«Levantar cabeza» en Cuba

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Los cubanos se debaten hoy en un círculo vicioso: si trabajan para el Estado, no hay quien levante cabeza; si lo intentan por cuenta propia, el gobierno les corta las alas. Reproducimos algunos párrafos escritos por el ingeniero agrónomo Dagoberto Valdés Hernández en la revista cubana Vitral (septiembre-octubre 2003).

Casi todos los días me encuentro con un amigo, antiguo maestro, y le pregunto: ¿Cómo va la cosa? Siempre me contesta igual: ¡Ahí, tratando de levantar cabeza!

Me ha ido contando sus intentos de encontrar una forma honrada para mantener a sus tres hijos. Primero, puso una pizzería, tuvo que quitarla porque «se lo comieron a multas los inspectores» -según me explicó-. Le dije que quizá las condiciones no eran buenas… Se encogió de hombros y me dijo: ¡Hasta bata blanca tenía!

A los dos meses me dijo que había puesto un vídeo club. Tuvo que quitarlo porque le decomisaron los films y le prohibieron alquilar… Le dije que a lo mejor alguna película tenía un contenido reprobable… Me respondió: ¡Figúrate, las grabé de las películas del sábado!

Después vendió «fritas» en un carrito. A la semana siguiente le colocaron, por casualidad, otro carrito de una cadena estatal que vendía las mismas fritas, pero con menor calidad. (…) Tuve que quitarme -me respondió- porque vino un inspector de salud pública y me mató a multas y decretos por las mismas cosas que tenía el carrito de al lado, pero me dijo que aquel era responsabilidad del «organismo».

Luego pasó a vender cacahuetes, a alquilar bicicletas, a vender puercos, a criar pollos, a hacer vinos, ahora tiene una barbería… Pasé por allí y le hice la consabida pregunta: Eh, mi amigo, ¿cómo va la cosa? Me guiñó un ojo, y mirando para ambos lados, me dijo con esa picardía cubana: ¡Aquí, mi amigo, chapeando bajito… a ver si me dejan levantar cabeza!

Así es la vida de la inmensa mayoría de los cubanos de hoy. (…) Pero ¿por qué se trata a todo el que trabaja por cuenta propia como si fuera una persona marginal, no confiable, sujeto de cierta «peligrosidad»?

Se teme a estas iniciativas no sólo por la independencia económica que puede alcanzar un trabajador, sino porque trae consigo una independencia del Estado, que ejerce el papel de único empleador.

Una sociedad en la que se desaten las potencialidades personales y estas fuerzas de desarrollo social basada en la autogestión, no sólo mejora el nivel de vida sino que facilita el desarrollo humano integral. (…) Un pueblo culto es un pueblo que ha aprendido a levantar cabeza por sí mismo.

En el periodo de 1994 a 1996, cuando se liberaron varios empleos y trabajos por cuenta propia, se demostró, sin lugar a dudas, lo que es capaz de resolver la creatividad, el espíritu emprendedor y la capacidad de abrirse camino y levantar cabeza de los cubanos, de todos, porque lo mismo progresó un profesional, un campesino, un obrero o un ama de casa. Ese debería ser el verdadero plan de estímulos que el Estado cubano debería liberar.

Por eso la crisis económica de Cuba no ha levantado cabeza. Es verdad que tenemos un embargo económico y que el aislamiento internacional crece provocado por conductas internas, pero el mayor y peor bloqueo es aquel que se ha implantado sobre la creatividad, la gestión propia y el trabajo independiente de los cubanos.

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