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Crisis y cambio en la Europa del Este

Carlos Taibo

GÉNERO

Alianza. Madrid (1995). 276 págs. 800 ptas.

Desde la llegada al poder de Gorbachov, en 1985, en la Europa del Este se han producido cambios que ni el más agudo de los observadores hubiera podido intuir en aquel momento. El libro de Carlos Taibo da cuenta a un público no especializado de esos cambios. Pretende ser, sobre todo, una guía que familiarice con esa región euro-asiática y arroje luz para explicar algunos acontecimientos.

La obra se compone de 24 capítulos breves. En ellos, Taibo recoge argumentos explicativos básicos, inserta textos sobre algún aspecto particular y una bibliografía. Al final del volumen, publica una cronología, datos estadísticos de 28 países y de mapas de la región.

Las limitaciones de un libro como éste son inevitables. La más palpable quizá sea que se queda enseguida anticuado. El triunfo de los comunistas rusos en las elecciones de diciembre pasado, o el triunfo de un ex comunista en las elecciones presidenciales de Polonia, celebradas un mes antes, quedan fuera del análisis. Sin embargo, esos dos hechos importan mucho para valorar lo que ha ocurrido en Polonia y en Rusia en los últimos años.

Por otra parte, Taibo emplea un estilo académico y da la impresión de haber tenido poca relación directa con los países sobre los que escribe. Extraña que Taibo no haya citado a auténticos especialistas españoles en la materia, como Ricardo Estarriol, corresponsal de La Vanguardia desde hace más de veinte años para los países del Este de Europa, o Francisco Eguiagaray. Hubiera sido de desear que conociera las aportaciones de otro gran especialista, Viktor Meier, el recién jubilado corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung para los países del Este y que acaba de publicar un libro sobre la destrucción de Yugoslavia.

El libro de Taibo, aunque en general aporte líneas de razonamiento válidas y argumentos defendibles, yerra en otras ocasiones. Por ejemplo, dice: «Walesa inauguró el más claro modelo presidencialista de cuantos han cobrado cuerpo en la Europa central y oriental». Pero precisamente Polonia se caracteriza por mantener en vigor una Constitución de la época comunista, aunque muy enmendada, y por eso el modelo polaco fluctúa entre el presidencialismo y un sistema en que los auténticos resortes del poder están en el Parlamento y en el Gobierno. Un modelo presidencialista puro sí existe ahora en Rusia, después de que los rusos aprobaran una nueva Constitución con amplios poderes para el presidente, en diciembre de 1993.

José Grau

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