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Europa: aumenta el recurso a la ICSI, más cara, a pesar de los riesgos

publicado
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Hasta ahora, aproximadamente el 40% de los casos de infertilidad se debían a problemas médicos de los hombres; otro 40%, a problemas de las mujeres y el 20% restante, a problemas de la pareja. Pero esta equilibrada proporción ha podido cambiar, según las conclusiones del congreso anual de la European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE), celebrada en Copenhague (19-22 de junio). La sospecha se debe al aumento del recurso a la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI, en inglés), que consiste en inyectar un espermatozoide en el interior del ovocito, mediante una aguja de vidrio, y que se utiliza en los casos de escasez o mala calidad del esperma del varón. En efecto, en 2002 la ICSI, por primera vez, se usó más que la fecundación «in vitro»: hubo 122.000 ciclos de fecundación artificial (52%) en 24 países europeos, frente a los 113.000 de la otra técnica (48%). En 1997, la ICSI solo se utilizó en el 43,7% de los casos.

Según Anders Nyboe Andersen, director de la Clínica de Fertilidad del Hospital Rigs de Copenhague y coordinador del estudio estadístico, «realmente no sabemos por qué se utiliza más la ICSI. Probablemente se deba a muchas razones: una de ellas puede ser que las causas de infertilidad hayan variado, ya que la subfertilidad masculina parece que está aumentando. Quizás sean ciertos los datos acerca de la falta de calidad del esperma, que los factores medioambientales -contaminación, en especial- tienen mayor importancia y que hay elementos en la cadena alimenticia que distorsionan el sistema endocrino». Otra explicación posible, mencionada en el congreso, es que las clínicas fomenten la ICSI porque es más cara y les reporta mayores beneficios («The Daily Telegraph», 23-06-2005).

El Dr. Nyboe Andersen concluye que también «es posible que las técnicas de la ICSI hayan mejorado, de manera que especialistas y usuarios opten por esta solución, a pesar de los temores residuales sobre su seguridad y la salud de los bebés nacidos por esta vía». A este respecto, desde que nació el primer bebé ICSI en 1992, se han publicado diversos estudios y advertencias sobre los riesgos de esta técnica, ya que los niños presentan una tasa mayor de anomalías congénitas (ver Aceprensa 43/03).

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