Los obispos piden que el Sínodo sea más positivo y menos eurocéntrico

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Un fuerte varapalo a la primera parte del Instrumentum laboris, calificado en la mayoría de los 13 círculos menores de “negativo”, “eurocéntrico”, e incluso de “políticamente correcto”, es el balance de las reflexiones de los padres sinodales recogidas en las relaciones, difundidas hoy. En cambio, los componentes del Sínodo subrayaron la existencia de muchas realidades positivas en la Iglesia: “hay muchas familias que, incluso en situaciones difíciles, y con mucha fe, viven la visión católica del matrimonio y la familia”.

Del 6 al 8 de octubre, los 270 padres sinodales se reunieron en 13 círculos menores agrupados por grupos lingüísticos y compuesto cada uno por una veintena de prelados para estudiar la Primera parte del Instrumentum laboris. Titulada “La escucha de los desafíos que afronta la familia”, tiene cuatro capítulos: contexto antropológico-cultural, contexto social, familia e inclusión, y familia, afectividad y vida.

Es necesario resaltar más “la reflexión teológica sobre los matrimonios fieles y enamorados, y sus familias, que, tan a menudo con heroísmo, viven un auténtico testimonio de la gracia de la familia”

Los debates de estos tres días se han recogido en trece relaciones, leídas ayer en la Congregación general y hechas públicas. La tónica general de las mismas es crítica hacia el documento de trabajo del Sínodo. Su principal defecto, dicen, es el excesivo negativismo, ignorando las realidades muy positivas de tantas familias católicas de todo el mundo, así como ser muy eurocéntrico. Especialmente dura es la relación del grupo de lengua inglesa D, cuyo relator es Mons. Chaput, arzobispo de Filadelfia. Gran parte del texto –afirma la relación– “nos parece débil o inadecuado, especialmente desde el punto de vista teológico, falto de claridad, de confianza en la gracia, de uso de la Escritura y por su tendencia a ver el mundo a través de ojos occidentales”.

Los posibles lectores de este documento, continúa, “simplemente lo ignorarán si inicia con una letanía de cosas negativas y problemas sociales, en lugar de una visión bíblica de alegría y confianza en la Palabra de Dios sobre la familia. La enorme nube de desafíos que involuntariamente impregnan la primera parte del texto crean un sentido de desesperanza pastoral”. Varios miembros del círculo “han criticado muchos párrafos de la primera sección y algunos piensan que la presentación es caótica, sin ninguna lógica interna. Las frases parecen haber sido aventadas juntas sin ninguna conexión orgánica entre ellas”. Al texto le falta “cualquier cosa que pueda atraer a la gente”, y es imprescindible “revisar el lenguaje”, que en opinión de algunos padres sinodales “es demasiado cauto y políticamente correcto, y por este motivo el contenido es confuso y a veces incoherente”.

Honrar a las familias que viven la fe

En cambio, tanto la relación escrita por Mons. Chaput como varias de otros círculos insisten en la estupenda realidad de muchas familias cristianas “que, incluso en situaciones difíciles, sirven de contratestimonio a las tendencias negativas en el mundo por el modo en que, con mucha fe, viven la visión católica del matrimonio y la familia. Estas familias tienen que recibir reconocimiento, ser honradas y alentadas en el documento”.

Estas mismas ideas están recogidas en otras relaciones, por ejemplo la del círculo francés A. Los participantes, dice, “subrayan que no es bueno que el Sínodo gire solamente en torno a los problemas y crisis que atraviesan las familias de Occidente”, y que no puede decirse que, en todas partes, disminuyan los matrimonios y bautizos. En cambio, afirman los padres sinodales, “en todo el mundo existen familias que viven felizmente su enraizamiento en Cristo y en la fe”. La familia de hoy, se lee en otra relación en francés, “es un lugar donde no todo va mal, y sigue siendo una ‘escuela de humanidad’”.

“No es bueno que el Sínodo gire solamente en torno a los problemas y crisis que atraviesan las familias de Occidente”

“Una gran preocupación se refiere a la descripción excesivamente sombría de la escena contemporánea”, afirma la relación del círculo inglés A, moderado por el cardenal Pell. Es necesario resaltar más “la reflexión teológica sobre los matrimonios fieles y enamorados, y sus familias, que, tan a menudo con heroísmo, viven un auténtico testimonio de la gracia de la familia”. “Hemos tratado de hablar menos de la ‘crisis’ y más de ‘luces y sombras’ (…) de la vitalidad de muchas familias que testimonian la belleza de la vida familiar e inspiran a otros en su compromiso con la vida familiar (…) de las luchas y desafíos, que son parte de las sombras. ¡Qué importante es reconocer y dar apoyo a estas familias y el poder de su testimonio vivido!”.

También el círculo de lengua alemana señala que el Instumentum laboris concede un peso excesivo a una visión más bien pesimista de la sociedad, y sugiere elaborar una sección que describa la belleza del matrimonio. Y ha subrayado, por otra parte, la necesidad de hacer más asequibles los documentos sinodales, ya que en muchos de ellos prevalece un lenguaje demasiado jurídico o normativo. “Debe garantizarse que las posiciones teológicas son comprensibles no sólo internamente, sino también por parte de un ambiente secular”.

En la congregación general de hoy se comenzó a discutir sobre la segunda parte del Instrumentum laboris, dedicado a “El discernimiento de la vocación familiar”. Las reuniones generales proseguirán mañana sábado y los primeros días de la semana próxima. Luego se volverán a reunir los círculos menores.

Llamamiento del Papa por la paz en Oriente Medio

Por otra parte, el Papa Francisco expresó su preocupación por la violencia en Oriente Medio. “Con gran dolor y profunda preocupación –dijo hablando a los Padres sinodales al inicio de la Congregación general esta mañana– seguimos cuanto sucede en Siria, Iraq, Jerusalén y Cisjordania, donde está en curso una escalada de violencia que involucra a civiles inocentes y continúa alimentando una crisis humanitaria de enormes proporciones. La guerra trae destrucción y multiplica el sufrimiento del pueblo. La esperanza y el progreso solo se consiguen con opciones de paz. Unámonos, por lo tanto, en una oración intensa y confiada al Señor, una oración que sea al mismo tiempo expresión de solidaridad hacia los hermanos patriarcas y los obispos aquí presentes que provienen de estas regiones, a sus sacerdotes y fieles así como a todos sus habitantes”.

»Al mismo tiempo dirijo, con el Sínodo, un ferviente llamamiento a la Comunidad para que encuentre el modo de ayudar eficazmente a las partes interesadas, a ampliar sus horizontes más allá de los intereses inmediatos y a utilizar los instrumentos del derecho internacional y la diplomacia, para resolver los conflictos en curso», concluyó el pontífice.

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