·

La interpretación de las ciencias y de la Biblia

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Jacques Arsac, miembro correspondiente de la Academia de las Ciencias francesa, explica en un artículo publicado en La Croix (2-IX-99) que los descubrimientos científicos no contradicen la Biblia. Son las interpretaciones, tanto de la ciencia como de la Escritura, las que pueden entrar en conflicto.

Los neurobiólogos ponen de manifiesto la actividad de ciertas zonas del cerebro durante las operaciones mentales, por ejemplo cuando leemos un texto. Este hecho experimental, irrecusable, puede ser interpretado de dos maneras diferentes al menos. Se puede decir que nuestra alma utiliza el cerebro para sus acciones: el hecho de pensar provoca en él una actividad físico-química. Pienso con mi cerebro como veo con mis ojos. También se puede decir, por el contrario, que esta actividad cerebral es la última realidad. Mis ojos ven, mi cerebro calcula, lo cual es la verdadera naturaleza del pensamiento: «Razonar no es más que calcular» (Thomas Hobbes).

(…) Estamos ante dos «interpretaciones» contradictorias de un mismo hecho científico: el cerebro está activo cuando pienso. Si estuviera establecido que toda operación del pensamiento es un cálculo ejecutable por una máquina, según la navaja de Occam («No hay que multiplicar los entes sin necesidad»), habría que rechazar el alma como una hipótesis inútil. Pero eso no está establecido, no es un hecho científico. La ciencia, actualmente, no permite descartar una de las dos interpretaciones.

Interpretar una cosa es siempre colocarla en un contexto en el que adquiere un color particular. (…) Las experiencias de neurobiología colocadas en un contexto materialista son leídas como la negación del espíritu inmaterial. En un contexto de fe, dicen que el espíritu se expresa gracias al cerebro. De la misma manera, el texto del Génesis puede ser leído como una descripción literal de la creación del mundo o como un relato mítico que plantea que el universo es obra de Dios, que el Sol y la Luna son objetos y no dioses, que el hombre ha sido establecido como señor de la creación con el encargo de someterla.

A causa de la multiplicidad de interpretaciones de los hechos científicos, de una parte, y de la Biblia, por otra, siempre habrá riesgos de conflicto entre la ciencia y la fe. Siempre que esto ocurra, habrá que releer atentamente los hechos científicos para aislarlos de sus interpretaciones, y habrá que releer la Escritura para asegurarnos de que no la interpretamos mal. Es un debate sin fin. Pero es un debate lleno de esperanza: así progresa nuestra visión del mundo, así se purifica la imagen que nos hacemos de Dios.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.