Gregoriano en el «hit parade»

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Contrapunto

Ningún estudio de mercado había descubierto que el canto gregoriano podía competir con el rock, el pop y la salsa. Pero Las mejores obras del canto gregoriano, interpretadas por el coro del monasterio benedictino de Silos, se ha convertido en España en el compacto superventas con más de 300.000 ejemplares. Y ahora se lanza al mercado mundial. Ningún otro disco grabado en España había llamado tanto la atención internacional. Ya sólo falta que lo pongan también a veces en algunas iglesias, donde musiquillas que quieren ser modernas destrozan los oídos.

En la concurrida rueda de prensa para el lanzamiento internacional del disco volvía una y otra vez la pregunta: ¿A qué se debe ese éxito? El presidente de la casa discográfica afirma: «El éxito no puede achacarse a la campaña de lanzamiento, que ha sido muy modesta. La respuesta ha sido espontánea y ha desbordado todas nuestras expectativas».

El director del coro considera que el éxito del gregoriano se debe a que el público vuelve a valorar la armonía sobre el ritmo; y explica que después del Vaticano II, que permitió la liturgia en lengua vernácula, los monjes de Silos optaron por mantener el canto gregoriano, «conscientes de que suponía una riqueza que les ayudaba a profundizar en la oración».

Pues de oración se trata, según aclaró el abad del monasterio, Clemente Serna: «Nosotros no nos planteamos el canto como una manifestación artística, sino como una forma de oración». El éxito del disco expresa, a su juicio, una búsqueda de paz y espiritualidad: «La sociedad no ofrece a la gente lo que necesita, no satisface sus necesidades espirituales; creo que hay un profundo deseo de cambio».

En cualquier caso, nadie puede negar que los monjes de Silos han sabido satisfacer o crear un gusto del público, sin necesidad de hacer encuestas. Más bien da la impresión de que les preocupan poco. A pesar del éxito, dice el abad, «la comunidad está tranquila, ya que no vemos la televisión, no escuchamos la radio ni leemos los periódicos».Y es que, para descubrir los signos de los tiempos, no hay como estar atentos a la profundidad de lo eterno.

Aunque el gregoriano no se mantenga a la cabeza del hit parade, su éxito actual deja una elocuente enseñanza. En el patrimonio de la Iglesia hay auténticas riquezas, poco valoradas en los últimos tiempos, que la gente descubre con asombro. Y las iniciativas de la Iglesia que han llegado últimamente a un público masivo en España -gregoriano, Catecismo o Año Santo Compostelano- son las que han sabido enlazar la tradición con las necesidades del hombre de hoy.

Ignacio Aréchaga

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