Las reformas educativas también deben pasar exámenes

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Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 10/15

La OCDE ha publicado el informe Education Policy Outlook 2015 (1) que revisa más de 450 medidas de política educativa puestas en marcha entre 2008 y 2014 en diferentes países de la organización. La primera parte ofrece un panorama global, en el que las medidas se agrupan según el campo al que afectaron: equidad, calidad de la enseñanza, conexión con el mercado, evaluación o gobierno. La segunda fija el foco en algunos de esos ámbitos, y estudia la implicación de los sindicatos de profesores y del sector empresarial en las reformas. Por último, la tercera es un análisis país por país.

Durante el periodo analizado, lo invertido en educación supuso un 12% de todo el gasto público en la OCDE. Un gasto importante, cuya eficacia merece ser evaluada. Sin embargo, el informe indica que, a pesar del auge de las pruebas externas a estudiantes y profesores, esta mentalidad no se ha extendido a las propias políticas educativas: en los Estados solo se han evaluado los resultados de una de cada diez.

Los campos prioritarios de las reformas educativas han sido la formación de los profesores y la lucha contra el abandono escolar temprano, con especial atención a los más desaventajados.

Equidad como premisa

Existe una preocupación creciente por que la mejora de la educación no solo beneficie a los más aventajados. Sin embargo, la “equidad educativa” no ha mejorado al mismo nivel que los resultados académicos. Actualmente, un estudiante que pertenezca al 25% más pobre de su sociedad tiene una probabilidad 2,1 veces mayor que la media de obtener malas calificaciones en matemáticas; en el caso del alumno inmigrante, la probabilidad es 1,7 veces mayor.

La fiebre por las reformas educativas contrasta con el escaso seguimiento de su aplicación y resultados

Entre los países donde alguno de los factores –o ambos– son más influyentes se encuentran algunos económica y educativamente avanzados: Alemania, Bélgica o Francia (con una gran diferencia por sustrato económico); Finlandia, Suiza, Bélgica o Dinamarca (donde los extranjeros puntúan mucho peor que los nativos). De ahí que el informe de la OCDE se fije en las medidas encaminadas a reducir esta desigualdad manteniendo la calidad general, algo que ya se ha conseguido en Estonia, Corea del Sur o Canadá

Para lograr este objetivo, algunos países han aplicado políticas dirigidas específicamente a grupos desfavorecidos. Como ya habían hecho antes Francia y Grecia, Portugal ha creado unas “zonas educativas de interés prioritario”, a las que se destinan más recursos.

Chile aprobó en 2010 la Ley de Subsidios Preferenciales, que distribuye ayudas adicionales a las escuelas que las necesitan, a cambio de una mayor exigencia en los resultados. La medida ha tenido un gran éxito: un 90% de las escuelas –públicas y privadas– que podían acogerse a la medida decidieron participar en 2011. En Inglaterra, el programa Pupil Premium (aprobado en 2014) aporta a los colegios un suplemento de financiación por cada alumno desaventajado que escolaricen. De acuerdo con una revisión reciente, también se están produciendo resultados positivos.

En otros países, se ha optado por modificar algunas características del sistema educativo que, aunque son iguales para todos, afectan especialmente a los más desaventajados (y que la OCDE considera contraproducentes). En Francia se ha reformado la ley educativa para hacer de la repetición de curso algo extraordinario; Austria ha puesto en marcha unas nuevas escuelas de enseñanza media (Neue Mittleschulen) que no separan por itinerarios –allí los alumnos son divididos entre los colegios “generales” y los “académicos” después de terminar la etapa primaria–; por último, Inglaterra y Nueva Zelanda han decidido combatir la desigualdad aumentando la oferta educativa gratuita y de calidad: tanto las Academies (Aceprensa, 3-11-2014) como las Partnership Schools –respectivamente– son de gestión privada y financiación pública, aunque solo las segundas están específicamente destinadas a colectivos desaventajados.

Guerra al “ni-ni”

En un contexto en el que el título de secundaria o FP media es cada vez más insuficiente en el mercado laboral, muchos países han aprobado reformas para evitar el abandono temprano de las aulas. México, el país de la OCDE con la mayor tasa de abandono educativo temprano, ha incluido la secundaria superior (bachillerato o programas vocacionales medios) dentro de los estudios obligatorios; además, una nueva agencia creada específicamente para fomentar la matriculación en esta etapa ofrece servicios de asesoramiento y becas.

La FP superior ha sido vista por muchos países como la herramienta más eficaz para prolongar la formación de los jóvenes y favorecer su inserción laboral. Portugal ha aumentado la oferta de cursos y ha creado un tipo de institutos de secundaria (EREP, por sus siglas en portugués) enfocados a estos programas, mientras que en Austria se ha reformado el sistema de acreditación para acercarlo a las demandas de la empresa. Otros países como Eslovenia o Noruega han optado por fomentar, con éxito, los programas de educación dual (en el aula y en la empresa).

La proporción de jóvenes –especialmente entre los de 20 a 30 años– que ni estudian ni trabajan, ha aumentado durante la crisis, al haberse quedado sin empleo jóvenes que abandonaron pronto la escuela sin una formación adecuada. La Unión Europea ha tratado de paliar esta tendencia con el programa Garantía Joven: los Estados que participen se comprometen a ofrecer un puesto de trabajo o de aprendiz a los recién graduados o desempleados por debajo de una determinada edad (25 o 30 años). Hasta ahora solo han adoptado esta iniciativa Finlandia y Eslovenia.

En general, el informe de la OCDE tiende a centrarse en las medidas educativas que han tenido éxito. Aunque también se observa a veces que algunos países optan por medidas educativas que en otros países han fracasado.

Calidad educativa: la formación de los profesores

Para aumentar la calidad de la educación, los países de la OCDE han coincidido en que el campo prioritario es la selección y formación de los profesores. Aunque también se han implementado reformas para mejorar el ambiente educativo de las aulas o el gobierno de los equipos directivos, la mayor parte de las reformas se han centrado en los docentes.

Mientras en Estados Unidos y Francia se han creado programas para asegurar la preparación inicial de los nuevos maestros, en otros países se ha puesto el foco en la selección y el desarrollo profesional: en Noruega, Suecia e Israel se han desarrollado programas para premiar –mediante incentivos salariales y matrículas gratuitas en másteres– a los mejores profesores. En Finlandia, la iniciativa OSAAVA –que asigna financiación pública a proveedores de formación para profesores– ha conseguido que el número de los que participan en alguna de estas actividades se multiplique por dos en apenas cuatro años.

Evaluación y transparencia

Según la OCDE, la evaluación interna y externa de los sistemas educativos, sobre todo si los resultados se publican con transparencia, produce una mejora educativa. El control externo de los resultados académicos de los distintos colegios es un estímulo para no adocenarse. Desde 2003, el porcentaje de alumnos escolarizados en colegios donde se realizan este tipo de evaluaciones ha crecido de forma constante. Pero estos datos, después de recogerse, tienen que ser procesados para que realmente repercutan en las políticas educativas.

El informe propone varios ejemplos de buenas prácticas en este campo. Chile ha creado la Agencia de Calidad de la Educación para centralizar la evaluación de las escuelas. Además de diseñar las pruebas nacionales y fijar unos estándares para su corrección, la ACE visita las escuelas y diseña un plan de mejora para aquellas con peores resultados.

En Italia se va a ampliar el programa piloto VALES, que da a los colegios la oportunidad de ser evaluados. El proceso tiene dos fases: primero son los propios profesores y alumnos los que examinan su escuela; después, ese informe se pasa a un equipo de auditores externos, que ofrecen sus propias conclusiones. Los resultados finales se publican en una página web y pueden ser consultados por cualquiera.

Un enfoque parecido –combinar la evaluación con la transparencia– se ha seguido en Australia. En 2009 diseñó su propia prueba estilo PISA (el NAPLAN), centrada en las destrezas numérica y lectora, y que los alumnos realizan todos los año. En My School Website (creada en 2010) se pueden consultar los resultados de cada centro en los últimos cuatro años, junto con otros datos de contexto sobre la escuela.

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Notas

(1)Education Policy Outlook 2015. Making Reforms Happen. OCDE. Paris. 316 págs.

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