El pragmatismo recorta las identidades ideológicas

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La diferenciación entre la izquierda y la derecha se está volviendo más difusa en el Reino Unido, como revelan los programas de los partidos para las elecciones generales del 7 de mayo. Mientras los laboristas se presentan ahora como el partido de la responsabilidad fiscal, los tories intentan redefinirse como los garantes del bienestar de la clase trabajadora. E incluso es posible encontrar muchas similitudes entre el UKIP y Los Verdes.

En su libro La transformación de la política (2002), el filósofo Daniel Innerarity identificó el debilitamiento de las identidades ideológicas como uno de los rasgos más característicos de la política contemporánea: “La vida política parece estancarse en un ‘centro’ amplio y difuso en el que todos los partidos compiten en la promesa de combinar lo uno y lo otro: libre mercado y estado de bienestar, individualización y justicia social, desregulación y gobernabilidad”.

La indefinición se ve como una forma de ganar más votos: “Conquistar la mayoría consiste en dejarse perdonar por un mayor número de personas. Y gobernar con éxito equivale a haber molestado a muy pocos”.

Los antieuropeístas del UKIP y los Verdes coinciden en más temas de lo que cabría esperar

Laboristas en una época de escasez

Pero la campaña electoral británica está poniendo de relieve que redefinirse también puede servir para “neutralizar los puntos débiles” de la propia marca política, como explica George Eaton en New Statesman.

Así parece haberlo entendido el candidato laborista a primer ministro, Ed Miliband, quien quiere convertir la responsabilidad fiscal en un signo distintivo de su partido. “Es salvaguardando las finanzas públicas como podemos salvaguardar la economía de las familias”, dijo durante la presentación de su programa.

Miliband se ha comprometido a reducir año tras año el déficit público hasta alcanzar un superávit en el 2020. Y, para eso, convierte en medida estrella lo que su programa llama “el cerrojo de la responsabilidad presupuestaria”; es decir, la garantía de descartar cualquier medida política que no vaya acompañada de un plan económico que garantice su viabilidad sin necesidad de nuevo endeudamiento.

Es significativo que después de haberse pasado los últimos cinco años azotando a la coalición entre conservadores y liberal-demócratas por sus políticas de austeridad, el Partido Laborista convierta el compromiso de equilibrar las cuentas en el eje de su campaña. Miliband insiste en que el suyo es un plan “ambicioso”, pensado para “una época de escasez”.

El giro de Miliband se explica en parte por necesidades a corto plazo. Según The Guardian, las encuestas internas de los laboristas muestran que los votantes fluctuantes quieren escuchar ese mensaje. Y en parte también por la necesidad –esta viene de lejos– de contrarrestar la creencia de que el déficit público que heredó en 2010 la coalición liderada por David Cameron, fue culpa de los últimos 13 años de dominio laborista.

“Aportaremos corazón a un gobierno tory o cerebro a un gobierno laborista”, dicen los liberal-demócratas

Protección conservadora de la cuna a la tumba

Pero los laboristas no son los únicos que han optado por redefinirse para hacer las paces con su pasado. En las elecciones de 2010, el propio Cameron se empeñó en buscar una marca para su partido que lo alejara del liberalismo duro de Margaret Thatcher, primero con la propuesta del “centro compasivo” y después con su visión de la “gran sociedad” (cfr. Aceprensa, 11-05-2010)

Ahora Cameron vuelve a la carga e intenta una nueva vuelta de tuerca. Consciente de que sobre él pesa el descontento por los recortes sociales de los últimos años, el líder tory explicó en la presentación de su programa que no entró en política “simplemente para equilibrar las cuentas”, sino para ofrecer “una buena vida” a los ciudadanos.

El programa del Partido Conservador sigue hablando del poder y la responsabilidad de los ciudadanos, pero arranca con una frase que recuerda más al Estado del bienestar imaginado por William Beveridge que a la “gran sociedad” de Cameron: “Tenemos un plan para cada momento de tu vida”.

Lo que se concreta en menos impuestos y una agenda social más generosa: más facilidades a las familias de renta baja para la compra de una vivienda; aumentar el gasto en sanidad; pensiones más altas; la ampliación hasta 30 horas semanales de las guarderías gratuitas para los niños de tres y cuatro años cuyos padres trabajan…

A la espera de una nueva coalición

En un contexto político en el que el debilitamiento del bipartidismo augura nuevas alianzas (cfr. Aceprensa, 10-03-2015), los liberal-demócratas de Nick Clegg también han descubierto que la indefinición puede jugar a su favor. Y así, entre las cinco prioridades de su partido para la próxima legislatura incluye más gasto público en sanidad y en educación, dos propuestas que pueden chocar en boca de un liberal.

Mientras los laboristas se presentan como los garantes de la responsabilidad fiscal, los conservadores hablan de ofrecer “una buena vida” a los ciudadanos

Durante la presentación de su programa, el viceprimer ministro británico y líder del partido que gobierna en coalición con los tories estuvo más preocupado de presentar a su formación como el socio ideal para conservadores o laboristas que de afirmarse ideológicamente. “Aportaremos corazón a un gobierno tory o cerebro a un gobierno laborista”, dijo Clegg.

La baza de los liberal-demócratas es presentarse como la opción estable “frente a los bandazos hacia los extremismos”, representados por el Partido Nacionalista Escocés (SNP), con sus reivindicaciones independentistas, y el UKIP, muy beligerante en los debates sobre la inmigración y la salida de la Unión Europea.

Tan distintos, tan parecidos

Pero es que incluso el UKIP, cuyas posición en esos dos temas es innegociable, luego no es tan previsible. The Economist ha identificado hasta 10 semejanzas entre los programas del partido de Farage y el de Los Verdes, que también tiene una identidad ideológica fuerte.

Sorprende que dos partidos situados en los extremos del arco político coincidan en tantas cosas: aumentar el gasto público en sanidad; quitar las tasas universitarias (en el caso del UKIP, solo las de carreras de ciencias); atajar el problema de las viviendas vacías; oponerse a la intervención militar de Reino Unido en el extranjero; oponerse a la construcción de una red de alta velocidad; cambiar el actual sistema electoral por el de representación proporcional…

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