Cinco razones por las que los regímenes árabes están cayendo

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El profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de El Cairo, Moataz A. Fattah, afirma en el Christian Science Monitor que la pérdida de legitimidad sufrida por regímenes como el Hosni Mubarak no se arreglará solo con la formación de nuevos gobiernos. Fattah enumera cinco desafíos que hacen más comprensible la decadencia que viven en la actualidad los regímenes árabes.

Desafío biológico (Brecha generacional)

Existe un desfase generacional entre los viejos gobernantes y una mayoría de jóvenes. En la actualidad, un 65% de los egipcios son menores de 30 años. La tasa de desempleo entre los ciudadanos de 18 y 29 años alcanza el 25% y muchos de los que tienen trabajo no se dedican a aquello para lo que estudiaron.

Sólo un 1% de los jóvenes egipcios están afiliados a algún partido lo cual lleva a pensar que no se sienten representados políticamente. Los jóvenes no entroncan con la memoria histórica de sus padres. El hecho, por ejemplo, de que Mubarak fuera el jefe de la fuerza aérea en la guerra contra Israel en 1973 no significa mucho para las nuevas generaciones.

Desafío geológico (Petrodólares y capital social)

En el pasado, contar con recursos naturales como petróleo o fosfatos suponía una gran ventaja. El control de estos elementos, así como del agua, confería a estos regímenes cierta legitimidad en los años 70 y 90.

Sin embargo, el bienestar obtenido a través de estos recursos no tiene el mismo efecto positivo hoy. Hay un incremento importante de la demanda de educación libre, sanidad y empleo. Como demuestra el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, el régimen de Mubarak ha sido incapaz de transformar su capital monetario en capital social.

Desafío religioso (Islam y democracia)

Algunos islamistas han demostrado un mayor compromiso con la democracia que los autócratas seculares que gobiernan en la región. El argumento de que los actuales gobernantes frenaban el posible auge islamista se ha desvanecido cuando ha quedado demostrado que estos últimos son en muchos casos menos violentos y radicales que quienes les gobiernan. Cada vez es más difícil alegar que los islamistas son seguidores de los líderes de Al Qaeda.

Desafío tecnológico (La juventud de Facebook)

Los cambios mencionados no serían posibles sin el impacto de la tecnología que ha permitido a los musulmanes estar conectados con el mundo exterior. Las antenas parabólicas e Internet les han mostrado lo que ocurría en Georgia, Ucrania, Túnez y otros países. Los jóvenes egipcios han encontrado en las redes sociales una libertad de expresión que antes no tenían, a pesar de la resistencia por parte de las autoridades a aceptar que “la juventud de Facebook” fuera la juventud de su país.

Desafío ideológico (Ni nasserismo ni islamismo radical)

Los egipcios viven una época en la que se desvanece el encanto por las ideologías no democráticas de los años 50 y 60 como el nasserismo (nacionalismo árabe) y el islamismo radical. Estas ideologías han perdido su significado tras varias décadas de independencia formal, corrupción generalizada y el colapso del modelo soviético. Las palabras “reforma” y “cambio” comienzan a ser las más utilizadas en las calles árabes.

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