La influencia del hombre en la biodiversidad: no todo son extinciones

Fuente: The Atlantic
publicado
DURACIÓN LECTURA: 1min.

El discurso científico sobre la influencia del hombre en la biodiversidad habitualmente se ha centrado en las extinciones. No obstante, como explica un artículo de The Atlantic, la huella del homo sapiens no ha sido solo negativa. Para hacer un balance sería necesario comparar el número de especies extinguidas con el de otras nuevas que deben su aparición también a factores humanos como la creación de nuevos ecosistemas, la caza, la relocalización de animales y cultivos, o su domesticación.

Sin embargo, este cálculo no resulta sencillo. En primer lugar porque la especiación (el proceso de formación de una nueva especie) no ha recibido tanta atención científica como la extinción. Algunas investigaciones han documentado casos de este fenómeno asociado a actuaciones humanas. Una publicada en agosto del año pasado señalaba que la mayoría de los cultivos más abundantes en el planeta actualmente son resultado de la influencia del hombre. Con todo, queda mucho por saber: por ejemplo, apenas se ha estudiado cómo ha evolucionado la biodiversidad entre los microorganismos.

Por otro lado, incluso si se tuviera el mapa completo de los procesos de extinción y especiación debidos al hombre, medir la huella humana con este criterio tendría sus pegas. Una de ellas es estrictamente científica: la pérdida de diversidad filogenética asociada a la desaparición de una especie antigua no es compensada por la aparición de una nueva que solo es un derivado parcial de otra ya existente. En este caso, uno menos uno no es igual a cero.

El otro problema es más bien cultural: tendemos a valorar más lo que entendemos como natural que aquello que nos parece artificial. A pesar de que los procesos de extinción y especiación llevan miles de años desarrollándose, nos parece que el nacimiento de una nueva especie por influjo de la actividad humana resulta algo así como una contaminación de la naturaleza.

Un artículo publicado en junio en la revista Proceedings of The Royal Society B reclama una investigación más profunda, más precisa, y menos sentimental, de la huella del hombre en la biodiversidad. El discurso conservacionista que solo se fija en las extinciones no es del todo objetivo.

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