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Los abusos conciernen a un reducido número de sacerdotes

Fuente: Le Monde
publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

La acumulación de titulares periodísticos sobre casos de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes católicos, puede dar la impresión de que se trata de un fenómeno muy extendido; pero cuando se pregunta a expertos que han estudiado el tema y se ven las cifras disponibles, se comprueba que las acusaciones conciernen a un pequeño número de sacerdotes y sobre todo de hace más de treinta años.

Philip Jenkins, profesor de la Universidad de Pensilvania, especialista de historia de las religiones y autor de Pedophiles and Priests. Anatomy of a Contemporary Crisis (Oxford University Press, 2001), explica en unas declaraciones a Le Monde (8-04-2010) lo que se desprende de las cifras en EE.UU.

Recuerda que el estudio estadístico más completo es el publicado en 2004 por el John Jay College of Criminal Justice de Nueva Yok, que examina todas las denuncias por abusos sexuales contra el clero católico americano entre 1950 y 2002 (cfr. Aceprensa, 10-03-2004). Muestra que alrededor del 4,5% de todos los sacerdotes (en ese periodo hubo unos 100.000 sacerdotes en activo) fueron acusados de al menos un acto sexual reprensible con un menor de 18 años.

A juicio de Jenkins, “esta cifra sobrestima probablemente la realidad”. Aunque algunos casos nunca hayan sido denunciados a las autoridades judiciales, “ese total engloba un gran número de casos de acusaciones con poca base, y, en gran parte de estos casos, los cargos han sido abandonados. Además, de los 4.392 sacerdotes acusados, cerca del 56% lo eran por un solo caso”.

Lo que constata el estudio es que “lo esencial de las acusaciones se concentra en un pequeño número de sacerdotes. Estos ‘agresores compulsivos’ acumulan a veces varios centenares de denuncias cada uno. Un grupo reducido de 149 sacerdotes representan un cuarto de las acusaciones a lo largo de medio siglo”.

“En todo el periodo del estudio, hay unos 200 menores agredidos al año, dentro de una Iglesia que cuenta entre 45 y 55 millones de miembros, y alrededor de 50.000 sacerdotes en activo por año”.

No es fácil establecer comparaciones con otras instituciones porque no se han hecho en ellas estudios del mismo nivel detallado, pero Jenkins recuerda que “ciertos estudios muestran una tasa de abusos superior en las escuelas laicas, aunque las pruebas científicas no sean suficientemente consistentes”.

Jenkins sitúa la respuesta de la Iglesia a estos escándalos dentro del contexto cultural de las distintas épocas en que se producen. “Actualmente, la paidofilia se considera por las autoridades sanitarias y por los medios de comunicación como un comportamiento extremadamente destructor, lo que da lugar a un trato particularmente severo. Pero esta actitud es relativamente reciente. De los años 50 a los años 70, la percepción de la paidofilia era muy diferente”. Mientras que en los años 40 y 50 una serie de escándalos provocaron que estuvieran mal vistos un conjunto de comportamiento sexuales, después, como reacción contra esos excesos, se impusieron “interpretaciones mucho más laxas, que han predominado hasta la mitad de los años 70”.

“Esta actitud desinhibida culminó a finales de los años 60, cuando los criminólogos y psiquiatras reclamaron la despenalización de una serie de actos, la reducción de las penas y una flexibilización de los tratamientos para los abusadores. En el mismo momento florecía en EE.UU. la pornografía infantil, libremente accesible en las sex-shops entre 1972 y 1977”.

“La respuesta de la Iglesia a los abusos sexuales cometidos en su seno se inscribe en buena parte en el contexto legislativo, político y moral de la época, y evoluciona en función de él entre 1950 y la actualidad. En los años 60 y 70, la Iglesia creyó poder tratar el problema transfiriendo a los sacerdotes acusados y incitándoles a someterse a tratamiento. En cambio, desde comienzos de los años 90 se desarrollan los procedimientos a gran escala para prevenir la paidofilia y responder de manera eficaz a las denuncias. Desde 2002, la Iglesia católica americana ha adoptado una actitud de ‘tolerancia cero’ que prevé la suspensión inmediata de todo sacerdote sospechoso de abusos”.

El 0,4% en Inglaterra y Gales

Datos sobre la incidencia de este problema en Inglaterra y Gales se encuentran en un comunicado de prensa firmado por el arzobispo Vincent Nichols, presente de la Conferencia Episcopal (The Times, 26-03-2010).

Aunque, dice, “un solo caso es suficiente para justificar enojo y vergüenza”, la realidad es que “en los últimos 40 años, menos del 1% de los sacerdotes católicos en Inglaterra y Gales (exactamente el 0,4%) han sido acusados de abusos a menores. Y menos aún han sido encontrados culpables”.

Respecto a la colaboración con las autoridades civiles, Nichols señala que desde 2001 “la política acordada por los obispos ha sido informar a la policía o a las servicios sociales de todas las acusaciones de abusos contra menores, por muy lejanas que fueran en el pasado”. Nichols recuerda que desde 2002 la Iglesia católica “ha hecho público el número de acusaciones recibidas en la Iglesia, el número de las transmitidas a la policía, las decisiones tomadas y el resultado. Por lo que yo sé, ninguna otra organización en el país hace lo mismo. Lejos de encubrir nada, se trata de una total transparencia”.

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