Nuevos modelos de financiación para la cultura

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Organizado en Madrid por la Fundación Contemporánea y el Círculo de Bellas Artes, Pública se ha convertido ya en un encuentro internacional lleno de sugerencias para los profesionales de la gestión cultural.

Si antes la cultura era gestionada por los gobiernos, cada vez son más importantes las ciudades

Una de las convicciones de ponentes y participantes era dejar de mirar al pasado y seguir trabajando con nuevas formas de financiación de las que hubo muchos ejemplos. Esas formas varían conforme al tipo de empresa cultural de la que hablemos. Por eso, Miguel Ángel Recio –Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte– destacó la importancia del micromecenazgo facilitado por la nueva ley fiscal. Pero también insistió en la búsqueda de donantes de obras, de amigos de los museos y del proselitismo que cada entusiasta de la cultura puede hacer con su museo preferido.

Recordó que España es el país con mayor patrimonio cultural del mundo incluyendo sus importantes archivos –dato desconocido por unos y desaprovechado por muchos– y el tercero con más Patrimonio de la Humanidad. Se mostró contrario a la guerra entre museos por atraer el mayor número de visitantes, y destacó la importancia de una visita de calidad, con preparación y calma, un disfrute sosegado de la obra de arte, sin selfies, ni vídeos. Cada uno puede contagiar su entusiasmo a un amigo, que puede ser un posible pequeño mecenas, o un donante de obra o un financiador. La sociedad civil se compone de ciudadanos que pueden y deben opinar de sobre la gestión del museo del que son Amigos, por ejemplo.

Relaciones entre artistas y patrocinadores

En esta visión coincidió con Trevor Carlson, Director Ejecutivo de Thorus Arts. Como estadounidense animó a los españoles a dejar de lloriquear y de mirar al pasado para construir relaciones reales y duraderas entre creadores y mecenas. Dentro de los nuevos paradigmas culturales, Thorus Arts, empresa afincada en Cataluña, pone en marcha proyectos de muy variado carácter como Música en vena, artistas de performance como Agnès Mateus y otros muchos. Al final, construir relaciones reales y duraderas entre artistas y patrocinadores, como núcleo de apoyo y de estrategias de financiación y mecenazgo a largo plazo, fue su claro y eficaz mensaje.ç

La cultura mueve el 4,4 % del PIB de la UE y da trabajo a 8,3 millones de personas

Casi todos los ponentes dejaron la crisis económica a un lado, y mostraron la necesidad de trabajar duro para salir adelante. El alcalde de Málaga ha conseguido que el Centro Pompidou ponga su primera sede estable fuera de Francia en su ciudad. Francisco de la Torre ha sabido venderles el potencial de Málaga y el Centro ha arriesgado. Nathalie Vaguer-Verdier, Directora general del proyecto, se mostró optimista con el nuevo museo, que no será un simple lugar de exposición, sino un laboratorio donde 80 artistas trabajarán en el concepto de cuerpo humano y desde la danza y el video-arte. El emplazamiento estratégico del “Cubo” que emerge cerca del puerto, forma visible del Centro Pompidou y el tipo de turismo y habitantes de Málaga –que tiene otros 28 museos– ha sido definitivo para este nuevo proyecto.

En Madrid, los propios promotores de Pública –Fundación Contemporánea y La Fabrica- y en su misma sede, el Círculo de Bellas Artes, han creado una nueva Escuela de Profesiones artísticas, Sur.

Grandes y pequeños eventos

Els Ottenhof, directora del Museo CoBrA de Arte Moderno de Amstelveen (Holanda), dejó claro que gran parte de su esfuerzo se dedica a encontrar financiación tanto en su país como fuera, incluso en el Golfo Pérsico. Se reúne algunas semanas con seis patrocinadores, viaja y busca constantemente modos de financiar su pequeño y especial Museo.

Pero lo interesante es su lotería. BankgiroLoterij hace una campaña de marketing brutal de tal modo que medio millón de personas compran esa lotería de la que el 40 ó el 50 % de lo recaudado se dedica a financiar la cultura. Una idea de la que se podría tomar nota. Ottenhof no es tan partidaria de los amigos del Museo como lo puede ser El Prado o el Thyssen españoles, porque a ellos les resultan caros; por eso –añadió- prefieren emitir bonos para financiar grandes eventos o piden un suplemento en el precio de taquilla. Así, las grandes exposiciones de miles de visitantes se constituyen en base financiera para otras exposiciones menos frecuentadas. Por otro lado, Els Ottenhof destacó que, a pesar de los altos precios de los museos holandeses, las visitas crecen. En cambio, Miguel Ángel Recio destacó las facilidades para conseguir entrada gratis en muchos museos españoles, cuando tantos se quejan de su precio elevado.

Big Data

Otro tema de Pública fue el tratamiento de datos para una mejor relación y conocimiento del público. El Big Data es algo cuya utilidad real aún debe comprobarse para la gestión cultural tal y como señaló Claire Round, Directora de marketing del English National Opera. Cada compra de una entrada a la ópera, que se hace por Internet, cada “me gusta” en Facebook, cada tuit es medido y utilizado para conocer al consumidor cultural y poder ofrecerle lo que desea. Pero tratar los datos y saber utilizarlos bien requiere una buena estrategia: la primera es la interpretación y luego la segmentación. Después se requerirá la flexibilidad de las empresas culturales para adaptarse a su público.

El Big Data es un potencial que empresas como Apple, Spotify, Google, Facebook, etc. saben utilizar perfectamente, pero aún están por crearse mejores programas para gestionar empresarialmente estos datos. Programas y estudios estratégicos que, unidos a los objetivos de la empresa cultural de que se trate, ayuden a una mejor gestión y a conseguir más público.

Hay que construir relaciones reales y duraderas entre artistas y patrocinadores, como núcleo de apoyo y de estrategias de financiación

El Director de Cultura y Creatividad de la Comisión Europea, Michel Magnier, recordó que la cultura mueve el 4,4 % del PIB de la UE y da trabajo a 8,3 millones de personas. Por eso, el sector cultural es importante para crear empleo y también para promover la cohesión social, pues reduce desigualdades sociales. Pero la UE no tiene competencias legislativas en cultura, solo puede hacer recomendaciones, nombrar capitales europeas de cultura y, eso sí, destinar un paquete de 350 millones de euros a la inversión cultural.

Destacó también varios temas hoy candentes: el mercado único digital que facilite que las obras culturales sean accesibles a todos y que se cumplan las leyes de propiedad intelectual para evitar la piratería. Remunerar la creación es importante, porque si no, desaparecerá. Consciente de la complejidad del tema y de que muchos defienden el acceso a todo gratis, insistió en la importancia del copyright y también en el valor de los creadores que no debe ser acaparado por los grandes operadores como Google, Apple y Spotify entre otros.

La cultura en la ciudad

Si antes la cultura era gestionada por los gobiernos, cada vez son más importantes las ciudades, insistió Magnier. Por una parte están las capitales culturales europeas, que muestran cómo la cultura genera la confianza de las personas en el futuro, tal y cómo ocurrió en Mons (Bélgica), y cómo se pretende que ocurra en San Sebastián 2016, de modo que se facilite su cambio de un modelo de desarrollo a otro distinto. El millón y medio de euros que la UE facilita para aplicar el programa puede ayudar.

Sobre ello habló también José Francisco García, Director General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid, donde cada vez se promueve más la cultura participativa en la que el público es activo y transformador. La seña de identidad de las ciudades, su sostenibilidad y las llamadas ciudades inteligentes fue algo destacado en muchas de estas presentaciones. Esta sería otra de las maneras de ver la cultura: las ciudades no sólo cambian por lo que sus gobernantes realizan, sino por lo que sus ciudadanos hacen, eligen, promueven, convocan. Los ciudadanos son un público ya no pasivo y mero receptor, o simple consumidor, sino colaborativo, responsable, mecenas y, por tanto, gestor o promotor. La sociedad civil se compone de ciudadanos responsables también de la cultura que se realiza en sus ciudades.

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