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Nace en Italia una casa de acogida para varones divorciados

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La idea de normalidad que a veces rodea al divorcio se confirma como un espejismo. Y no sólo por la incidencia negativa que el trauma comporta ordinariamente para los hijos, sino incluso por sus repercusiones económicas. Hasta el punto de que algunos cónyuges separados y divorciados integran lo que cabría llamar una nueva clase de pobres.

La puesta en marcha en Italia de la primera casa de acogida para varones separados y divorciados ha dado visibilidad a este fenómeno encubierto, ya que generalmente se pone el énfasis en las dificultades de la mujer. Aunque se trata de una iniciativa modesta, pues solo acogerá a cuatro personas, los promotores -una cooperativa social que ha promovido comunidades para ex detenidos y ex toxicómanos- piensan que esta experiencia piloto responde a una necesidad social. «Los padres que se ven obligados a dejar el domicilio conyugal -explica el director al Corriere della Sera (18 de febrero)- deben hacer frente a gastos difíciles de sostener: las asignaciones de manutención de los hijos y de la mujer; y, con frecuencia, la mitad del préstamo para la compra de la casa donde vivían. Después, deben buscarse por su cuenta un apartamento, y todos sabemos cómo están los alquileres… De modo que acaban viviendo en una situación de ‘nueva pobreza’ a todos los efectos».

En 2001 se produjeron en Italia 75.890 separaciones y 40.051 divorcios. Casi la mitad de los que pasan por la experiencia de la ruptura son trabajadores y empleados, con una edad que oscila entre los 25 y 40 años, y unos ingresos medios de 900 euros al mes. En el 90% de los casos es el varón quien debe abandonar la casa. Algunos de ellos vuelven al hogar paterno, pero para otros es el inicio de una vida inestable en pensiones o en habitaciones compartidas con personas en la misma situación.

La autoridad provincial de Bolzano, la localidad donde está radicada la casa piloto, correrá con el 85% de los gastos, mientras que cada uno de los inquilinos pagará 200 euros al mes. Entre los requisitos para la admisión figuran no haber perdido la patria potestad sobre los hijos y carecer de antecedentes por uso de drogas o alcohol.

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