La nueva era de los weblogs

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La sabiduría de la multitud
Para algunos, los «weblogs» o «blogs» representan una nueva era de la información, en que cualquier ciudadano puede ser un periodista y aportar sus comentarios a los debates públicos (cfr. Aceprensa 7/06). En comparación con los «blogs», los periódicos de papel parecen letra muerta y una comunicación unidireccional, sin interacción, en la que el emisor tiene el privilegio de hablar y el público escucha.

Esa descripción puede ser exagerada, pero resulta significativo que la suscribiera, en líneas generales, el propietario del «Times» de Londres y otros muchos periódicos, en un discurso muy comentado. Rupert Murdoch, presidente de News Corp., dijo en abril del año pasado en el congreso de la American Society of Newspaper Editors: «Creo que demasiados editores y periodistas no estamos en sintonía con nuestros lectores» (1). Sobre todo, la prensa está perdiendo a los jóvenes de hoy, que «no quieren depender de alguien que descienda como un dios a decirle qué es noticia». En la era digital, eso ya no se admite.

Prensa escrita en declive

Murdoch señaló que, si bien el declive de la prensa escrita es anterior a Internet, el desarrollo de las nuevas tecnologías lo ha acentuado. Además, el impacto de estas últimas ha sido mayor que el causado en su día por la aparición de la radio y la televisión.

Así, de 1995 a 2003 la difusión de periódicos bajó un 5% en Estados Unidos, un 3% en Europa y un 2% en Japón, según datos de la Asociación Mundial de Periódicos. En los años sesenta, cuatro de cada cinco norteamericanos leía el periódico; hoy sólo lo hace la mitad. Como dice Philip Meyer, autor del ensayo «The Vanishing Newspaper: Saving Journalism in the Information Age» (University of Missouri Press), a este paso, en Estados Unidos el último lector compraría su último periódico en abril de 2040.

Lo más preocupante, señaló Murdoch, no es la pérdida de lectores sino la incapacidad para atraer otros nuevos. La prensa no logra hacerse con un público joven que asegure su continuidad. Los que crecieron con el ratón y el móvil en la mano se informan a través de la red, y las bitácoras más populares tienen más lectores que cualquier periódico.

Es cierto, a la vez, que la gran mayoría de los «blogs» tratan de asuntos insustanciales, y los dedicados a la actualidad suelen ser parasitarios de la prensa, pues se limitan a comentar lo que antes han publicado los periódicos. Pero no por eso la prensa puede caer en la complacencia y menospreciar el fenómeno. La «blogosfera» constituye un espacio en el que emerge una opinión pública que ha de tenerse en cuenta. Allí todo el mundo comenta lo que se le ocurre, con fundamento o sin él; en cualquier caso, es un ámbito de influencia creciente, que contribuye a iniciar o reforzar tendencias.

El consejo de Murdoch a los editores de prensa es sumarse a la corriente, tomando las amenazas como nuevas oportunidades. Cuando los periódicos entraron en Internet, primero se limitaron a volcar sus ediciones en la red. Luego empezaron a crear contenidos específicos para sus «webs». Ahora, con la aparición de los «blogs», según Juan Valera, se ha producido la «socialización de la información» («ABCD las Artes», 29-11-2005); la prensa puede aprovechar el fenómeno incorporando al público en la elaboración y evaluación de informaciones, y convirtiendo sus «webs» en foros de conversación para aquellos que, si no encuentran allí medio de expresarse, irán a un «blog».

Límites del voluntariado informativo

Nadie sabe si la prensa sabrá hacer frente al desafío de los «blogs». En todo caso, habrá unos medios de comunicación, nuevos o viejos y renovados; pero no se cumplirá la fantasía de que la información será servida por ciudadanos-periodistas voluntarios, sin que nadie pueda controlar su libre flujo. En cambio, es interesante notar que los «blogs» capaces de competir con la prensa acaban por asemejarse a ella, porque asumen su función. No son ya puro voluntariado, sino actividades profesionales en mayor o menor grado, pues informar bien exige trabajo cualificado, con inversión de tiempo y dinero.

Así, el modelo de nuevo medio nacido en la «blogosfera», el periódico coreano «Oh My News», cuenta con más de 30.000 voluntarios que suministran las noticias; pero necesita también 45 periodistas profesionales en plantilla. Se financia con publicidad, como la mayoría de los «blogs», y secundariamente con un sistema adoptado también por otros, el «tip-jar» o bote (para las propinas), que permite a los lectores hacer, mediante un clic, una pequeña donación cuando les gusta algún artículo.

Y si en algunos casos sonados los «blogs» han sido eficaces vigilantes de los medios de comunicación, poniendo al descubierto manipulaciones, ellos mismos -como medios que son- están sujetos a las mismas críticas. En consecuencia, necesitan adoptar un código ético, como los demás medios, concluía Adam Cohen, del consejo editorial del «New York Times» en este diario (8-05-2005).

Muchas bitácoras, señalaba Cohen, dejan bastante que desear en cuanto a ética se refiere. Son manifiestamente parciales, emplean un tono combativo o insultante; no tienen transparencia económica; no corrigen sus errores ni se retractan. Un «blog» de ese tipo no puede presentarse como un heroico David frente al gigante de los «poderosos» medios tradicionales. Por eso, advierte Cohen, «los «blogs» necesitan códigos de conducta oficiales si no quieren ser acusados de hipocresía». También la «blogosfera» necesita quien la vigile.

Josemaría Carabante___________________(1) Texto íntegro del discurso en: www.newscorp.com/news/news_247.html

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