Brasil: mejora la calidad de vida, pero sigue la desigualdad

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São Paulo. Los últimos datos relativos al periodo 1983-1993 presentados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) indican que Brasil registró un avance en el terreno económico y social en la denostada «década perdida».

Con relación a 1983, Brasil ha mejorado los servicios de saneamiento básico, electrificación y abastecimiento de agua. La electricidad, por ejemplo, está presente en el 90% de los hogares. Además han aumentado los servicios públicos que benefician a las familias y los domicilios que disponen de frigorífico, lavadora, aparato de radio y televisión. Pero la desigualdad en la distribución de la renta no se ha atenuado. En 1960, correspondía al 10% más pobre de la población el 1,9% del PIB. Y en 1993, ese 10% más pobre -15 millones de brasileños- participan solamente del 0,7% del PIB. Además, entre 1990 y 1993 la crisis en el mercado de trabajo suprimió aproximadamente 2.400.000 empleos de los sectores de industria y servicios.

La aparente contradicción entre aquellas mejores condiciones sociales y esta concentración del ingreso se explica, entre otras razones, por la economía sumergida, muy extendida en el país y que no se incluye en los datos oficiales sobre la renta.

Una de las soluciones para ir nivelando las desigualdades sería invertir adecuadamente y a largo plazo en educación, en especial la básica. Según Jeffrey Sachs, economista de Harvard, «cualquier intento de cambiar rápidamente la distribución del ingreso es un espejismo, mera ficción. Brasil necesita invertir en educación. La historia muestra que solamente a través del desarrollo de las capacidades de las personas se obtiene una mejor distribución del ingreso».

Aunque los datos del IBGE son esperanzadores, en materia educativa resta mucho por hacer. La tasa de analfabetismo entre los mayores de 10 años se ha reducido del 21,7% al 15,7%. La media de niños no escolarizados entre 7 y 14 años también se ha reducido, pero es aún del 11,4%, más alta en el campo (21,4%) que en las ciudades. En total, más de 3 millones de niños brasileños no van a la escuela.

José María Rodríguez Ramos

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