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“Los cristianos llegaron a Iraq 700 años antes que el islam”

publicado
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El Estado Islámico (EI) “ha desplazado o eliminado a los cristianos de Mosul y Nínive. Por primera vez en 2000 años, no se celebra misa en Mosul. Es un momento muy negro”.


Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 20/15

Así lo resume Pascale Warda, una cristiana asiria que preside la Organización Hammurabi de Derechos Humanos, y que pide acciones más contundentes para sacar a los terroristas del suelo iraquí.

Warda, que ha sido ministra de Política Migratoria, pero que anteriormente vivió también el exilio en tiempos de “paz” durante el régimen de Sadam Husein, puede atestiguar el acoso de que ha sido víctima constante la comunidad cristiana en su país. Como cuando, en 1969, un coronel del ejército de Bagdad irrumpió en su aldea con un destacamento militar, y asesinó a 38 de sus correligionarios.

En rueda de prensa en Madrid, a donde llegó invitada por la Fundación Promoción Social de la Cultura —que desarrolla proyectos de cooperación fundamentalmente en Oriente Medio—, la activista iraquí pro-derechos humanos destacó que los cristianos de su país (1,7 millones antes de la caída de Sadam, y hoy apenas 200.000) no quieren ser considerados una minoría extranjera, sino iraquíes. “De hecho, ellos llegaron a esas tierras 700 años antes que el islam, y se consideran depositarios de la identidad iraquí con más razón que algunos otros grupos”.

Se precisa más contundencia de los países islámicos para condenar al EI

En un breve recorrido por la Historia, Warda puntualizó que, 1.300 años atrás, cuando llegaron a Iraq los primeros creyentes del islam, los cristianos les recibieron con los brazos abiertos, partiendo de que tenían dos puntos en común: que ambos grupos adoraban a un único Dios, y que en el Corán se habla de amor a Jesús. “Desgraciadamente esto duró poco tiempo”, lamentó.

La ex ministra dio un repaso a la actualidad de su tierra, en la que los fanáticos del EI cometen las atrocidades más impensables, por lo que muchos cristianos envían a sus hijas al exterior, para evitar que caigan en las garras de los extremistas. “Necesitamos ayuda, y no solo los cristianos: también los yazidíes”, reclamó.

El Estado iraquí ha faltado a su responsabilidad

A la pregunta de cómo valora las acciones militares que está efectuando la coalición internacional contra el EI, señaló: “Los ataques aéreos no son suficientes. Si se quiere actuar con rapidez y limpiar la región, necesitamos ‘botas’, soldados en el terreno. La comunidad internacional tiene que saber que están en peligro no solo Iraq, Siria y Oriente Medio, sino todos los países, y que si no se les vence allí, pueden atacar en otros sitios. Son una creación oscura, que dice guiarse por los principios del islam, pero que solo se dedica a destruir y esclavizar”.

Tras la invasión militar de EE.UU., los cristianos disolvieron sus milicias

La Iglesia y los cristianos, sin embargo, no se bastan para detenerlos. “Necesitamos un Estado que defienda a sus ciudadanos; no como hasta ahora, que ha faltado a su responsabilidad. En Mosul [ciudad que el EI tomó prácticamente sin combatir (N. de la R.)], el ejército iraquí no demostró que su objetivo fuera defender a los iraquíes, y dio la espalda a los cristianos. Como resultado, estos tienen que andar allí con la cabeza baja. Esa es la versión de ‘tolerancia’ del EI: o pagan un impuesto, o se les asesina, a menos que se conviertan al islam”.

Añade que, actualmente, asesores militares han empezado a entrenar a los cristianos iraquíes para que recuperen su territorio: “Hay grupos que están recibiendo entrenamiento para unirse al ejército. Antes tenían su propia milicia, pero cuando llegaron las tropas de EE.UU., la desintegraron, con la promesa de que formarían un nuevo ejército iraquí. Los cristianos les creyeron y disolvieron la milicia. Fue una mala idea”.

“Para Dios, nada es imposible”

Interrogada sobre la invasión de 2003 y sus efectos posteriores, Warda ironiza con que el ejército de EE.UU. no llegó al país precisamente por amor a los cristianos iraquíes. “Sí, queríamos que nos liberaran de Sadam —afirma—, pero nadie planificó la etapa post-Sadam. Muchos de los que habían estado en la oposición al dictador querían islamizar el país, ¡un país que ya estaba islamizado! Era gente que no tenía ni idea de política, pero los estadounidenses los creían preparados”.

En 2003 había 1.7 millones de cristianos en Iraq; hoy, apenas 200.000

“Por otra parte, los musulmanes creían que los estadounidenses eran cristianos como nosotros, que eran nuestros ‘primos’, y aunque explicábamos que George W. Bush no tenía nada que ver con nosotros, que también éramos víctimas, fuimos objeto de hostilidad, como los estadounidenses. A los terroristas poco les importa que el enemigo sea musulmán o cristiano. Quieren lograr su objetivo, y punto”.

“¿Es posible acabar con el EI?”, se interesa una reportera: “Para Dios, nada es imposible”, asegura Warda, y añade: “Es necesario que haya más contundencia por parte de los países islámicos al condenar los actos del EI, pues hasta el momento hay gobiernos islámicos que no quieren decir claramente que esta gente no respeta las creencias musulmanas”.

AIN: Una ayuda contra el genocidio

“Genocidio no es solo cuando se aniquila a miles de personas, sino cuando se mata el alma de un pueblo”, destaca Javier Menéndez, director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN, www.ain-es.org), en una cita del P. Andrzej Halemba, que ha estado en los campamentos de refugiados expulsados de Iraq.

Hasta esos remotos sitios donde los cristianos bregan contra los intentos genocidas de borrarlos de Oriente Medio, ha llegado la mano solidaria de muchísimos cristianos del mundo. “Ayuda a la Iglesia Necesitada se ha volcado allí con su presencia física —explica Menéndez—: en una primera fase, con agua, alimentos, tiendas de campaña, y en una segunda, para ayudar ‘a la gente que está ayudando’, a los religiosos y religiosas, a los seminaristas. Hay que dar gracias a mucha gente sensible que está cubriendo estos proyectos con su generosidad”.

Entre los programas que ha desplegado esta fundación de la Santa Sede, se encuentra el posibilitarles a los desplazados ayudas para el alquiler de viviendas durante todo el invierno en Ankawa, en el Kurdistán iraquí; la construcción allí de ocho escuelas para niños refugiados; el apoyo monetario para la formación de 50 seminaristas en Erbil y en Bagdad, y la entrega de paquetes con material catequético, juguetes y dulces para unos 15.000 niños desplazados.

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