Lenta integración de la población negra en EE.UU.

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Aunque el caso de O.J. Simpson ha mostrado, según la mayoría de los comentaristas, que Estados Unidos sigue estando dividido por causa de la raza, las estadísticas revelan un notable progreso social de la minoría negra. La tendencia a una mayor integración se observa especialmente en las políticas sobre la vivienda, en la educación superior y en el número de matrimonios inter-raciales.

Desde que, en 1960, una ley prohibió la segregación en la vivienda, la gente de color sigue trasladándose a barrios antes habitados sólo por blancos. En la década de los años 80, la segregación descendió en más del 80% de las zonas analizadas en un estudio de la Universidad de Michigan. En el conjunto del país, las zonas con menos segregación son las de rápido crecimiento en el suroeste y el oeste, hacia donde van poco a poco trasladándose familias negras. Lo que no oculta la segregación existente en muchas grandes ciudades, donde la población negra de clase baja se concentra en barrios deprimidos, abandonados por los blancos.

La integración se va consolidando también en la enseñanza superior, a juzgar por un análisis de The Economist (4-XI-95). La revista cita otro estudio de la Universidad de Michigan, realizado mediante una encuesta a 6.000 universitarios, según el cual el 60% de los alumnos de origen asiático, el 72% de los procedentes de México y el 15% de los de ascendencia europea estudian frecuentemente con personas de otro grupo étnico. Por otro lado, en las universidades del país hay ahora más estudiantes negros que nunca. Además, menos de un cuarto de los universitarios de color estudian en colleges con mayoría de alumnos negros. Pero en el nivel de la enseñanza básica la igualdad ha perdido terreno. Tras casi dos décadas de mayor integración -entre 1970 y 1988-, en 1991 la segregación volvió al nivel de 1980.

Otro punto positivo es el creciente número de matrimonios «mixtos» de blancos y negros. Hoy hay 242.000, cuatro veces más que en 1970. Pero no toda la población negra goza de esta suerte por igual. En general, las mujeres tienen más éxito en la escuela y en el mundo profesional que los varones. Hay más mujeres negras que varones en la Universidad: 226.000 más en 1993. Y ellas consiguen más doctorados: en 1992, las universidades del país otorgaron 951 doctorados en ciencias a personas de color, de los que 565 eran mujeres.

A la hora de conseguir un trabajo, las mujeres de color cuentan con dos claras ventajas -en términos de «acción afirmativa»-: su sexo y su pertenencia a una minoría. Lo que hace tiempo eran impedimentos, tal vez ahora les facilite firmar mejores contratos que los varones de su raza. Así, entre 1984 y 1994, se duplicó el número de mujeres negras ejecutivas, mientras que el de varones aumentó sólo un 50%.

Dentro de la población negra, hay muchas más mujeres que hombres en las tres categorías profesionales más altas, según datos hechos públicos recientemente por la Oficina del Censo. E incluso en las áreas tradicionalmente acaparadas por hombres, las mujeres medran más en la actualidad. Por ejemplo, el número de mujeres blancas en cargos oficiales se ha multiplicado casi por quince desde 1970, mientras que el de varones, sólo por tres. (También es verdad que entonces la cifra de mujeres era inferior).

En cuanto a la retribución económica, entre las recientes graduadas universitarias, las de color ganan una media de 15 centavos por hora más que sus colegas varones, y tres centavos más que las mujeres blancas.

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