Jubilados, pero activos en la solidaridad

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La prejubilación a los cincuenta y pocos años abre un nuevo período vital para el que casi nadie se había preocupado de prepararse. Muchas veces es fuente de tensiones psicológicas y familiares. Por eso es importante que esta etapa de la vida se llene también de contenido. Josep Maria Riera ha analizado esta situación en el libro Jubilarse a los 50 (Ediciones Pirámide), en el que advierte los problemas y sugiere alternativas para que los prejubilados amplíen su participación social. Entre otras cosas, cada vez más ONG necesitarán su colaboración.

De esto sabe un experto como Rafael Termes, 82 años, ingeniero industrial, que ha sido portavoz de la Asociación Española de la Banca y director del IESE en Madrid. Es uno de los promotores de SECOT (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica), una ONG cuyos miembros son jubilados procedentes del mundo de la empresa que ofrecen servicios de asesoramiento gratuito a pequeñas y medianas empresas. Los miembros de SECOT no perciben honorarios, limitándose las empresas beneficiarias del servicio a costear la manutención y el desplazamiento de los seniors que actúan como asesores.

Termes se muestra crítico con los sistemas intervencionistas que intentan solucionar un problema (el desempleo de los jóvenes) creando otro (el desempleo de los maduros). A su juicio, habría que levantar la actual barrera que impide que un jubilado que cobre su pensión pueda prestar cualquier tipo de trabajo remunerado. Termes se muestra partidario de que las empresas cuenten con un marco legal que les permita que los trabajadores senior puedan ocuparse de tareas de formación, gozando de una jornada reducida, acorde con la edad y los años de servicio de los interesados.

Las ONG los necesitan

También las actividades de voluntariado van a necesitar cada vez más a los retirados de la vida laboral. Al desaparecer en España el servicio militar obligatorio, muchas ONG que se nutrían de objetores de conciencia tendrán que sustituirlos con prejubilados y jubilados. Como señala Juan Martínez, 71 años, director de Cooperación Social (CS), una ONG de gestión de voluntariado, el alargamiento de la vida y el incremento de la calidad de vida de los mayores han hecho variar sustancialmente el panorama ocupacional de los jubilados. Los miembros de la junta directiva de Cooperación Social tienen 66 años de media y, salvo caso de fallecimiento, perseveran en la tarea desde hace siete años.

CS orienta buena parte de sus actividades a buscar voluntarios para otras ONG. Martínez comenta que las sesiones mensuales que organizan bajo el título Soluciones Solidarias tienen bastante éxito a la hora de convocar a jubilados, que suelen rondar el centenar. En estas sesiones, CS invita a algún experto en una problemática social que expone las necesidades y las acciones a emprender. Concluida esa intervención, un representante de una ONG que desarrolla sus actividades en ese campo, expone las soluciones que ellos ofrecen. Martínez comenta que en todas las sesiones hay jubilados asistentes que se animan a integrarse como voluntarios en la ONG que ha sido invitada.

A CS -dice Martínez- acuden personas que piensan que se han ganado su libertad, y se sienten en la obligación moral de contribuir a la solución de problemas de la sociedad. «Por regla general, las personas que trabajan como voluntarios ven cómo su situación en la vida mejora e incluso su vida se alarga», dice.

CS nutre de voluntarios a más de treinta ONG que atienden problemas de inmigración, enfermedad, drogadicción, adopción, SIDA, etc. Otros campos de actuación de CS son la formación de voluntarios y la presentación de proyectos para acceder a subvenciones públicas. En este último campo, Martínez se muestra muy ilusionado con dos proyectos que están financiando, uno de dotación de infraestructuras en la República Dominicana, y otro en Congo (una escuela de corte y confección). En ambos casos son ONG de aquellos países los que gestionan las ayudas y ejecutan los trabajos.

Sobre la media de perseverancia del voluntariado, Martínez reseña que los jubilados están por encima de la media de los jóvenes (2 años). Y nos ofrece el ejemplo de un programa copiado de Estados Unidos. Se llama «En línea» y consiste en establecer un sistema de preceptuación en el estudio para escolares de bajo rendimiento, procedentes de centros públicos ubicados en zonas marginales de Madrid. Los seniors visitan a directores de centros públicos para hablarles del proyecto. Después de ese trámite, muy bien acogido por los directores, visitan a las familias de los candidatos para involucrarles en la iniciativa. Semanalmente, los sábados, un autobús recoge a los escolares y los lleva a un instituto del centro de la ciudad, donde les esperan sus tutores senior, que les preceptúan en las aulas, para terminar al final de la mañana con actividades deportivas. Algunos de los preceptores son catedráticos jubilados, que una vez al mes se desplazan con los chicos a realizar una visita cultural a un museo o a un lugar atractivo para los chicos, como un parque de bomberos.

Alberto Fijo

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