Entre 1989 y 1993, las inversiones directas en Europa del Este han ascendido a 20.000 millones de dólares, lo que apenas representa el 1% de los capitales invertidos en el mundo en ese periodo. Estas cifras, dadas en el Foro Universal de Crans-Montana (Suiza) por el ministro húngaro Bela Kadar, muestran que desde la caída del muro de Berlín no ha habido un cambio en la distribución de recursos en beneficio de los antiguos países comunistas. Los países más favorecidos por los capitales occidentales en estos cuatro años han sido Hungría (7.000 millones de dólares) y Rusia (6.800). A mucha distancia siguen la República Checa (2.000), Polonia (2.000), Rumania (800), Eslovaquia (400) y Bulgaria (200).
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