La CIA y el KGB chocaron por la novela

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El escritor ruso Iván Tolstói ha dedicado veinte años a investigar sobre el destino de los manuscritos de la famosa novela El doctor Zhivago, de Borís Pasternak, publicada en 1957 por vez primera en Italia. La novela provocó una encendida polémica entre la Unión Soviética y Occidente, que subió de temperatura cuando al año siguiente Pasternak obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

El subtítulo del libro (1) explica con acierto su contenido: “El doctor Zhivago de Pasternak entre el KGB y la CIA”. Para escribir este libro, Tolstói se ha entrevistado con muchos de los supervivientes que protagonizaron aquellos hechos tanto en la Unión Soviética como en Polonia, Italia, Francia, Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos, países que intervinieron muy activamente en la edición de la novela de Pasternak. También ha conseguido utilizar la documentación de los archivos del Premio Nobel, que no están a disposición de los investigadores hasta cincuenta años después de que se conceda el premio. Estos documentos, a los que el autor pudo acceder en 2009, le han permitido conocer las valoraciones literarias y extraliterarias que en su momento se hicieron de la obra de Pasternak, candidato al Premio Nobel por vez primera en el año 1946.

Además, Tolstói ha tenido acceso en los archivos del KBG a parte del expediente relacionado con la vida de Pasternak y la encendida polémica que provocó la publicación de su novela (otros documentos todavía no se pueden consultar). Tolstói se ha entrevistado además con escritores rusos que intervinieron en aquellos sucesos y con los descendientes de Pasternak, de su amante Olga Ivínskaya y del editor italiano Gianfranco Feltrinelli.

La tragedia que padeció Pasternak en la Unión Soviética se suma a la larga lista de agravios que sufrieron muchos otros escritores rusos

Alabanzas y críticas
El resultado es un ensayo de investigación que se lee como una novela policiaca, con la Guerra Fría como escenario de unos sibilinos enfrentamientos en los que estaban absolutamente involucrados los servicios de inteligencia de un buen número de países. Resulta sorprendente hoy día que todo este enredo, con sus gravísimas implicaciones políticas, fuese provocado por la publicación de una novela, que provocó reacciones encontradas también entre los críticos fuera de Rusia.

Por ejemplo, estas son las impresiones del crítico de arte Vladímir Weidle a finales de 1957, uno de los primeros en opinar sobre la novela: “Mientras leía El doctor Zhivago no sabía de qué maravillarme más: de la profunda humanidad que respira todo el relato, donde las personas no están divididas en blanco y negro, donde las fórmulas abstractas no juzgan la vida sino que es la vida la que juzga todas las fórmulas y abstracciones, o de la fuerza y la precisión de la lengua que se intuye a través de la traducción, desprovista ahora de efectos externos, gracias a la cual todo lo que se dice se convierte para nosotros en algo inolvidablemente vivo”.

En cambio, para el escritor Vladímir Nabókov, se trata de “un libro torpe y tonto, una porquería melodramática, histórica, psicológica y místicamente falsa, llena de recursos de lo más vulgar (coincidencias, encuentros)”. Nada menos.

Eso sí, la tragedia que padeció Pasternak en la Unión Soviética tras la publicación de esta novela en el extranjero se suma a la larga lista de agravios que sufrieron muchos escritores rusos, que pagaron incluso con su propia vida en los campos del Gulag su rechazo a la política represiva del régimen soviético.

Mientras en la URSS se prohibía la novela, la CIA intervino directamente para que la novela se publicase en diferentes países

Una novela de espías
Este libro comienza con la narración de lo que pudo haber sucedido con uno de los manuscritos de la novela, el que Pasternak entregó a mediados de 1956 al editor italiano Giangiacomo Feltrinelli y este a su traductor en Milán. El manuscrito, pocos meses después, volvió a hacer un viaje en avión de Milán a Roma, pero por causas desconocidas, el avión desvió su rumbo a Malta, donde estuvo dos horas. En esas dos horas, cuenta Tolstói, la CIA, con la previsible ayuda de alguna otra organización de espionaje, consiguió una copia de la novela de Pasternak con el objetivo de publicar una edición pirata en ruso de la novela.

A Iván Tolstói le cuadran las fechas, los tiempos y las acciones, y piensa que el manuscrito ruso que se encuentra en la Universidad de Michigan, en la ciudad de Ann Arbor, que es idéntico al manuscrito que Pasternak entregó a Feltrinelli para la edición italiana, procede de esta maniobra de la CIA.

Oscuras maniobras
Por el contenido de su novela, Pasternak intuía que no iba a ser autorizada para publicarse en su país, como así sucedió. Cuando el KGB supo que Pasternak había enviado un manuscrito al extranjero, primero intentaron apoderarse de él, lo que no les fue posible. Luego, el gobierno prohibió su publicación en la URSS. La CIA vio en este embrollo una excelente oportunidad para dejar en evidencia a la URSS e intervino directamente para que la novela se publicase en diferentes países, provocando un sonoro revuelo.

La investigación de Iván Tolstói sobre la publicación de la obra de Pasternak se lee como una novela policiaca, con la Guerra Fría como escenario

Pero no bastaba con esto. Como Pasternak seguía siendo candidato al Premio Nobel, pensaron que una condición indispensable para que tuviese posibilidades de ganar el premio era que apareciese una edición en ruso. Todos los involucrados en este asunto pensaban que esta edición era clave para el éxito de la maniobra, aunque años después los archivos del Nobel han desmentido que fuese imprescindible una edición en ruso para que consiguiese el Nobel.

Pasternak promovió de manera interesada y calculada la edición de su novela fuera de la URSS, sabiendo que iba a tener muy difícil publicar El doctor Zhivago en su país. Al manuscrito de Feltrinelli, apenas revisado por el autor, hay que sumar otros manuscritos corregidos por Pasternak que entregó a diferentes personajes para la edición francesa dela novela. Tolstói explica muy bien cómo tuvo lugar todo este proceso.

La polémica del premio Nobel
La obtención del Nobel en 1958 destapó la caja de los truenos. Pasternak envió un telegrama a Suecia en el que se mostraba “infinitamente agradecido, conmovido, orgulloso, sorprendido, turbado”. Al poco tiempo, sin embargo, como consecuencia de las reacciones políticas, periodísticas y literarias que se produjeron contra su persona, tuvo que renunciar al premio: “En relación con el significado que la sociedad a la que pertenezco ha dado a su premio, debo renunciar a esta inmerecida distinción. Ruego que no tomen mi renuncia voluntaria como un agravio”. Contra él, se orquestó una campaña de calumnias en los medios de comunicación que acabó con su sonora expulsión de la todopoderosa Unión de Escritores en la URSS.

Pero su novela, todavía más con el apoyo del Premio Nobel, se había ya convertido en un fenómeno literario en Occidente, con miles de ejemplares vendidos en todos los países en los que se publicaba. Pasternak ganó mucho dinero con su novela, dinero que le fue llegando con cuentagotas a través de diferentes canales. Esto provocó suspicacias entre su familia y Olga Ivínskaya, su amante, quien escribió incluso años después unas memorias, con muchas falsedades, Rehén de la eternidad, donde repasa su relación con el Premio Nobel. Ivinskaya fue utilizada por el KGB para conocer de primera mano los movimientos de Pasternak en relación con su novela. De esto apenas habla en sus memorias.

El peso del totalitarismo
La investigación que ha escrito Iván Tolstói en La novela blanqueada es todo un thriller en el que la literatura es la excusa para la estrategia política. Pasternak provocó un auténtico torbellino político, que inauguró además la posterior campaña de la CIA de publicar fuera de la URSS y bajo su auspicio novelas y testimonios sobre la vida en la URSS, prohibidos por un régimen.

Este miedo a la libertad queda una vez más en evidencia en este libro, pues la literatura fue por momentos la punta del iceberg de la denuncia de los métodos de represión soviéticos a todos los niveles. Años después, Archipiélago Gulag, de Solzhenitsyn, hará saltar por los aires la secreta eficacia de los campos de concentración, ignorada deliberadamente por muchos intelectuales europeos, defensores a ultranza de los valores comunistas y víctimas también de su eficaz propaganda.

Y todo esto por una novela.

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(1) Iván Tolstói, La novela blanqueada. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona (2014). 400 págs. 23 €. T.o.: Otmyty román Pasternaka: “Dóktor Zhivago” mezhdu KGB i TsRU. Traducción: Joaquín Fernández-Valdés.

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