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El ciberespacio, un «nuevo areópago» para la Iglesia

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El complejo mundo de las nuevas tecnologías informáticas, que muchos sintetizan bajo el genérico nombre de «ciberespacio», ciertamente presenta grandes cuestiones a la Iglesia católica, pero especialmente proporciona oportunidades que los católicos no pueden desperdiciar. Esta fue, en síntesis, la conclusión alcanzada en la más importante reunión tenida nunca entre reputados tecnólogos y líderes católicos de todo el mundo para hablar sobre las nuevas tecnologías. Cerca de 50 cardenales, obispos y otras personalidades católicas del Vaticano, Norteamérica y Latinoamérica se reunieron del 26 al 28 de marzo en Denver para participar en el Congreso titulado «Nuevas Tecnologías y Persona Humana: Comunicando la Fe en el próximo milenio», organizado por el presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Mons. John Foley, y el arzobispo de Denver, Mons. Charles Chaput.

Durante el primer día, los congresistas escucharon en primer lugar a Esther Dyson, considerada como una de «las personas más influyentes en el mundo de Internet». Dyson respondió a preguntas acerca de la oportunidad sin paralelo de llegar a gente a través de Internet, pero también sobre el reto que representa, para cualquier organización basada en la autoridad, el más «horizontal» ciberespacio. «La primera regla para evaluar las nuevas tecnologías es entender que los medios no importan tanto como el contenido», dijo, y precisó que «justamente uno de los principales problemas de Internet es el de los contenidos objetables, como la pornografía y la violencia».

Gregory Liptak, experto en telecomunicaciones del Jones Intercable, encabezó una sesión en que expuso los modos en que un mensaje puede ser transferido con un costo mínimo, desde el satélite hasta las más novedosas tecnologías de Internet. Una de las propuestas más llamativas de Liptak a los obispos fue la idea de desarrollar una radio virtual a través de Internet, una tecnología que Radio Vaticano ya está aplicando y que en un futuro cercano reemplazará a la distribución de casetes grabadas.

Una transformación de la cultura

Más tarde, Leo Hindery, Presidente de la TCI -el mayor proveedor de cable- y Charles Geshke, cofundador de Adobe Systems, mostraron una gran confianza en el futuro de Internet y sus «muy positivas consecuencias». Sin embargo, Hindery advirtió sobre la «creciente y peligrosa basura» en Internet y sugirió que la Iglesia católica debería crear instancias electrónicas dirigidas a orientar a los usuarios del web sobre cómo hacer una navegación segura y productiva.

El primer baño de agua fría al clima de optimismo frente a las nuevas tecnologías fue proporcionado en la mañana siguiente por el Card. JeanMarie Lustiger, arzobispo de París. El cardenal francés admitió que su conferencia podía sonar pesimista, pero veía necesario e indispensable tomar conciencia de «lo que el ser humano podría perder en una cultura de la imagen en la cual los sujetos son convertidos en objetos».

El Card. Lustiger animó a los católicos a estar alerta ante las consecuencias antropológicas y éticas que inadvertidamente pueden traer las nuevas tecnologías.

Neil Postman, un educador neoyorkino y autor de varios libros críticos con los medios de comunicación masiva, desarrolló una conferencia sintetizada en el siguiente adagio: «las tecnologías quitan tanto o más de lo que ofrecen». Postman, considerado por la revista Wired como «el más respetado tecnófobo», insistió en la necesidad de recordar que las tecnologías no son sólo herramientas, sino que también implican una trasformación de la cultura. «Después de la invención de la imprenta, Europa ya no fue la misma. Se puede decir lo mismo con respecto a las nuevas tecnologías», y añadió que «la cultura siempre paga un precio por la tecnología». Postman también afirmó que las ventajas y desventajas de las tecnologías se distribuyen de forma desigual entre la población, «lo que significa que cada nueva tecnología beneficia a unos y perjudica a otros».

Posteriormente, la hermana Judith Zobelain, responsable de la página web del Vaticano, y el benedictino Aquinas Woodworth, director de la página web «Cristo en el Desierto» y director del NextScribe Studios, describieron sus propias experiencias sobre cómo adaptar las nuevas tecnologías a la evangelización, catequesis y comunicaciones católicas.

«Las nuevas tecnologías no son ciertamente el más importante asunto que la Iglesia tiene que afrontar. Pero tendrán un gran impacto en la manera como organizamos nuestras ideas y nuestras vidas; la manera en que nos encontramos con Jesucristo, y la manera en que vivimos nuestra vocación de apóstoles. Y así, merecen nuestra atención y cuidado», afirmó el arzobispo Chaput en la ceremonia de clausura. «Es fácil mostrar las nuevas tecnologías en términos triviales, tratándolas sólo como las más tardías en una larga historia de desarrollo técnico con pocas consecuencias para los asuntos decisivos. Es fácil también sobreestimar su importancia y centrarse puramente en estas deslumbrantes nuevas maravillas como si tuviesen un revolucionario fin en ellas mismas; pero también es posible entenderlas, hablar de ellas, trabajar con ellas como un medio para servir a la misión central de la Iglesia, la cual es predicar el evangelio de Jesucristo, el evangelio de la redención de la persona humana», concluyó Chaput.

Alejandro Bermúdez

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