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Latinoamérica: cómo promover el desarrollo con las remesas de los emigrantes

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Contra lo que suele pensarse, los países de América Latina que abrieron más sus mercados a la competencia internacional durante la última década, no han sido más vulnerables a la actual crisis económica. Así lo pone de manifiesto el informe anual Perspectivas Económicas de América Latina 2010, que publica la OCDE, y que este año presta especial atención a las migraciones y a las remesas.

Aunque se estima que en 2009 el PIB del conjunto de la región se reducirá un 2,9%, América Latina se está recuperando más rápidamente que la mayoría de las economías desarrolladas. Para 2010 se espera que el crecimiento sea positivo, aunque sin alcanzar las tasas del 5% anual que caracterizaron a la región durante el periodo de bonanza 2004-2008.

La OCDE considera que las políticas responsables que vienen dándose en América Latina desde los años 1990, han permitido aplicar ahora estímulos fiscales y monetarios eficaces frente a la crisis. A este respecto, el país mejor situado es Chile, que logró acumular sustanciosos recursos fiscales durante el alza de los precios del cobre, seguido de cerca por Perú y México, y, algo más alejados, Brasil y Colombia.

El informe advierte que, para combatir la pobreza y reducir la desigualdad, no hay que confiar solo en el crecimiento económico, sino también en el gasto social dirigido a los sectores más desfavorecidos. De lo contrario, especialmente en época de crisis, se corre el riesgo de que la pobreza vuelva a crecer.

Caída de las remesas

Las numerosas comunidades latinoamericanas que viven en el extranjero se han visto afectadas por las pérdidas de puestos de trabajo en los países de la OCDE, ya que se concentran en actividades como la construcción o el turismo, que han sufrido más la crisis.

Más de 20 millones de latinoamericanos residen fuera de su país de origen. Cerca de tres cuartos de ellos se encuentran en EE.UU., y el resto especialmente en Argentina, Venezuela, España y Canadá. En los países de la OCDE los inmigrantes latinoamericanos constituyen en torno al 25% de los no nacionales.

Como consecuencia de la crisis, se ha producido una caída de las remesas de emigrantes, que en 2009 habrán disminuido un 11% en dólares corrientes, según estima el Banco Interamericano de Desarrollo. Esto tiene una incidencia importante en aquellos países donde las remesas representan más del 10% del PIB, sobre todo en el Caribe y América Central, y también en Ecuador (6,7%) y Bolivia (6,6%).

Aprovechar el potencial de la migración

El informe insta a los países de origen y de destino a trabajar juntos para aprovechar el potencial de la migración, y recomienda varias líneas de acción.

  • Crear un cauce legal y flexible para facilitar la migración regular y hacer frente a la demanda laboral existente en los países de destino.

  • Extender la protección social a los inmigrantes, ya que actualmente solo el 15% de los inmigrantes latinoamericanos están cubiertos por acuerdos de Seguridad Social entre los países de origen y de destino. El informe considera un impedimento importante la falta de “portabilidad de las pensiones”, en los casos en que los emigrantes pierden las pensiones de seguridad social acumuladas o deben soportar altos costes, por falta de acuerdos entre países.

  • Impulsar los mercados de capitales gracias a las remesas, de modo que sean canalizadas hacia inversiones productivas y no solo hacia el consumo. Recomienda dos modos para que las remesas sean un instrumento que permita obtener acceso al crédito: uno es la “titulización de flujos futuros”, es decir, un instrumento de deuda, cuya devolución del principal e intereses está garantizada por futuras remesas canalizadas a través de una determinada institución financiera; el otro sería los llamados “bonos diáspora”, títulos emitidos por los gobiernos para colocarlos entre sus ciudadanos residentes en el extranjero; su éxito dependerá de lo atrayente y fiable que resulte el país, en términos de inversión, para sus propios migrantes. Según el informe, Brasil, Colombia, El Salvador, México, Panamá y Perú parecen ser los países en mejor posición para aprovechar esta fórmula.

  • Reducir los costes de los envíos de remesas, para lo cual hace falta mejorar la competencia y la transparencia en el sector. Habida cuenta de las fluctuaciones del tipo de cambio, los gobiernos deberían considerar medidas para reducir el riesgo cambiario, como la creación de fondos de estabilización que garanticen los ingresos de las remesas en moneda nacional. Los costes de envío se han reducido notablemente en la última década, y los pagos a través de teléfono móvil están surgiendo como un sistema de transmisión alternativo y barato.

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