Juego de Tronos, una serie basada en las novelas de George R. Martin; mientras Los anillos de poder se inspira en los libros de J.R.R.Tolkien, cuya trilogía El Señor de los anillos fue llevada al cine hace 20 años en una versión memorable. En el caso de esta segunda serie, las valoraciones y críticas de los aficionados -más exigentes con el “canon” (aquí un ejemplo elocuente)- no se han hecho esperar.  El gran temor de los fans más puristas era que que el “mainstream estilo Marvel” se llevara por delante la épica, nobleza y profundidad que impregna la obra de Tolkien. Alberto Nahum García hace una primera valoración, llamando a la prudencia a la hora de juzgar una serie sólo por sus primeros capítulos, mientras que Paco Sánchez se muestra más crítico en La Voz de Galicia.

 

Ha sido especialmente interesante el debate generado por el temor de que la corrección política pudiera llegar a adulterar el espíritu de Tolkien. Como es sabido, fue un escritor católico que, aunque nunca pretendió usar sus relatos para evangelizar, sí reconoció su inspiración en una visión cristiana del mundo, o en el antagonismo de la lucha entre el bien y el mal. Desde esta perspectiva, algunos consideran que la nueva serie supone “un nuevo paso en la deconstrucción de los grandes relatos que se encuentra en la base de la ideología woke” . Para otros, la comparación de los anillos con los dragones resulta muy  reveladora: la obra de George R. Martin no aspira a mostrar ni belleza, ni nobleza, ni honor, y se entrega con facilidad a relatos violentos, traiciones, sexo y personajes despiadados. En cambio, el lirismo y la belleza de la obra de Tolkien sí parece respetarse en la nueva producción. Con sus defectos y carencias argumentales, la serie presentaría un ideal de bondad, de honor, y una aspiración a lo alto. Puede parecer poco, pero para muchos es suficiente y esperanzador.

Voces cristianas en los debates públicos

En el mes de julio, Ignacio Peyró volvió en El País sobre una cuestión que había ocupado a no pocos autores hace un par de años: la ausencia de voces católicas en los grandes debates -culturales, sociales, políticos- del país. En el primer número de esta Newsletter recogimos algunas de esas voces (y en este HILO tienes las que ocuparon la discusión original). Por su parte, el historiador Pablo Pérez terciaba en la conversación, replanteando los motivos del silencio de lo cristiano en el contexto actual, caracterizado por las ideologías woke.

 

Higinio Marín ha concedido una entrevista en la que también reflexiona sobre este mundo marcado por lo woke. Califica la sociedad actual de “neopagana y narcisista”, pero ve en ella también algunos aspectos positivos y esperanzadores, relacionados con el paradigma del cuidado. Otra entrevista que se ocupa de ese tema es la que hace Daniel Capó a Ernesto Hernández. Además de tratar de lo woke, que caracteriza de “religión sin perdón”, habla de intelectuales reaccionarios y progresistas, de derechas y de izquierdas, que han marcado la historia cultural del último siglo. Recogemos, para terminar, la reflexión que hace Ana Iris Simón, en una de sus columnas de El País, sobre la relación entre fe y razón. La hace en un tono casi lírico, contemplando a un anciano que fotografía el arcoiris…

Salman Rushdie

El pasado 12 de agosto, el escritor Salman Rushdie sufrió una brutal agresión cuando se disponía a pronunciar una conferencia en el estado de Nueva York. Desde 1989 pesaba sobre él una condena por blasfemia, decretada en Irán, y había sido repetidas veces amenazado de muerte. El mundo literario respondió enseguida a la agresión, con numerosos artículos y un acto de homenaje en Nueva YorkJ.M. Sánchez Galera explicaba con cierto detalle en este artículo en qué consistió la blasfemia de Rushdie y su rápida condena.

 

Reflexiones posteriores ponían su caso en un contexto más amplio. M. A. Quintana Paz lo situaba en el marco de la ruptura cultural que le parece reconocer en Occidente, y en la pugna entre tradición occidental, islam y wokismo. Por su parte, E. García-Máiquez reflexionaba sobre otras cuestiones que están en juego: los límites de la libertad de expresión, cuando se llega a la ofensa, y, en particular, la (que podría ser la) respuesta de los cristianos a esas faltas de respeto. Sobre los modos y límites de la libertad de expresión, que distingue del llamado “derecho a la blasfemia”, escribe Esperanza RuizEn su artículo defiende “una sana libertad de expresión que nazca del razonamiento intelectual, de la expresión artística inteligente y no del insulto o el derecho a ofender”.

Síndrome de Down

En el año 2014, la Fundación Jérôme Lejeune preparó el vídeo Querida futura mamá, para el Día mundial del Síndrome de Down. En él, varias personas con ese síndrome se dirigen a una mujer preocupada por lo que pueda ser de su hijo, a quien también se lo han diagnosticado. Las autoridades francesas prohibieron la aparición del vídeo en segmentos publicitarios, sosteniendo que no podía considerarse de interés general. De hecho, sostenían que “probablemente perturbaría la conciencia de las mujeres que habían tomado diferentes opciones legítimas de su vida personal”. La Fundación llevó el caso al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, y el pasado 1 de septiembre este hizo pública su decisión. El Tribunal ha desestimado el recurso de la Fundación, argumentando que no se puede considerar a los demandantes víctimas de discriminación o de haber sufrido menoscabo en su libertad de expresión. Sobre el fondo de la cuestión, en cambio, ha preferido no pronunciarse. Desde luego, resulta sorprendente que la noticia haya pasado prácticamente desapercibida en la prensa generalista. (En este link hay una exposición más detallada de lo sucedido).

 

Ante la noticia, José F. Peláez se manifestaba con dureza en su columna de ABC, presentando el distinto rasero con el que los jueces miden el bienestar de unos y otros:  “A ti no te puede molestar que ella aborte, pero a ella sí le puede molestar que tú sonrías. Su estabilidad mental vale más que tu vida. Tu sonrisa es insoportable. Escóndete, al menos”. También María José Atienza mostraba su sorpresa ante el hecho de que “este Tribunal que, según su nombre y oficio, es la última salvaguarda de los derechos fundamentales de las personas parece no considerar humanos, o al menos sujetos de derecho, a las personas down”. En realidad, la decisión del Tribunal se entiende desde cierta comprensión de la libertad, de la que se hacía eco J.M. de Prada tras unas declaraciones aparentemente contrastantes de Isabel Díaz Ayuso. En cuanto a la libertad de los artistas, de momento parece que, aunque se prohíban ciertos vídeos, nos queda la poesía; por ejemplo este breve poema de J.L. de la Cuesta.

 

En el archivo de Aceprensa puedes consultar dos artículos relacionados con esta conversación. En 2016 se comentaba otro documental, este protagonizado por Sally Phillips, en que se criticaba el diagnóstico prenatal y la ola de abortos a la que ha llevado en muchos países. Dos años más tarde se publicaba un breve reportaje, en el que se hacía eco de esa situación y señalaba “lo que la sociedad se está perdiendo”.

Miscelánea

• Curso nuevo…: En pleno inicio de curso, puede darnos un empujón este artículo de Alberto Olmos, en el que reivindicaba “el trabajo, la constancia y el sacrificio”. 

 

• Libros: Aquí van un par de artículos sobre Tim Gautreaux, un escritor estadounidense, sureño y católico: uno en el que se presenta su figura y su obra, otro sobre su primera novela traducida al castellano, y otro sobre la más reciente.

 

• Un documental: En un momento de grandes producciones, llama la atención esta sencilla cinta, que presenta la figura del poeta polaco Jan Twardowski. En realidad, más que hablar de él directamente, lo hace fijándose en el impacto que tiene en personas muy distintas, desde un conductor de tranvía hasta una profesora universitaria, pasando por adolescentes (y mucho más).