La música digital sobrepasa por primera vez a los discos

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Las ventas mundiales de música en formato digital han superado por primera vez a las de discos, según el último informe anual Digital Music Report, publicado por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) con datos de 2014. Esto se ve venir desde hace años. Pero lo que no se adivinaba es que las descargas, verdugo del CD desde la aparición de Napster y de iTunes, pierden terreno frente al streaming, la música servida al momento sin que el usuario se la guarde en una memoria física.

Las descargas siguen siendo, en volumen de ventas, más del doble que las suscripciones a servicios de streaming. Pero el cambio de tendencia parece claro, además de súbito. Todavía en 2012 subieron un 12%, pero los años siguientes registraron bajas: –2% en 2013 y –8% el año pasado. En cambio, el streaming de pago aumentó un 39% en 2014. Casi lo mismo subió también otro componente, menor, del mercado de música digital: los derechos por streaming gratuito, sostenido con publicidad. En cambio, bajan mucho (–18%) las ventas de tonos para teléfonos móviles.

Las suscripciones superan ya a las descargas en 37 países, principalmente Suecia (la patria de Spotify) y Corea del Sur, con más del 90% del mercado digital; y también en Noruega, México… Sin embargo, el CD sigue siendo mayoritario no solo en mercados emergentes, sino también en otros consolidados, empezando por el mayor de todos, Japón (78% de las ventas); otro caso semejante es el de Alemania (70%).

Cada vez más usuarios (141 millones actualmente) usan el “streaming” porque prefieren tener su música accesible en la nube en vez de guardarla

Quizá tenga alguna relación con eso que en Alemania la edad media del comprador de música es 46 años, según el informe. Pues, a partir de una encuesta a usuarios, la IFPI deduce que el paso a las suscripciones se debe en gran parte a los jóvenes, que están muy acostumbrados a Internet y casi nada a poseer canciones, desde luego no en CD, y ni siquiera en disco duro o iPod. Estos y los demás usuarios del streaming de pago –unos 41 millones en todo el mundo– prefieren tener su música accesible en la nube en vez de ocupar megabytes de memoria con archivos MP3. Y en especial, dicen que los servicios de suscripción les facilitan ver lo que hay y descubrir obras que no conocían.

Los servicios de suscripción ganaron 13 millones de clientes el año pasado (+46%) y tienen mucho margen para crecer con solo atraerse a los que aún no pagan. Según un sondeo en trece mercados principales, los usan el 16% de los consumidores, mientras que más del doble, el 35%, recurrieron al streaming gratuito. Así que Apple, YouTube (de Google) y el rapero Jay Z han decidido entrar en el negocio.

La industria se alegrará si tienen éxito, porque obtiene mucho más de los servicios por suscripción que de los gratuitos. Los primeros le dieron el año pasado 2.190 millones de dólares, incluidos 620 millones en derechos por las canciones servidas en streaming a los usuarios registrados que no pagan sino que ven publicidad (unos 100 millones). En cambio, YouTube, que recibe más de mil millones de visitantes distintos al mes, y algunos otros servicios semejantes, abonaron 641 millones de dólares en derechos. Esto se explica, alega la IFPI, por leyes de copyright pensadas para otros tiempos y otros casos, que eximen a los sitios que alojan contenidos ajenos. Esta queja es uno de los motivos por los que YouTube abrirá canales de pago.

Por lo demás, el volumen mundial de ventas prácticamente no varió en 2014, y está muy lejos del máximo de 26.600 millones de dólares alcanzado en 1999. Otros datos del informe están en la tabla. Se puede añadir, como curiosidad, que subieron mucho en proporción (+54,7%) las ventas de discos de vinilo, si bien desde una cantidad muy pequeña. Son un nicho de mercado que ahora supone el 2% del total.

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Notas

Difusión pública (“Performance rights” en el informe): por radio o televisión, o en actos públicos.

Licencias (“Synchronisation”): uso de música como acompañamiento en publicidad, películas, programas de televisión o videojuegos.

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