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Sudáfrica: reconstruir el sistema educativo

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El nuevo gobierno sudafricano, presidido por Nelson Mandela, se enfrenta, entre otras cosas, a la reconstrucción educativa de un país que sufre las consecuencias de la segregación escolar, donde faltan profesores y millones de jóvenes han abandonado los estudios a causa de las revueltas contra el apartheid. Entre los planes propuestos por el CNA destaca la instauración de diez años de enseñanza obligatoria y gratuita para la población negra.

La herencia educativa del viejo régimen se caracteriza por la desigualdad entre las razas. Aunque en 1991 el incipiente desmantelamiento del apartheid permitió la apertura de escuelas multirraciales (ver servicio 16/91), los efectos de la prolongada segregación son todavía evidentes. El porcentaje de alfabetización de la población blanca adulta (93%) contrasta con el de la población negra, poco superior al 32%. Mestizos y asiáticos registran porcentajes del 62% y el 71%, respectivamente.

También falla la calidad de la mayoría de las escuelas negras. El Estado ha conseguido equilibrar un poco el gasto educativo por alumno, pero la balanza sigue marcando 3 a 1 a favor de los de raza blanca (en 1980 la desproporción era de 10 a 1). El 66% de los estudiantes negros abandonan la escuela, y de los que continúan, sólo el 45% aprueba los exámenes finales de la enseñanza secundaria, en comparación con el 95% de los blancos.

El profesorado escasea. La media es un profesor para 80 alumnos. El CNA pretende disminuir la proporción hasta 1/40, para lo que se necesita que se incorporen anualmente 20.000 nuevos profesores durante los próximos diez años. Además harán falta 70.000 nuevas aulas para implantar la enseñanza obligatoria y gratuita entre la población negra de todo el país.

Otro objetivo es recuperar la normalidad académica perdida en las escuelas negras a causa de las protestas contra el apartheid. En 1976 se decretó el uso obligatorio del afrikaans -lengua de la minoría blanca de origen holandés- en la mitad de los programas impartidos en todas las escuelas negras; la subsiguiente rebelión -bajo el lema «Primero liberación, educación después»-, en forma de frecuentes huelgas, ha dejado prácticamente sin estudios a unos 3 millones de escolares negros. Nelson Mandela -que conoce la gravedad de la situación-, nada más salir de la cárcel, en febrero de 1990, se dirigió a los jóvenes para pedirles que volvieran a las aulas.

El futuro de la educación en Sudáfrica dependerá seguramente de que se consiga la igualdad escolar. Por el momento siguen aumentando las escuelas públicas multirraciales, y muchas escuelas privadas del mismo tipo, subvencionadas por el Estado -aunque todavía excesivamente caras-, están resultando un éxito. Un ejemplo es la escuela primaria E. P. Bauman, en Soweto, que funciona desde marzo de 1991 con alumnos de todas las razas. Su lista de espera está completa hasta 1997.

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