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La familia, el genoma que da vida a la sociedad

Fuente: Avvenire
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Pierpaolo Donati, ex presidente de la Asociación Italiana de Sociología y Profesor de Sociología en la Universidad de Bolonia, afirma que considerar formas diversas de convivencia como si fueran familias igualmente sanas solo contribuye a fomentar la desigualdad social.

En una reciente entrevista en Avvenire, Donati explica las conclusiones de su último libro La familia. El genoma que da vida a la sociedad (Rubbettino, 2013). Se trata de una exposición rigurosa de lo que la investigación en ciencias sociales, a nivel mundial, nos dice sobre la familia, las nuevas familias y las parejas del mismo sexo.

En la actualidad se pretende tratar como equivalentes a realidades muy distintas: la familia natural, la cohabitación, las parejas de hecho, las parejas homosexuales. Ya no se podría hablar de familia, sino de familias. Pero no da igual un modelo familiar u otro. “Esto significa que en el futuro la forma de familia será cada vez más importante a efectos del bienestar y de la felicidad de las personas, ya que se ha demostrado científicamente que las formas familiares no son equivalentes, sino que inciden de distinto modo en la salud, la educación, y el trabajo de las personas”, afirma Donati. Esto se debe a que “las diversas formas de familia tienen un potencial de humanización proporcionado a la capacidad de ser auténticas relaciones recíprocas entre los sexos y entre las generaciones”.

Hay decenas de estudios –entre los más recientes uno de Mark Regnerus, de la Universidad de Texas– que muestran que hay una diferencia significativa entre los niños criados por parejas del mismo sexo y los criados por un padre y una madre. También las hay entre los niños de una familia estable heterosexual y los de uniones inestables por parte de parejas no casadas o separadas.

A partir de las investigaciones de miles de adultos que crecieron en parejas del mismo sexo, los datos hacen ver un porcentaje mayor de propensión al suicidio, a la infidelidad, y a la necesidad de terapias psicológicas.

“La cancelación de lo que yo llamo el genoma de la familia coincide con la introducción en la familia de las lógicas del mercado”, dice Donati. De ahí resultan uniones basadas en la conveniencia o en el mayor placer sexual. “Esto conduce a lo que Tocqueville definía como una sociedad individualista, en la que disminuye la conciencia social, la responsabilidad hacia el bien común”.

Donati piensa que “si se abandona un modelo familiar natural basado en la donación, la reciprocidad, la sexualidad y la generación, interconectados y en relación entre sí, se crea una sociedad constituida por formas diversas de familia (problemáticas) con lo que se crean más problemas que los que se pretende resolver”. Para este autor, es la duración y la calidad de la relación hombre-mujer lo que cuenta para crear futuro, y no los intereses o el placer obtenidos de la suma de dos individuos.

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