Francisco propone remedios para revitalizar la fe en Alemania

Fuente: Santa Sede
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El pasado 20 de noviembre, Francisco felicitó a los obispos alemanes en visita “ad limina” por las iniciativas que han promovido en la crisis de los refugiados. Pero también les mostró su preocupación por el declive de la práctica religiosa en Alemania. Para hacer frente a esta situación, el Papa insistió en la importancia de desarrollar una pastoral más atenta a la vida sacramental de los fieles.

Francisco comenzó su discurso agradeciendo “el gran apoyo que la Iglesia en Alemania presta a personas en todo el mundo, a través de numerosas obras de caridad”. E hizo una alusión particular a la ayuda a los refugiados y a las iniciativas que intentan mejorar las condiciones de vida en los países de origen.

Después pasó a hablar sobre “la erosión de la fe católica en Alemania”, manifestada en el descenso de la práctica religiosa: durante las últimas décadas, ha disminuido el porcentaje de católicos que van a misa el domingo; hay menos confesiones, confirmaciones, matrimonios canónicos… También ha descendido notablemente el número de candidatos al sacerdocio o a la vida consagrada.

La renovación empieza con los sacramentos

¿Qué se puede hacer? El Papa les animó a superar la “resignación que paraliza” y les invitó a fijarse en el ejemplo de los primeros cristianos: en vez de poner su confianza “en las estructuras administrativas”, Priscila y Aquila “abrieron las puertas de su casa” y “sacaron fuerza de la Palabra de Dios”. Así, la Iglesia primitiva fue “una Iglesia viva, que se acerca al hombre en su realidad, que sabe estimular, que sabe animar”.

El Papa renueva el llamamiento a la “conversión pastoral” que hizo en su exhortación apostólica Evangelli gaudium. La reforma de las estructuras eclesiales debe ir en la línea de volverlas “más misioneras” y “en constante actitud de salida” (n. 27).

Para llevar a cabo esta renovación, “es indispensable que el obispo cumpla con diligencia su papel de maestro de la fe; una fe trasmitida y vivida en comunión viva con la Iglesia universal”. Lo que incluye la tarea de acompañar a las facultades teológicas y de recordarles que “la fidelidad a la Iglesia y al magisterio no contradice la libertad académica, pero exige una actitud humilde de servicio a los dones de Dios”.

La vida sacramental de los fieles debe ser una preocupación primordial de los obispos, dice el Papa. Y menciona expresamente la confesión y la Eucaristía. “La confesión es el lugar donde se recibe el perdón y la misericordia de Dios. En la confesión comienza la transformación de cada cristiano y la reforma de la Iglesia”. Y recordó que la colaboración de los laicos en los planes pastorales no puede ser un sustito del ministerio sacerdotal: “Sin sacerdote no hay Eucaristía”.

El Papa concluyó pidiendo a los obispos que no cejen en su compromiso de defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural. “Aquí no podemos hacer concesiones sin ser nosotros mismos culpables de esta cultura del descarte”. Precisamente unos días antes, el 6 de noviembre, el Parlamento Federal alemán aprobó una ley que permite el suicidio asistido por motivos “altruistas”.

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