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Llamamiento del Papa ante detenciones de cristianos en el Líbano

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La detención en el Líbano de unos 250 militantes cristianos, opuestos a la ocupación siria, provocó el 19 de agosto unas palabras de Juan Pablo II en las que hizo un llamamiento a que se respetase el pluralismo y la democracia en el país.

Siria mantiene en el Líbano un contingente de 25.000 soldados, y nada importante se hace en el país sin su consentimiento. Las detenciones de los cristianos de la oposición fueron realizadas por el Ejército del Líbano, que les acusa de intentar desestabilizar el país en connivencia con Israel, cosa que ellos niegan. La represión fue una iniciativa del ejército, lo que ha creado tensiones con el gobierno.

Tras el rezo del Angelus en Castelgandofo, Juan Pablo II dijo que el Líbano ya ha sufrido mucho por las divisiones internas y pidió a los líderes políticos «que los valores de la democracia y de la soberanía no se sacrifiquen en función de los intereses políticos del momento». «Un Líbano libre y plural constituye una riqueza para todo Oriente Medio», afirmó el Papa; «ayudemos a los libaneses a que puedan preservarlo y a que dé fruto».

Antes de estos últimos acontecimientos, el patriarca maronita, Nasrallah Sfeir, tradicional portavoz de la comunidad cristiana, hacía unas declaraciones a The Catholic World Report (agosto-septiembre 2001), a propósito de la situación en el país. Hay un continuo éxodo de cristianos en el Líbano consecuencia directa de la ocupación siria, dice, y, a menos que se retiren las tropas sirias, el país puede verse privado de la presencia cristiana en una generación. Si mejora la situación económica, la emigración podría frenarse. Pero los efectos de la presencia siria van más allá de la ocupación militar y el dominio político. Más de un millón de trabajadores sirios están empleados en el Líbano, lo cual reduce las posibilidades de empleo de la población local.

La crisis económica impulsa a emigrar, sobre todo a los cristianos que, por lo general, tienen un nivel educativo superior al de los musulmanes y cuentan con más contactos en Occidente. Recientemente el patriarca Sfeir hizo un largo viaje a EE.UU. y Canadá para reforzar los lazos con los libaneses expatriados y llamar la atención de los gobiernos que los acogen sobre la situación en el Líbano. Reforzar estos lazos es más necesario que nunca, ya que los maronitas que quedan en el Líbano son solo la quinta parte del total de la comunidad en el mundo. Actualmente hay más maronitas en Brasil que en el Líbano, y casi tantos en EE.UU.

El patriarca Sfeir rechaza el argumento de que la ocupación siria del Líbano es necesaria para asegurar la defensa contra Israel. Los ataques israelíes en los últimos cinco años han sido muy esporádicos, pero los sirios los utilizan como pretexto para mantener indefinidamente su presencia.

La sociedad libanesa es un mosaico de grupos religiosos, y la educación juega un papel importante para reducir las diferencias sociales y culturales entre musulmanes y cristianos. «Una mejor educación mejorará la capacidad para una convivencia armoniosa», asegura Sfeir. Los musulmanes van adoptando rasgos de la cultura cristiana, como el tener una sola esposa. Sus hijos son educados en universidades cristianas y trabajarán junto con cristianos, lo que favorecerá el mutuo entendimiento.

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