·

Cuando la mascota “me comprende”

publicado
DURACIÓN LECTURA: 7min.
Nunca antes en la historia hubo mejor época que esta para ser perro. O gato, loro, conejo o iguana. Para serlo, tener dueño y vivir en casa, o sea, para ser mascota. De hecho, incluso la palabra dueño ha sido desplazada en muchísimos casos por un término con más candor afectivo: padre, o por uno que denota incluso sumisión ante el ser irracional: mayordomo, que es como prefieren llamarse a sí mismos, en Corea del Sur, los que cuidan de una mascota. El trato a los animales de compañía ha variado mucho. Si hasta hace unas décadas al perro le bastaba con una alfombrilla sobre la que echarse, un cuenco con agua, otro con piltrafa o con pienso –cualquier pienso–, y una pelota o ...

Contenido para suscriptores

Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.

Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.