Europa: reducir las emisiones de CO2 no es barato

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Los gobiernos europeos se han puesto manos a la obra en la lucha contra el cambio climático, tras la propuesta de la Comisión Europea a los países miembros de reducir el 20% de las emisiones de CO2 antes de 2020; y lograr que, para ese año, el 20% de la energía que se consume en la UE provenga de fuentes renovables y el 10% de combustibles biocarburantes.

Los países comienzan a estudiar medidas destinadas a que la suma de muchos pocos, reduzca la emisión de CO2 . Así, la tradicional bolsa de plástico se ha convertido en uno de los primeros objetivos, también por su dificultad de reciclado. En España, por ejemplo, se distribuyen al año 10.500 millones de bolsas de plástico. Solo un 10% de esas bolsas acaba en el contenedor amarillo, de dónde serán recogidas para ser tratadas y posteriormente reutilizadas. ¿Y las demás bolsas? Muchas terminan en los vertederos municipales, pero basta abrir los ojos para ver cuáles son sus otros destinos: las calzadas, los árboles, el mar, el campo. Si tenemos en cuenta que cada una de esas aparentemente inofensivas bolsas emite cuatro gramos de CO2 , la emisión nacional asciende a 441.000 toneladas, lo que supone el 0,1% del total.

Un porcentaje suficiente para que el gobierno español haya iniciado conversaciones con los agentes implicados (fabricantes, grandes superficies, consumidores, etc.) para buscarle una solución al problema. Una de esas posibles soluciones planteadas es la puesta en el mercado de unas bolsas biodegradables, hechas con almidón de patata, que se degrada completamente en 90 días.

Otros países europeos, como es el caso de Irlanda, han dado ya una respuesta a la cuestión de las bolsas y desde hace años han optado por cobrarlas: de este modo se consiguió una reducción, si bien ahora se plantea aumentar el precio.

También hay medidas programadas para frenar la acción de otro de los residuos emisores de dióxido de carbono: las botellas de vidrio. El Ministerio de Medio Ambiente español quiere que el 50% de las botellas de vino sean reutilizables. Pero aquí tendrá que hacer frente a la patronal del vino, que ve en esté medida una amenaza seria a la calidad de sus productos.

En cuanto al objetivo de dar un mayor peso a los biocarburantes, lo que se discute es si la utilización masiva de biocombustibles, sin unos criterios de sostenibilidad claros, da lugar a una subida de los precios de los cereales y acelera la deforestación. Si bien es cierto que este tipo de carburantes favorecen notablemente la reducción de emisiones del transporte, algunos métodos de producción de biocombustibles pueden originar daños colaterales en los ecosistemas naturales, o crear desequilibrios económicos en otros países, como ha ocurrido con la subida de los precios del maíz en México.

También el Parlamento inglés se opuso a la recomendación de la Comisión de dar más peso a los biocombustibles: según los diputados británicos, las emisiones de CO2 de los vehículos de motor pueden reducirse más fácilmente con otros métodos menos perjudiciales para el planeta en su conjunto.

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