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Japón: el empleo temporal, una amenaza para los trabajadores jóvenes

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Ashiya. La tradición de empleo vitalicio en Japón -dedicación total a la empresa a cambio de seguridad laboral- no sobrevivíó a las reestructuraciones de empresas en el cambio de siglo. Ahora lo que predomina es la sustitución de empleados permanentes por otros temporales. Y esto ha acentuado sustancialmente la disparidad de ingresos, en perjuicio sobre todo de los empleados jóvenes.

Con la reactivación económica, el paro bajó al 4,1% en agosto pasado. Pero la tendencia de empleo no regular se ha acentuado, especialmente para los jóvenes. Durante el primer trimestre de este año había 5,9 millones de trabajadores no regulares de 15 a 34 años de edad, lo que representa un aumento de 340.000 con respecto a 2005. Al mismo tiempo, el número de empleados permanentes ha sufrido un descenso de 190.000 con respecto al año anterior. Hoy en día, según datos del Ministerio de Trabajo, uno de cada tres trabajadores no está en plantilla.

Malestar de los trabajadores jóvenes

Con el desarrollo de la planta laboral flexible, un creciente número de fabricantes recurren a trabajadores eventuales contratados a través de agencias de trabajo temporal. Para la empresa esto supone una reducción de costes y de responsabilidades. Cuando la compañía emplea directamente a trabajadores temporales está obligada por ley a asumir responsabilidades por su seguridad y a ofrecer empleo permanente -incluir en plantilla- a los que desarrollan el mismo trabajo durante cierto tiempo. Ninguna de estas responsabilidades recae sobre la compañía en el caso de personal facilitado por las empresas reclutadoras. Este tipo de acuerdo, que es cada vez más común, permite a las compañías usar una mano de obra relativamente barata, sin las obligaciones legales propias del estatus de los empleados.

En cuanto a los sueldos se refiere, la diferencia es notable: el promedio anual de los empleados fijos, o a tiempo completo, asciende a unos cinco millones de yenes para los de 25 a 39 años, y a unos siete millones para los de 40 a 59 años.

En cambio, el promedio entre los eventuales es de unos tres millones; pero después de los descuentos por seguros de enfermedad y retiro, apenas sobrepasan los dos millones y medio anuales. Por otra parte, el promedio para los trabajos a tiempo parcial oscila entre los 600 y 800 yenes por hora. Esta desigualdad afecta especialmente a los empleados jóvenes (de 20 a 34 años).

A la vista de estas cifras no es de extrañar una serie de protestas que se produjeron en agosto pasado en Tokio, por parte de jóvenes sin recursos a los que algunos periódicos llaman «la generación impotente». Salieron a la calle con pancartas que proclamaban: «Dadnos dinero», «Silencio = muerte», «Aumento del salario mínimo», o «Queremos vivir».

Uno de los organizadores de la manifestación explicaba: «Esta protesta no es sólo acerca del empleo, sino que pretende también llamar la atención sobre la incertidumbre acerca del futuro y de poder encontrar un lugar digno donde vivir». Esta «generación impotente» llegó a la edad laboral cuando la tasa de desempleo alcanzó el máximo sin precedentes a finales de los 90 y principios de siglo.

Según un análisis del Ministerio de Trabajo, el incremento de los asalariados no regulares por parte de las empresas «carece de visión a largo plazo, pues disuade a la gente de contraer matrimonio y crear una familia. El fenómeno de los bajos sueldos ha llevado a un fuerte descenso de los matrimonios y, como consecuencia, a acelerar la caída de la tasa de natalidad».

Ante la jubilación de los «baby boomers»

Con la reciente reactivación económica y la ya inminente jubilación en masa de los «baby boomers» (nacidos en los dos decenios siguientes a la guerra mundial), muchas empresas sienten la urgente necesidad de reclutar a jóvenes que puedan ser formados para sustituir a los especialistas antes de que estos se retiren.

Por eso, a mediados de septiembre las empresas privadas levantaron la auto-impuesta prohibición de seleccionar a graduados de bachillerato y empezaron a efectuar exámenes de reclutamiento para jóvenes que desean comenzar su vida laboral al terminar los estudios de enseñanza media.

El número de los que han decidido empezar a trabajar al terminar el bachillerato ha aumentado considerablemente. Si esperan a graduarse en la Universidad dentro de cuatro años, existe la incógnita de si podrán encontrar trabajo, mientras que ahora hay demanda de trabajadores jóvenes. Como dice Fujio Takeuchi, profesor encargado de orientación profesional, «un buen número de empresas importantes de automóviles, maquinaria eléctrica y ferrocarriles, entre otras, están reclutando a multitud de bachilleres. Como no existe garantía real de que estos estudiantes puedan encontrar un ambiente adecuado para conseguir trabajo al terminar una carrera universitaria, muchos de ellos consideran más favorable la presente situación».

Según estimaciones de población futura compiladas por el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Población y Seguridad Social, el número actual de personas en edad laboral (15-64 años) es de alrededor de 84 millones, o el 65,7% de la población total. Sin embargo, debido a la continua disminución de la natalidad, se estima que la población activa descenderá a 76,55 millones, o el 60,8% del total, en 2016.

Kaori Yamato, especialista del Mizuho Research Institute, dice: «Especialmente las grandes empresas se han dado ya cuenta de la necesidad de formar a personal clave y a técnicos, con una perspectiva a largo plazo. Con la jubilación de los «baby boomers» el personal reclutado entre los bachilleres crecerá durante tres o cuatro años. Después, con el descenso de la población, las empresas pondrán mucho más empeño en conservar a los empleados jóvenes». Y en un futuro no lejano los talentos jóvenes -como los que ayudaron a construir la economía japonesa durante el período de crecimiento- serán dificilísimos de encontrar.

Quizá entonces los trabajadores jóvenes estarán en situación de imponer sus condiciones.

Antonio Mélich

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