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Universidad española: ¿reducir carreras, alumnos, instituciones?

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En España existen 50 universidades públicas y 28 privadas: 1,7 por millón de habitantes, tasa parecida a la de Inglaterra. El problema, económicamente hablando, viene más del exceso de titulaciones ofrecidas y de la poca especialización de las universidades que de su número.

El informe La Universidad española en cifras 2010, de la Conferencia de Rectores, señala las principales causas de la inflación de carreras: “La insuficiente reflexión de las instituciones, las presiones de la sociedad local, los propios intereses de los claustros académicos y la persistente debilidad de la función coordinadora de las administraciones central y autonómicas”.

La elevada tasa de matriculación universitaria en comparación con la de otros estudios terciarios es un indicio más. En España, la formación profesional de grado superior sigue siendo una opción minoritaria, pese a que los informes de la OCDE han venido insistiendo en que España necesita derivar más alumnos hacia esas enseñanzas. El número de matriculados en la universidad, que había caído un 12% desde el año 2000, ha vuelto a aumentar desde entonces, muy probablemente por la crisis, y en el curso 2009-2010 alcanzó 1,55 millones de alumnos. Una perspectiva más amplia da muestra de la magnitud del desequilibrio: según el informe citado, la oferta universitaria creció un 43% de 1996 a 2008, al tiempo que la demanda bajaba más de un 15%.

Más alumnos pero menos ingresos
El elevado número de universitarios podría dar más ingresos a las instituciones, pero cuando el erario público subvenciona cerca de un 80% de los costes de la carrera, matricular tantos alumnos puede suponer el declive financiero de una universidad. Precisamente, una de las medidas anunciadas recientemente por el ministro de Educación consiste en aumentar el porcentaje del coste total que corresponderá sufragar al estudiante. El porcentaje medio de subvención pública en la OCDE, según Education at a Glance 2011, era en 2008 de un 69%. Además, la tendencia desde el año 2000 había sido a la baja, mientras que en España había ocurrido todo lo contrario: el Estado había ido asumiendo una parte cada vez mayor de los gastos.

No obstante, también es cierto que el coste real de un año de universidad en España (10.363 euros) es inferior al de casi todas las grandes economías europeas. Aparte de las antiguas repúblicas soviéticas, solo en Italia, Islandia y Portugal son menores los costes anuales por universitario. Francia, Alemania, Reino Unido, y no digamos los países escandinavos, superan ampliamente las cifras españolas.

Fundir grados
Con aquellos grados que no tengan suficientes alumnos se puede optar por suprimirlos o fundirlos con los ofrecidos por otras universidades, para aunar esfuerzos en tiempos de crisis. Cataluña ha sido la primera comunidad autónoma en tomar cartas en el asunto. Para el curso que viene se espera que desaparezcan los grados universitarios que no cuenten con un mínimo de 40 nuevos alumnos. En el curso 2010-2011 hubo un total de 57 títulos con menos de 30 estudiantes, y 98 con menos de 44.

Además, la Generalitat catalana se plantea pedir en la próxima Conferencia de Educación y Universidades que las comunidades autónomas paguen por sus jóvenes que estudian en las universidades catalanas. Esta medida no ha gustado a Francisco González Lodeiro, rector de la Universidad de Granada. Lodeiro insistió en que no se puede imponer una tasa a un ciudadano español, sea de donde sea, por estudiar en su propio país.

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