Centroamérica espera a Juan Pablo II

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El Salvador, Guatemala, Nicaragua
Del 5 al 9 de febrero Juan Pablo II visitará El Salvador, Guatemala y Nicaragua, para seguir después a Venezuela, donde permanecerá hasta el día 12. El Papa había estado ya en los tres países centroamericanos en 1983. Entonces era una zona convulsa por los conflictos bélicos; hoy se trata de una región más estable, donde las guerrillas han desaparecido excepto en Guatemala. En el aspecto religioso, si entonces preocupaba la teología de la liberación de corte marxista, hoy la principal dificultad es el avance de los grupos fundamentalistas protestantes.

En su viaje de 1983, cuando estos tres países atravesaban años difíciles y violentos, Juan Pablo II se presentó como «Mensajero de paz», instando a los centroamericanos a buscar la reconciliación. Nicaragua era gobernada entonces por el sandinismo de tendencia marxista, que ejercía una solapada pero constante persecución de la Iglesia fiel a la Jerarquía. Esta tensión se manifestó en las ofensas verbales contra el Santo Padre durante la Misa celebrada en Managua. El Salvador iniciaba una violenta lucha interna, en el iban a perder la vida 75.000 personas a lo largo de diez años de guerra.

Guatemala, que también sufría un conflicto interno armado, estaba gobernada por el general Efraín Ríos Montt, quien había tomado el poder en un golpe de Estado. Combatió duramente a la guerrilla mediante la táctica de «tierra arrasada» y armó en el campo a las patrullas de Autofedensa Civil, que con el tiempo se transformaron en una fuente de abusos contra la población. Ríos Montt, miembro de la Iglesia cristiana El Verbo, recibió a Juan Pablo II con gran frialdad, y durante el año y medio que duró su gobierno favoreció el crecimiento de las Iglesias evangélicas utilizando el poder del Estado.

Una región más estable

En esta segunda visita, Juan Pablo II encontrará una región más estable, donde todos los gobiernos han sido democráticamente elegidos. La pacificación ha permitido un proceso de desarme importante. Si en 1988 los ejércitos de los siete países de Centroamérica mantenían en armas un total de 210.000 hombres, en 1995 la cifra se había reducido a 127.000. El único conflicto bélico vigente es el de Guatemala, si bien las conversaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno han arrojado algunos signos positivos, como treguas temporales. Entre los avances está también el que la URNG (brazo político de la guerrilla) haya reconocido al nuevo presidente de Guatemala, Álvaro Arzú, como legalmente elegido.

En lo económico, la región ha mantenido una evolución positiva, con un crecimiento del 3,6% en 1994. La mayor amenaza económica ha sido la inflación, que en 1995 fue del 8,6% en Guatemala y el 11,5% en El Salvador. Por otra parte, Nicaragua y Honduras sufren graves déficits presupuestarios.

La estructura económica de estos países es muy frágil, pues lo que verdaderamente genera beneficios son las agroindustrias exportadoras. De ellas depende también el trabajo de los más necesitados, pues utilizan mano de obra intensiva, que generalmente proviene de las regiones y sectores de población más pobres.

En 1995, la mejora de los precios internacionales del café hizo que la economía de la región recibiera una importante inyección de recursos. Pero los productos no tradicionales encuentran a veces dificultades para acceder a los mercados extranjeros. Así, existe la amenaza de que Estados Unidos suspenda las importaciones de arveja, cuyo cultivo genera empleo para 102.000 guatemaltecos. En las relaciones con la Unión Europea, existen grandes esperanzas de prorrogar por nueve años más el Sistema de Preferencias Generalizadas, que otorga un acceso privilegiado al mercado europeo a las importaciones de los países centroamericanos; en 1993 las exportaciones crecieron un 22,3% y en 1994 un 51,2%.

Dividendos de la paz

Los países del Norte son corresponsables de la pobreza en estos países, ya que pagan siempre bajos precios por los productos agrícolas y venden cara la tecnología que éstos necesitan para su desarrollo.

Otra fuente de divisas para estos países son las remesas de emigrantes. Se estima que sólo en California viven más de un millón de centroamericanos. En la emigración a Estados Unidos han influido las guerras internas de la región, pero en la mayor parte de los casos el motivo ha sido el deseo de mejora económica y social.

Los cinco países centroamericanos tienen características culturales y tradiciones peculiares, monedas y sistemas económicos distintos, geografías diferentes. Pero dentro de esa pluralidad, existe un sentimiento de hermandad que hizo que desde la década de los 50 se iniciara la formación de organismos regionales de integración económica y política. Además de las reuniones periódicas de los presidentes de estos países, la colaboración se manifiesta en la existencia del Parlamento Centroamericano, de la Secretaría de Integración Económica y de institutos de investigación en áreas específicas.

La resolución de los conflictos internos ha permitido relanzar la vieja idea del Mercado Común Centroamericano. Y a esta iniciativa se ha sumado la propuesta del presidente mexicano, Ernesto Zedillo, de que sus vecinos meridionales se incorporen al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Son dos objetivos que podrían introducir un nuevo dinamismo en el comercio interregional.

Transición lograda en El Salvador

El más pequeño de los países centroamericanos logró la paz hace cuatro años con el acuerdo alcanzado entre la guerrilla y el gobierno. El documento que puso fin al conflicto estableció el desarme de los antiguos insurrectos y su incorporación a la vida política democrática, la depuración y reducción de las Fuerzas Armadas, y el reparto de tierras para facilitar la desmovilización. Después hubo una ley de amnistía, que hizo borrón y cuenta nueva de los crímenes cometidos durante la guerra, aunque se tratara de algunos tan odiosos como los asesinatos de los jesuitas de la Universidad Centroamericana. A pesar de todos los problemas que ha tenido que solventar el proceso de pacificación, hoy El Salvador ha sido retirado de la lista de países que se encuentran bajo observación de la ONU por violaciones de los derechos humanos.

Las elecciones de 1994 dieron el triunfo a la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de Armando Calderón, mientras que la coalición de izquierdas obtenía la cuarta parte de los votos.

La pacificación del país ha permitido el relanzamiento económico. En 1994, fue uno de los cuatro países latinoamericanos que registró un crecimiento de más del 6,5%, la inversión creció un 8% y la baja inflación le sitúa entre los países más estables del continente. El sector económico de más baja productividad es el agropecuario, en cuyo retroceso (-2,4%) ha influido el experimento de la reforma agraria de 1991.

Ante las dificultades para privatizar las empresas públicas, existe una tendencia a la abolición de monopolios especialmente en teléfonos y electricidad.

Guatemala busca erradicar la violencia

En las eleciones presidenciales que han tenido lugar en Guatemala a principios de este año, el conservador Álvaro Arzú, del Partido de Avanzada Nacional (PAN), venció por un estrecho margen a Alfonso Portillo, candidato del partido del general Efraín Ríos Montt. Éste no podía presentarse por su pasado golpista. Es preocupante que la abstención alcanzara al 62% del electorado. La baja participación se atribuye a la carencias de transporte en el interior del país y al desinterés de las comunidades indígenas (el 60% de la población), que no se identificaban con ninguno de los dos candidatos.

El mayor problema al que se enfrenta Guatemala es el retraso en las negociaciones de paz con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), en la que convergen tres guerrillas y un partido comunista. El principio de acuerdo que alcanzaron las partes en 1994, bajo los auspicios de la ONU, está atascado en el capítulo sobre desarrollo económico y agrario. La URNG aduce que la paz exige un cambio en las condiciones socioeconómicas del país, de acuerdo con sus postulados. Aunque quizá en su negativa al acuerdo también influye el temor a someterse al juicio del pueblo en un proceso electoral. Por su parte, el presidente de la Comisión de Paz, Monseñor Quesada Toruño, responsabilizó tanto al gobierno como a la URNG del fracaso de las negociaciones.

Junto a la culminación del acuerdo de paz, el programa de Arzú tiene su mayor reto en la lucha contra la violencia política y el elevado nivel de delincuencia común, con la reorganización del sistema judicial, y una transformación profunda de la policía. En lo económico, se espera que Arzú -importante empresario- simplifique los impuestos, reduzca los aranceles y estimule la exportación, e impulse una política de privatización de las empresas de electricidad y del teléfono.

Los datos económicos han ido mejorando en los últimos tiempos, con un crecimiento del 4,9% en 1995, una tasa de inflación en descenso (8,6%) y un déficit presupuestario moderado. El logro de estas metas macroeconómicas ha permitido que la banca internacional autorizara préstamos de 616 millones de dólares y están pendientes de negociación otros 609 millones, de los cuales el 52% se dedicaría a inversiones en salud, educación y caminos rurales. Inversiones imprescindibles en un país donde la tasa de analfabetismo es del 45% y en que la mayoría de la población vive en la pobreza. En la lucha contra el analfabetismo el gobierno del anterior presidente, Ramiro de León Carpio, puso en funcionamiento 1.300 escuelas construidas durante dos años y medio, y contrató a más de 11.000 maestros, beneficiando a 500.000 niños.

Pactos y rupturas en Nicaragua

Nicaragua ha conseguido llevar a cabo una difícil transición política bajo la presidencia de Violeta Chamorro, que venció en las urnas en 1990 a los sandinistas. La pacificación ha exigido solucionar dos problemas. De una parte, se ha conseguido que los últimos reductos de la Contra -la guerrilla antisandinista- acepten la desmovilización. De otra, se ha culminado un lento proceso de reducción y profesionalización de las Fuerzas Armadas. Para conseguir que el Ejército aceptara el cambio y mantuviera su neutralidad, Violeta Chamorro conservó al sandinista Humberto Ortega (hermano del anterior presidente, Daniel Ortega) al frente de las Fuerzas Armadas, hasta febrero de 1995.

La vida política ha estado dominada por conflictos institucionales entre los poderes ejecutivo y legislativo, enfrentamiento que arrastró también a la Corte Suprema de Justicia. Por fin, en junio del año pasado se promulgó una reforma parcial de la Constitución votada en 1987, cuando los sandinistas estaban en el poder.

A través del pacto político, Violeta Chamorro ha conseguido culminar la transición. En el camino, se han desunido tanto la Unión Nacional Opositora, que la llevó al poder, como el movimiento sandinista en la oposición. En el sandinismo hay un choque entre dos personalidades, el ex presidente Daniel Ortega y el ex vicepresidente Sergio Ramírez. Pero la ruptura tiene también connotaciones ideológicas. Ramírez se orienta hacia la socialdemocracia y cuenta con el apoyo mayoritario de los parlamentarios sandinistas.

Ortega defiende que el Frente sandinista ha sido y es marxista, y controla la burocracia del partido. El enfrentamiento ha llevado a la escisión del sandinismo en dos formaciones políticas. La nueva relación de fuerzas en la derecha y en la izquierda se verá en las elecciones presidenciales de noviembre de este año.

Paradójicamente, el enfrentamiento ha hecho que personajes como los sacerdotes Ernesto y Fernando Cardenal, que en los años ochenta fueron suspendidos de sus funciones ministeriales por no querer abandonar sus cargos políticos en el gobierno sandinista, hayan roto ahora su vinculación con el sandinismo. También la llamada Iglesia popular, en sintonía entonces con la orientación marxista del sandinismo y enfrentada a la Jerarquía, se ha desinflado. En cambio, el cardenal Miguel Obando tuvo que volver a actuar como mediador en las difíciles negociaciones para la revisión constitucional del año pasado.

La asignatura pendiente de la transición en Nicaragua es la mejora económica. En 1980, El Salvador y Nicaragua tenían aproximadamente la misma renta per cápita, 750 dólares. El experimento comunista y la guerra durante la década de los ochenta han hecho que Nicaragua siga hoy prácticamente en el mismo nivel y con una deuda externa equivalente a 7 veces el PIB y a 34 veces el valor de sus exportaciones. Afortunadamente, varios países europeos han condonado la totalidad o gran parte de la deuda.

________________________Reportaje elaborado con informaciones de José Manuel Prado desde Guatemala.El empuje de los grupos fundamentalistas protestantes

Un tema que sin duda abordará Juan Pablo II en su visita a Centroamérica será la actitud de la Iglesia católica frente al empuje de los grupos fundamentalistas protestantes. Según un estudio realizado por el Secretariado Episcopal de América Central en colaboración con la universidad Rafael Landívar de Guatemala, estos grupos siguen aumentando su número de adeptos en la región.

Las más difundidas son las llamadas Iglesias Evangélicas, donde están incluidas la mitad de estas denominaciones. Le siguen la Pentecostal con un 18% y otras de menor envergadura como la Cristiana, Nazarena, Testigos de Jehová, Mormones, etc. Destaca el alto grado de asistencia al culto: el 70% acude varias veces por semana, mientras que el 18% lo hace con frecuencia semanal.

Según el estudio, las sectas fundamentalistas acusan a los católicos de idólatras y viciosos. Sus puntos de referencia son la Biblia, la fe y el moralismo.

Las actividades comunitarias que utilizan en su proselitismo son guarderías (15%), centros juveniles (20%), ayudas a viviendas (20%) y desarrollo comunitario (20%). Su financiación proviene a partes iguales de Estados Unidos y del diezmo de sus miembros.

Respecto a la procedencia de los pastores, el estudio estima que el 92% son nacionales, de clase media o baja, con un nivel escolar que oscila entre la enseñanza primaria y la secundaria.

José Manuel Prado

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