La escritora Joanne K. Rowling, autora de los libros sobre Harry Potter, ha donado el equivalente de 730.000 dólares al Consejo Nacional para las Familias Monoparentales (Gran Bretaña). Con este motivo ha hecho unas declaraciones que comenta Donna Laframboise en National Post (Toronto, 11 octubre 2000).
Rowling, recuerda Laframboise, se separó de su marido hace siete años, y desde entonces cuida sola a su hija. Al hacer pública su donación, ha dicho que no es justo que unos niños sufran pobreza solo porque sus padres no conviven. «Tal vez no sea justo -dice Lafambroise-, pero seamos francos: es totalmente previsible». Una familia intacta paga una sola hipoteca, un solo recibo de la luz, tiene que abastecer una sola despensa… Cuando los padres se separan, han de pagar el doble de todo.
«Pocas veces se ve que el salario de una persona se duplique por arte de magia cuando se separa de su cónyuge. Por tanto, no puede extrañar a nadie que la ruptura familiar sea causa directa de que gran número de niños sufran un descenso del nivel de vida».
La cuestión, prosigue Laframboise, es qué hacer con ese problema. Quizá, como dice Rowling, haya que dar más ayudas sociales a esas familias. Pero más vale prevenir que curar, y «Rowling no parece interesada en asumir la clase de liderazgo que podría llevar a otros a pensárselo dos veces antes de cometer errores similares al de ella misma». Más bien supone, al parecer, que las rupturas familiares son desgracias inevitables.
Rowling insiste, por eso, en que no se debe culpar a nadie. Las familias monoparentales necesitan apoyo, no sambenitos: «Las personas que crían hijos solas no merecen condena, sino felicitaciones». Laframboise apostilla: «Perdón. Yo creo en la compasión. Y estoy a favor de que la sociedad proporcione una red de seguridad a quienes cometen errores. Pero una cosa es tender la mano a alguien en apuros, y otra muy distinta felicitarle por comportarse de manera estúpida».
Rowling no quiere que su hija, dice, «crezca en una sociedad que le diga que su crianza es de segunda clase». Entonces, añade Laframboise, prefiere «una sociedad que mienta para ocultar el lado oscuro de las familias monoparentales». Pues todos los estudios disponibles, prosigue, confirman lo que cualquiera puede saber por sentido común: que los niños de familias monoparentales corren más riesgo de sufrir problemas psíquicos, malos tratos, fracaso escolar y otras dificultades, y presentan mayor tasa de delincuencia juvenil. Por eso concluye Laframboise: «Si la sociedad de verdad se preocupa de los niños, tiene que proclamar a voces esos datos, en vez de negarlos para que algunos adultos puedan sentirse mejor».