La Unión Europea estrecha las relaciones con América Latina

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La Comisión Europea ha aprobado un documento que establece las ayudas financieras que América Latina recibirá de la Unión. El documento considera que Latinoamérica es una zona económicamente «emergente», por lo que reserva para ella 1.343 millones de ecus (casi 1.800 millones de dólares) hasta el año 2000.

La Comisión da a Latinoamérica un lugar prioritario en las relaciones exteriores de la Unión Europea (UE). Según el documento, América Latina ha registrado importantes progresos en los últimos años, tanto en el terreno político como en el económico. A la democratización en la mayoría de los países ha seguido una notable mejoría económica del continente, que creció un 3,2% anual entre 1991 y 1993, y un 3,7% en 1994. Sin embargo, añade el documento, aún se necesitan políticas macroeconómicas rigurosas.

Aun antes de esta nueva aproximación, la UE era la mayor fuente de ayuda oficial al desarrollo (AOD) y de inversiones exteriores para Latinoamérica. Ya en 1982, Europa aportaba a América Latina el 47% de la AOD, y en 1994 casi doblaba, con un 61%, la contribución conjunta de Estados Unidos y Japón (33,5%). Desde 1974, la ayuda europea al desarrollo de Latinoamérica ha alcanzado los 3.000 millones de ecus, sin contar créditos.

Respecto a las inversiones exteriores, entre 1980 y 1989 América Latina recibió el 45,5% de Europa y el 43,5% de Estados Unidos. Las exportaciones europeas a Latinoamérica han aumentado un 41% entre 1990 y 1993, lo que hace de esta zona, según el documento, «el continente más dinámico» para el comercio exterior europeo. Pero el balance es desigual, ya que las transacciones entre Latinoamérica y la UE suponen el 20% del comercio exterior de la primera y sólo el 5% de la segunda. La Comisión propone buscar el equilibrio con rebajas arancelarias y otras medidas de favor.

El documento señala que las relaciones bilaterales perseguirán tres objetivos: estrechar lazos políticos, fomentar la integración regional sobre la base del libre cambio y establecer un nuevo tipo de cooperación. Para llevar esto a cabo, el documento define «tres ejes prioritarios»: apoyo a los procesos democráticos, lucha contra la pobreza y fomento de la competitividad internacional.

Aunque el acercamiento de la UE a Latinoamérica no es un fenómeno nuevo ni se debe a que España ostente la presidencia de la Unión en el semestre en curso, coincide con un enfriamiento del fervor europeísta entre los españoles, que, en cambio, se vuelven ahora hacia sus parientes americanos. Según una encuesta hecha por Demoscopia entre 800 personas, con un margen de error del 3,5%, uno de cada dos españoles se identifica más, afectivamente, con los latinoamericanos que con los demás europeos. El 65% tiene una imagen buena o muy buena de los países latinoamericanos. La opinión más favorable es para Argentina, que es considerada una nación abierta y acogedora (82%), nada racista (74%), optimista (60%), creativa culturalmente (54%) y solidaria (52%). La estima por Argentina ha superado a la que recibe Italia, que era tradicionalmente la nación preferida por los españoles. Los encuestados valoran a Argentina incluso mejor que a España. Pero también aquel país tiene para los españoles puntos flacos: el 55% dice que es políticamente inestable y el 65% opina que su democracia es débil.

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