España: un «divorcio-exprés»

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El proyecto de reforma de la ley de divorcio en España prescinde de las causas de divorcio, suprime la separación como trámite previo y permite que uno de los cónyuges pueda imponerlo unilateralmente. Rafael Navarro-Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, comenta esta ley en una entrevista concedida a la agencia Veritas (21 septiembre 2004).

— ¿Qué importancia tiene la supresión de la separación como paso previo a la solicitud judicial del divorcio?

— El trámite previo de la separación puede parecer innecesario cuando hay una clara voluntad de divorciarse. Sin embargo, la experiencia de la ley vigente es que hay un número muy apreciable de matrimonios, aparentemente sin solución, que han encontrado la reconciliación precisamente en el espacio de tiempo que existe antes del divorcio vincular en firme. En concreto, según las últimas estadísticas, un 35% de las separaciones no termina en divorcio. Y un 25% acaban reconciliándose. Dada la importancia de la estabilidad matrimonial, ese «doble trámite» es (era) una de las pocas cautelas que la ley establece para defenderla.

[La reforma propuesta suprime las causas de divorcio y da la posibilidad de que el divorcio sea solicitado por uno de los cónyuges sin que el otro pueda oponerse. A este respecto, Navarro-Valls, recuerda el caso norteamericano.]

— En este momento hay más de quince millones de mujeres criando a sus hijos sin el apoyo del padre. Según un informe gubernamental de hace unos años -ratificado hoy con mayor fuerza- la incidencia incrementada de la ruptura matrimonial y el crecimiento del número de madres solteras ‘son los factores responsables del aumento de la pobreza desde la década de los setenta, sin que haya señales de mejora pues ambos factores siguen creciendo rápidamente’. Algo similar puede llegar a pasar en España.

Por otra parte, no hay que olvidar, como ha precisado Anderson, que un sistema de divorcio que depende de la voluntad de cualquiera de los cónyuges, hace algo más que proporcionar una salida del matrimonio. Cambia las reglas para la entrada en él. Un sistema de divorcio sin causa, recompensa el compromiso del cónyuge con su propio individualismo y el bien del individuo frente al bien común del matrimonio.

Debido a que la comunidad matrimonial no queda protegida en el ambiente legal de un divorcio «sin causa», un compromiso tal se hace solamente a cuenta y riesgo del contrayente. Así, el nuevo marco legal apoya las tendencias que causan la ruptura del matrimonio, y no las tendencias que fomentan su unión y carácter mutuo.

— ¿Qué concepción del matrimonio cree que hay detrás de esta nueva ley?

— Creo que supone el final de un camino hacia atrás, que conduce de nuevo a una forma primitiva de matrimonio: el romano. El divorcio que quiere introducirse supone convertir el matrimonio en un asunto privado, una relación fundada sobre la cohabitación y el consentimiento continuado.

La facilidad de la disolución hace que lo que queda del matrimonio ya no reenvíe ni a la fidelidad ni al amor. Este divorcio, que puede llegar a asemejarse al repudio unilateral islámico, significa que el derecho no sostiene al matrimonio, haciéndolo disponible al simple capricho de una de las partes. El matrimonio así se convierte -por decirlo gráficamente- «en una sociedad de responsabilidad fuertemente limitada».

Si bien el divorcio puede parecer, a veces, el remedio adecuado para poner fin a matrimonios básicamente fallidos o enmendar situaciones creadas por un cónyuge cruel o irresponsable, en general suele empeorar la situación. La buena crianza de un hijo es una responsabilidad enorme que a menudo agota los esfuerzos y la energía de los dos progenitores, pero, para uno solo de ellos, lo más seguro es que la tarea sea abrumadora.

Como se ha puesto de manifiesto, lo más alarmante de la extensión del divorcio en los últimos tiempos es que parece hacer olvidar que su realidad pertenece a la patología del matrimonio, para pasar a pertenecer a la normalidad del mismo. Esto explica la facilidad con que la nueva legislación intenta regular un «divorcio al vapor» o «divorcio-exprés», de rápida resolución.

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