Baja la inversión en investigación con células madre embrionarias

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Aunque algunos científicos tienen puestas muchas esperanzas en la investigación con células madre embrionarias, los inversores se muestran escépticos. La inversión privada en empresas dedicadas a la investigación con células madre embrionarias (CME) ha bajado un 50% en los últimos tres años. El precio de la acción de casi todas las empresas está por los suelos. La propiedad intelectual de muchas líneas de investigación está a la venta a precio de saldo.

Según Science (21-III-2003), a partir de 1997 se produjo un aluvión de inversiones privadas en empresas biotecnológicas, propiciado por las noticias de la secuencia del genoma humano. En marzo de 2000 -a poco del anuncio definitivo-, la empresa californiana Geron, por ejemplo, estaba valorada en más de mil millones de dólares y vendía sus acciones a 69 dólares. El pasado 11 de marzo, la acción alcanzó el precio más bajo de las últimas 52 semanas: 1,41 dólares. ¿Qué ha ocurrido en este tiempo?

Según Steven Dickman, analista de Techno Venture Management (Boston), «los científicos siguen muy interesados, pero la inversión ha perdido fuelle: los inversores no han visto beneficios en este tiempo».

En efecto, los precios de las acciones no ha hecho más que bajar en los últimos doce meses. La acción de PPL Therapeutics alcanzó los 320 dólares a principios de 2000; a mediados del pasado mes de marzo estaba a 11 dólares. En el mismo periodo, las acciones de BresaGen pasaron de 90 centavos a 15.

La respuesta de las empresas de biomedicina ha sido reducir la plantilla de investigadores. Advanced Cell Technology ha perdido a tres de los cuatro mejores científicos que fichó en 2001 (Tony Perry y Teruhiko Wakayama, los primeros en clonar un ratón; y Tanja Dominko, el mayor conocedor de las técnicas de clonación de primates). Geron ha despedido a más de la mitad de sus investigadores. La australiana BresaGen, que creó varias líneas de CME, ha reducido el departamento de CME de 35 a 25 investigadores en los últimos seis meses.

Según la revista, a estos científicos solo les queda confiar en las ayudas públicas, lo que significa, entre otras limitaciones y para el caso de EE.UU., investigar en las líneas de CME creadas con anterioridad a agosto de 2001 (nueve en la actualidad). En cuanto al dinero, las propias empresas afirman que no creen que puedan volver a atraer inversiones hasta que no haya resultados clínicos reales.

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