Tombstone

Director: George Pan Cosmatos. Intérpretes: Kurt Russell, Val Kilmer, Sam Elliot.

GÉNEROS

El western cabalga de nuevo. Bailando con lobos y Sin perdón han despejado el camino a un puñado de producciones que retornan al viejo Oeste. Tombstone lo hace a través de unos personajes -Wyatt Earp y Doc Holliday- que ya forman parte de la leyenda norteamericana, y que han dado lugar a dos clásicos del cine: Pasión de los fuertes, de John Ford, y Duelo de titanes, de John Sturges.

El film presenta a un Wyatt Earp (Kurt Russell) que deja su puesto de sheriff en Dodge City para establecerse con su mujer y sus hermanos Virgil y Morgan -también casados- en Tombstone, próspera ciudad de Arizona gracias a las minas de plata. Los Earp desean llevar una vida pacífica dedicada a los negocios. Pero sus planes se trastocan cuando deben enfrentarse a los Clanton y los McClaury. Contarán con la ayuda de Doc Holliday (Val Kilmer), enfermo tísico e íntimo amigo de Wyatt.

La narración bascula entre el tono épico y la pura acción. Esta mezcla, que ya emplearon el guionista Kevin Jarre y el director George Pan Cosmatos en Rambo, con éxito de taquilla, funciona sólo a ratos. Jarre, que logró impregnar de heroismo la interesante Tiempos de gloria, no da con la fórmula que haga a sus personajes legendarios, y a la vez salve la trepidación continua. Así, algunos diálogos y evoluciones -por ejemplo las dudas amorosas de Wyatt- suenan un poco con voz de falsete. Y eso que los actores están muy bien en sus papeles.

Pese a todo, es una película entretenida. No faltan algunas frases lapidarias, el canto a la amistad, el recurso a la venganza… temas típicos del western; en este caso se bañan con un cierto revisionismo a través de la filosofía del carpe diem. Pan Cosmatos resuelve bien un puñado de secuencias. Pero además de fallar en otras, le falta habilidad para hilvanarlas -a veces incluye escenas de acción que no vienen a cuento-, y para darlas una coherencia que podía haber hecho la película bastante mejor de lo que es.

José María Aresté

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