El cristianismo, visto por los israelíes

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En la visión del cristianismo por parte de la población de Israel hay que distinguir entre los laicos (44%), más abiertos, y los religiosos ortodoxos y ultraortodoxos, que componen el 20% de la población. En una interesante encuesta realizada este año por el Institute for Israel Studies entre 500 personas, representativas de la población adulta judía, se preguntaba por la actitud hacia el cristianismo y ante la presencia cristiana en Israel (ynetnews.com, 24-02-2009).

Aunque la Iglesia católica habla hoy del judaísmo como “nuestros hermanos mayores”, no parece que la otra parte vea tal cercanía. Mientras que el 54% de los israelíes laicos consideran que el cristianismo está más cercano al judaísmo que el islam, solo el 17% de los religiosos lo ven así y el 48% dicen que el islam está de hecho más próximo.

Especialmente significativo es que la mayoría de los israelíes consideran que la actitud de la Iglesia católica hacia el judaísmo no es positiva. Entre los laicos, solo el 43% piensan que sea positiva, mientras que el 65% de los religiosos dicen que es negativa.

Al 60% de los religiosos les molesta incluso ver a una persona que lleva la cruz. Quizá por eso se producen incidentes como el que ocurrió en diciembre de 2007 a un grupo de obispos austriacos, encabezados por el cardenal Christoph Schönborn, que pretendían rezar ante el Muro de las Lamentaciones. El rabino encargado del lugar les exigió que se quitaran o ocultaran sus cruces pectorales, y al negarse a ello tuvieron que rezar desde lejos. Sin embargo, en la histórica foto de Juan Pablo II rezando ante el Muro en 2000, el Papa lleva su cruz. El rabino explicó que “la cruz es un signo que daña los sentimientos judíos”. Aunque sería más exacto decir de “algunos judíos”, pues, según la encuesta, al 91% de los judíos laicos les da igual.

En casi todas las cuestiones los judíos laicos tienen una actitud más tolerante hacia el cristianismo que los religiosos. Respecto a la posibilidad de que haya una enseñanza sobre el cristianismo en las escuelas, el 68% de los laicos está a favor, y el 52% piensa que debería incluir el estudio del Nuevo Testamento. En cambio, el 73% de los religiosos y el 90% de los ultraortodoxos quitarían toda referencia al cristianismo en el plan de estudios.

Ambos sectores están más cercanos cuando se les pregunta si el Estado debería impedir que las instituciones cristianas compraran terrenos en Jerusalén: el 64% de los laicos y el 95% de los religiosos quieren que se impida.

¿Deberían gozar los cristianos de libertad religiosa en Israel, un Estado judío? El 71% de los laicos responden positivamente, mientras que el 68% de los religiosos se oponen. El 48% de los religiosos dicen que la actividad de las Iglesias cristianas en Israel debería ser limitada, mientras que otro 48% de los laicos mantienen que deberían recibir la misma financiación que reciben las instituciones religiosas judías.

La libertad religiosa se pone a prueba de modo especial en el caso de conversiones al cristianismo. Un musulmán que en un país árabe abraza la fe cristiana corre un peligro a veces de muerte. En el caso de un judío que se convierte al cristianismo en Israel el riesgo es una especie de muerte social por marginación. “Ha habido procesos de conversos que han perdido la nacionalidad israelí, entre ellos frailes franciscanos, y algunos no han conseguido recuperarla”, asegura el P. Artemio Vítores. Por eso hay cristianos que no declaran serlo.

Benedicto XVI, un amigo

El clima de buenas relaciones entre judíos y cristianos que se fraguó durante el pontificado de Juan Pablo II podría consolidarse con Benedicto XVI, que siempre se ha mostrado como un amigo del pueblo judío. Basta recordar que visitó la sinagoga de Colonia en su primer viaje al extranjero; después estuvo en Auschwitz, donde condenó el antisemitismo; invitó al rabino jefe de Haifa al Sínodo de Obispos sobre la Biblia…

Pero si los motivos de conflicto, como el caso Williamson, provocan reacciones desmesuradas, los gestos positivos del Vaticano no han encontrado a menudo una correspondencia adecuada por parte israelí. Así lo advertía el año pasado la directora adjunta del Jerusalem Post, Caroline B. Glick, en un artículo de opinión (cfr. Aceprensa, 5-06-2008). La periodista israelí destacaba los esfuerzos de Benedicto XVI para hacer frente al integrismo islámico y lo presentaba como un amigo de Israel al que las autoridades hebreas no prestan la atención necesaria.

La periodista lamentaba esta desatención al Vaticano por parte del gobierno de Olmert, cuya política exterior solo se ha preocupado de “hacer reverencias ante el Departamento de Estado norteamericano”.

Glick escribía que, en lugar de apoyar al Papa en sus acciones contra el integrismo islámico, algunos líderes judíos estadounidenses se han dedicado a atacar a la Iglesia por algunas decisiones teológicas. En concreto, mencionaba la polémica por la rehabilitación del misal de san Pío V que, en la oración de los fieles del Viernes Santo incluye una oración “por los judíos, para que nuestro Dios y Señor ilumine sus corazones, para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres”. A algunos líderes judíos esta petición les ha confirmado que la Iglesia no renuncia a la conversión de los judíos, aunque para la Iglesia el reconocimiento de Jesucristo no es una traición al judaísmo sino la culminación de las promesas al pueblo de Israel.

La periodista opinaba que los cristianos “no están exigiendo que participemos en disputas teológicas ni tratando de convertirnos a la fuerza”. El judaísmo y el cristianismo “comparten valores comunes, y es sobre la base de estos valores como pueden emprender acciones conjuntas y cada uno puede juzgar las acciones del otro”.

Desde un punto de vista más teológico, el rabino jefe del asentamiento israelí de Efrat, Sholomo Riskin, escribía en el mismo diario que, así como la doctrina cristiana sobre el judaísmo ha cambiado, también debe hacerlo la actitud de los judíos hacia el cristianismo. Riskin, fundador de una importante red educativa, cree incluso que la amistad con los cristianos es de vital importancia para el futuro del pueblo judío, al que considera acorralado entre los planes nucleares de Irán y las ideas antijudías del mundo islámico. “Ahora, por primera vez desde la aparición del cristianismo, los principales líderes cristianos nos tienden la mano en señal de amistad”. El rabino Riskin se felicita de que los cristianos hayan difundido por el mundo los mandamientos que tienen en común con los judíos y considera que “desde esa perspectiva. judíos y cristianos son verdaderamente socios”.

Cien rabinos dan la bienvenida al Papa

En esta misma línea, más de cien rabinos de las diferentes denominaciones firmarán un mensaje que será publicado en el diario israelí HaAretz para dar la bienvenida a Benedicto XVI a Tierra Santa e impulsar el diálogo entre judíos y cristianos. La iniciativa ha sido promovida por el rabino Jack Bemporad, director del Centro para la Comprensión Interreligiosa, en New Jersey (Estados Unidos).

El mensaje de los rabinos lleva por titulo Unidos en nuestra era, inspirado en el título de Nostra Aetate, la declaración del Concilio Vaticano II que en 1965 dio un giro a las relaciones entre judíos y católicos. Dirigiéndose directamente al Papa, la página publicada por HaAretz explicará: Con este espíritu, nosotros, rabinos y líderes judíos, le damos cordialmente la bienvenida a usted y a su misión de paz en Israel. Con una sola voz, estamos unidos en nuestro compromiso a favor del diálogo interreligioso, de la apertura de más caminos para aumentar el entendimiento, y para reconocer y reforzar continuamente la importante relación que existe en todo el mundo entre católicos y judíos.

Está por ver si comparte esta idea el nuevo gobierno de Netanyahu, que se presenta como más intransigente que el anterior en el proceso de paz y en el que los partidos religiosos tienen una fuerte presencia.

En recientes declaraciones (Zenit, 20-04-2009), el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, reconocía que la visita de Benedicto XVI tenía, junto a la dimensión religiosa, también otra social y política. “Cuanto más amigo de Israel sea el Vaticano, más podrá valerse de esta amistad para hacer avanzar la paz y la justicia. Si las tensiones entre la Iglesia católica universal e Israel permanecen, nos afectan a todos, cristianos y árabes. Al contrario, si Israel mirase con confianza a la Santa Sede, se podría, sobre la base de esta relación de amistad, hablar de verdad, de justicia y de paz. De hecho, sólo con el lenguaje de la amistad se pueden pronunciar palabras que, en boca de un enemigo, serían rechazadas”.

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