Primer encuentro entre el Papa y el gran rabino de Israel

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Por primera vez desde el nacimiento del Estado de Israel, un gran rabino visitó al Papa en Roma. El encuentro, que supone un nuevo paso en el acercamiento entre la Santa Sede e Israel, fue una ocasión para «reafirmar la superación de la incomprensiones históricas, incluso graves, e invocar juntos el don de la fraternidad entre los pueblos herederos de la fe de Abraham», según comentó el portavoz de la Santa Sede.

Juan Pablo II y el gran rabino ashkenazi de Israel, Israel Meir Lau, mantuvieron en Castelgandolfo un «encuentro de carácter religioso» de media hora de duración, celebrado en un momento particularmente delicado para la paz en Tierra Santa, a cuyos artífices políticos el Papa y el gran rabino ofrecieron su «apoyo moral».

El rabino renovó al Papa la invitación para visitar Israel, que ya le había dirigido hace un año el ministro de Asuntos Exteriores del país, Simón Peres. El Papa agradeció el ofrecimiento y comentó: «Espero que la Divina Providencia me conceda un día ir de nuevo en peregrinación a Tierra Santa. Se va acercando el tiempo de visitar Jerusalén».

A la pregunta sobre la fecha de ese posible viaje de Juan Pablo II, que ya estuvo en Tierra Santa en noviembre de 1963, cuando era arzobispo de Cracovia, fuentes de una y otra parte respondieron que no había ninguna previsión, como tampoco sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas entre el Vaticano e Israel.

En el curso de la audiencia, que se inició con un intercambio del saludo shalom (paz), estuvo presente el hermano del rabino, Neftalí Leví. La familia es de origen polaco y el tío de ambos había sido rabino en Wadowice, la ciudad natal del Papa. Al final del encuentro entró también la mujer de Meir; tienen ocho hijos y 22 nietos, todos en Israel: «Dios bendiga a toda vuestra familia», comentó el Papa.

El rabino recordó a los periodistas, no sin emoción, un episodio ocurrido en Cracovia: una familia adoptó a un niño judío, cuyos padres habían muerto en Auschwitz. La madre adoptiva pensó en bautizar al chico, y lo llevó al sacerdote. Pero éste se enteró de que los padres del muchacho habían expresado el deseo de que, si no volvían del campo de concentración, su hijo supiera que era judío y se marchara a Israel. El sacerdote respetó la intención de los padres: «Ese sacerdote era Karol Wojtyla».

En Israel existen dos grandes rabinos, en representación de las dos grandes tradiciones desarrolladas en la diáspora. El rabino ashkenazi representa las comunidades hebreas procedentes de Europa central y oriental; el sefardita, actualmente Eliahu Bakshi Doron, es heredero de las tradiciones de Europa meridional. Ambos son elegidos cada cinco años por el Parlamento. No desempeñan ninguna función sagrada, sino ritual e institucional. Junto a ellos, existe el hebraísmo ultraortodoxo, opositores del ideal sionista (y muy críticos de esta visita del rabino al Papa). El último encuentro entre un Papa (Pío XII) y un gran rabino se remonta a 1946, dos años antes del nacimiento del Estado de Israel.

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