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La necesaria “dieta de pantallas” para los niños

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Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 84/13

La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que los padres hagan un plan para ayudar a los hijos a dosificar el uso de las pantallas.

Los autores citan un estudio reciente sobre el uso que los niños y adolescentes norteamericanos hacen de distintos medios digitales: desde la televisión, que sigue siendo el más consumido aunque cada vez por menos, hasta el ordenador, las consolas, las tabletas o los teléfonos móviles, que son los que más cuota ganan. Las conclusiones son llamativas: entre los ocho y los diez años, los niños pasan ocho horas diarias ante algún tipo de pantalla; los preadolescentes y adolescentes, algo más de once.

La AAP recomienda enfrentarse positivamente a la “era digital”, sin condenas generales, pero reconociendo al mismo tiempo los hechos: por ejemplo, que la sobre-exposición de los niños a las pantallas ha sido asociada por varios estudios a riesgos de salud como la obesidad, el consumo de alcohol y de tabaco, y a conductas agresivas o problemáticas en el colegio.

Las propuestas se dividen en dos bloques, uno dirigido a los padres y otro a los pediatras, aunque indirectamente también a la industria del entretenimiento, los colegios e incluso al gobierno federal.

Los padres deben dar directrices a sus hijos para que aprendan a ser selectivos en lo que consumen, a través de una “dieta de pantalla”. En concreto, se recomienda:

– Fijar –mejor si es por escrito– unas reglas familiares para el uso de los aparatos tecnológicos, que deben incluir un tiempo máximo y un cierto horario.

– La hora de las comidas y la de irse a la cama deben ser momentos “libres de pantallas”.

– No permitir más de dos horas al día (o una, dependiendo de la edad) de entretenimiento digital. Si el niño tiene menos de dos años, este tipo de ocio es directamente desaconsejable.

– Tomar un papel activo en la educación mediática de los niños, viendo algunos programas con ellos y discutiendo sus valores.

– En la habitación del hijo no debe haber televisión ni un aparato con conexión a Internet.

– No es recomendable que los preadolescentes tengan un perfil en las redes sociales más populares; en todo caso, podrían participar en otras creadas para personas de su edad.

– Seguir el perfil de los hijos en las redes sociales –aunque por los medios normales, sin recurrir al engaño.

En cuanto a los pediatras, la AAP les aconseja hacer siempre dos preguntas a sus pacientes: si tienen televisión o conexión a Internet en su cuarto, y cuánto tiempo dedican a las pantallas cada día. Deberán estar especialmente atentos a aquellos niños o adolescentes que presenten conductas relacionadas con el uso excesivo: obesidad, consumo de tabaco o alcohol, conducta agresiva, etc.

Por otro lado, se recomienda a los pediatras trabajar con los colegios y con la industria del ocio tecnológico para concienciarles sobre qué tipo de dispositivos o contenidos son apropiados para cada edad. Finalmente, la AAP pide al gobierno federal que financie un estudio a gran escala para determinar cuáles son los efectos concretos derivados del uso excesivo de cada pantalla.

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