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Parejas sin compromiso

publicado
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Algunas fuerzas políticas plantean periódicamente propuestas de ley para conceder a las uniones de hecho el mismo reconocimiento que las leyes otorgan al matrimonio. El sociólogo Pier Paolo Donati, de la Universidad de Bolonia, critica estos planteamientos en una entrevista que publica Avvenire (Milán, 26-X-95), de la que reproducimos algunos párrafos.

Detrás de estas propuestas hay una opción de estrategia política que apunta al individuo y no a la familia. Mi crítica a estas soluciones no deriva de cuestiones ideológicas o religiosas, sino de una convicción cultural, porque lo que está en juego es la misma civilización: se trata de decidir si queremos una sociedad fundada sobre individuos o bien sobre personas que, relacionándose entre sí, asumen compromisos. (…)

En la base de estas concepciones hay un error: equiparar a la familia la convivencia entre parejas no casadas, o individuos del mismo sexo, implica, desde el punto de vista sociológico, eliminar el valor del contrato entre las personas, haciendo socialmente irrelevantes los compromisos recíprocos adquiridos. La propuesta de ley que equipara las familias fundadas sobre un contrato entre personas a una situación en la que no existe, corre el riesgo de dar a los convivientes todas las garantías que se dan a las parejas casadas sin que la sociedad reciba a cambio un compromiso de solidaridad. Si se va por este camino, las personas se desresponsabilizan cada vez más. A largo plazo, la equiparación total entre casados y no casados es un suicidio. (…)

La cultura actual considera el matrimonio como una constricción; sin embargo, es preciso recordar que, históricamente, ha sido una conquista, sobre todo para la mujer. Cuando el matrimonio no era todavía una institución social, la mujer estaba siempre en una situación más débil; y el hombre, como ahora cuando no existe un vínculo, hacía lo que quería. El matrimonio es un modo de vincular a la parte más fuerte, es decir, al hombre. Es absurdo que estos proyectos de ley se hagan pasar como medidas que favorecen la emancipación femenina, como reconocimiento del nuevo estatuto paritario de la mujer. Incluso desde el punto de vista sociológico no hay nada menos verdadero. Allí donde el matrimonio pierde fuerza, quien sale perdiendo es la mujer, como demuestran todas las encuestas.

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