Los jóvenes a la intemperie, en una sociedad envejecida

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Jóvenes, adultos y mayores se consideran el sector más golpeado por la crisis. Razones no les faltan: las personas mayores están teniendo muchas dificultades para volver a trabajar si han perdido el empleo; los jóvenes se quejan de la escasez de ofertas para el primer empleo, de la precariedad laboral y de la desvalorización del título universitario. La población de 30 a 50 años afronta sus propios problemas: a las difíciles condiciones laborales hay que sumar en su caso la deuda hipotecaria. Cada grupo reclama medidas especiales de sus gobiernos.

Una población envejecida
Algunos factores complican la solución del problema. Uno de ellos es la mayor esperanza de vida, que compromete la financiación de la Seguridad Social si faltan los suficientes trabajadores jóvenes cuyas cotizaciones sirvan para pagar las pensiones.

Nueve de los diez países más envejecidos del mundo –midiendo el porcentaje de habitantes con 65 años o más, con datos de 2011– son europeos. Alemania (20,6%), Italia (20,3%) y Grecia (19,3%) ocupan los primeros lugares. También hay una alta proporción de mayores en Bulgaria, Suecia y Austria. España (17,1%) está todavía por debajo de la media de la UE-27 (17,5%).

Japón, el país más envejecido del mundo, es caso aparte. En 2011 el 23,3% de su población era mayor de 64 años. No parece que la tendencia vaya a revertir pronto: de acuerdo con unas proyecciones del gobierno, en 2050 el porcentaje llegará al 38,8%.

Algunos de los aspectos más negativos para los jóvenes de hoy están mitigados por una red de protección social de la que no disfrutaron sus padres

Medidas contra el desempleo juvenil en España
Muchos países han anunciado reformas para fomentar el empleo juvenil. En España, el gobierno aprobó a mediados de marzo un paquete de 15 medidas de choque (más otras 85 a medio y largo plazo) organizadas en torno a tres ejes: educación, emprendedores y nuevos contratos. En cuanto a lo primero, se trata de mantener en el sistema educativo a los jóvenes con mayor riesgo de fracaso escolar, o reenganchar a los que han abandonado tempranamente las aulas.

Para facilitar que los emprendedores puedan crear sus empresas, se establecen unas bonificaciones fiscales y de otro tipo, como que puedan seguir cobrando la prestación por desempleo durante los nueve meses siguientes a dar de alta la empresa, o rebajar las cotizaciones sociales a 50 euros durante los seis primeros meses.

En cuanto a los nuevos contratos, se ofrecen bonificaciones (no pagar la cuota empresarial a la Seguridad Social) a los autónomos o empresas de hasta nueve empleados que contraten de forma indefinida a un menor de 30 años. También hay reducciones de las cuotas si se contrata a jóvenes sin experiencia profesional o que vengan de sectores especialmente dañados por la crisis. Por otro lado, el paquete de medidas anuncia la creación de un nuevo tipo de contrato: el “primer empleo joven”: tendrá una duración de seis meses, aunque con incentivos para convertirlo en indefinido. Las empresas que lo hagan recibirán una bonificación de 500 euros anuales en la cuota a la Seguridad Social durante tres años.

Muchos países han anunciado reformas para fomentar el empleo juvenil, pero cada vez más hay que arriesgarse a emprender

Ejemplos para emprendedores
Aunque crear un negocio propio y convertirse en emprendedor no es la panacea para remediar el desempleo juvenil, al menos ofrece una salida más inmediata al problema del paro. La OCDE publicó en 2012 un informe sobre la actividad emprendedora en los países miembros de la organización. Además de recoger algunos datos generales, propone diez campos de actuación política, entre ellos simplificar los requisitos administrativos, replantear los estudios de formación profesional para acercarlos al mercado laboral, o supervisar y acompañar a los emprendedores en los primeros pasos a través de servicios de asesoramiento estatales.

Además recoge seis iniciativas para facilitar el camino a los emprendedores que se han adoptado en diferentes países. Algunas se centran en los programas de asesoramiento, otras en la financiación a través de microcréditos.

En sus conclusiones, el informe señala dos requisitos para que el fomento de la actividad emprendedora sea realmente efectivo. En primer lugar, recomienda que los programas de ayuda económica o coaching sean selectivos: “las políticas más exitosas en cuanto a la creación y sostenibilidad de las empresas tienen en común haber sido muy selectivas, para asegurar que los recursos se destinan a los mejores proyectos”. En segundo lugar, la ayuda a los emprendedores debe ser global, y combinar la financiación con el asesoramiento y la formación en distintos aspectos empresariales y administrativos.

¿Vivir peor que sus padres?
Se dice frecuentemente que la actual generación de jóvenes será la primera en mucho tiempo que viva peor que sus padres. En algunos aspectos, y siempre teniendo en cuenta las previsiones macroeconómicas que están sujetas a infinidad de variables, puede que esto sea cierto. Sin embargo, un análisis más global permite ver que algunos de los aspectos más negativos para los jóvenes de hoy en día (entrada en el mercado laboral, estabilidad profesional, deuda hipotecaria) están mitigados en parte por una red de protecciones sociales de la que no disfrutaron sus padres.

El Estado de bienestar cuenta en la mayoría de los países con más herramientas que entonces para tratar de proteger a los parados, o para dar solución a las personas sin hogar. Es cierto que la educación superior es menos valiosa para conseguir un buen trabajo que hace 40 años, pero esto es así precisamente porque hoy en día la universidad ha abierto sus puertas a todas las clases sociales.

Por otro lado, los actuales jóvenes tienen más facilidad que sus padres para volver al hogar familiar si lo necesitan, o para emanciparse más tarde. Además están algunos factores intangibles, en los que la comparación también favorece a la juventud de hoy en día: más acceso a viajes, información, idiomas, cultura, ocio, tecnología, etc. Lorenzo Navarrete, profesor de Sociología en la Universidad Complutense, señalaba hace un año en El País: “Lo que los jóvenes quieren es tener lo que tienen sus padres ahora, no lo que tenían a su edad”. Con todo, sí hay campos en los que la juventud actual se está encontrando con situaciones más difíciles que las de las generaciones precedentes. Y lo que es peor: algunas de esas situaciones, como la dificultad para entrar en el mercado laboral, pueden dejar una huella indeleble en sus carreras profesionales.

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