La no tan nueva BBC

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

En diciembre de 2016 expirará el decreto de regulación de la BBC, el medio público británico de televisión, radio e Internet. El gobierno de Cameron quiere aprovechar la ocasión para renovar el modelo de la BBC y, a juzgar por las propuestas que presentó en agosto, parecía que el cambio iba a ser radical. Pero no ha sido para tanto.

Las recomendaciones iniciales adoptaron la forma de un Libro Verde. Este documento orientativo mantenía que la oferta de contenidos online de la BBC ha crecido tanto que está quitando negocio al resto de medios británicos, sobre todo a los de pago. Para corregir esta situación, planteó cuatro áreas de reforma respecto a la finalidad, los contenidos, la financiación y el gobierno de la radiotelevisión.

El nuevo Libro Blanco, publicado el 12 de mayo, perfila con más autoridad la postura del gobierno. Establece que la finalidad de la BBC es “actuar al servicio del interés público, atendiendo a todas las audiencias con imparcialidad, con contenidos distintivos y de calidad, y con servicios que informen, eduquen y entretengan”.

El gobierno planta cara a la deriva demasiado comercial que, a su juicio, ha adoptado la BBC. En vez de preocuparse tanto por los gustos de la audiencia, los responsables de contenidos deberán preguntarse si un programa es “lo suficientemente innovador y de calidad”, explica John Whittingdale, ministro de Cultura. Pero esta finalidad no entraña una novedad radical respecto al anterior modelo. Otra cosa es que en la práctica se haya descuidado durante los últimos años.

Sí es más novedoso, en cambio, el afán del gobierno por convertir la BBC en un medio puntero “en la promoción de la diversidad”. Esto pasa, añade Whittingdale, por prestar más atención a las “audiencias descuidadas”, como las minorías étnicas y las naciones y regiones del Reino Unido que son ignoradas con más frecuencia. Pero habrá que ver cómo se traducen las buenas intenciones en contenidos concretos.

Otra novedad es la apertura de la BBC a los competidores privados, aunque de momento está lejos de parecerse a la colaboración con los medios que ofreció el director general de la corporación, Tony Hall, en respuesta al Libro Verde del gobierno. Según el nuevo plan, se permitirá a empresas independientes que puedan optar a producir programas, salvo los de noticias y los relacionados con asuntos internacionales.

Larga vida al canon

El Libro Verde planteó la posibilidad de cambiar el modelo actual de financiación, basado en el canon que pagan los dueños de televisores (145 libras al año), por uno que combine los fondos públicos con un sistema de suscripciones a través de Internet.

Aunque al gobierno le sigue pareciendo que esta es la opción más sostenible de acuerdo con los nuevos hábitos de consumo –más televisión a la carta a través del móvil o las tabletas y menos en directo–, renuncia a introducir este cambio en el nuevo estatuto jurídico. Como este se renueva cada 10 años (el gobierno quiere cambiarlo a 11 para que no coincida con ninguna legislatura), habrá que esperar otra década.

Además, el Libro Blanco adelanta que las 145 libras, tasa congelada desde 2010, pasarán a actualizarse a partir del próximo año según la inflación. Y restringe el acceso a iPlayer, el servicio de vídeo a la carta de la BBC disponible de forma gratuita para los británicos, a los que pagan el canon.

Transparencia y buen gobierno

Otra novedad menor afecta a la transparencia. El gobierno quiere que se hagan públicos los nombres de los trabajadores y colaboradores freelance de la BBC que cobran más de 450.000 libras. La medida es loable, pero no afectará a muchos. De unos 18.000 empleados que tenía la BBC en 2015, nueve ganaban más de 500.000 libras, y 34 entre 250.000 y 500.000.

Seguramente, la medida de más calado es la que plantea crear un único órgano de gobierno, que sustituya tanto al actual consejo supervisor independiente (BBC Trust) como a la comisión directiva (BBC Executive). Al menos la mitad de los miembros del nuevo órgano serán elegidos por la propia corporación, y el resto por el gobierno de turno. Ofcom, el organismo regulador de los medios británicos, se encargará de vigilar a este ente.

El Libro Blanco habrá de traducirse ahora en el decreto de regulación que estará en vigor en los próximos 10 años. Será debatido en otoño en las dos cámaras del Parlamento, pero los diputados no pueden cambiar el texto. Las modificaciones dependerán únicamente de lo que acuerden el gobierno y la BBC tras el debate parlamentario.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.