Maternidad subrogada en Canadá: no tan altruista

publicado
DURACIÓN LECTURA: 7min.
Maternidad subrogada

 

Tener un hijo por medio de una madre subrogada se ha vuelto más difícil en países de Asia y en Rusia, sitios donde el procedimiento, o bien ya descarta a clientes extranjeros, o bien les fija unas condiciones estrictas para poder “encargar” bebés. Por eso muchos miran ahora mismo a Canadá.

 

Allí la práctica es legal desde 2004, y más barata que en Estados Unidos, donde el coste está entre 90.000 y 120.000 dólares. En Canadá, todo sale por el equivalente de unos 70.000 dólares de EE.UU. La suma incluye una compensación a la madre sustituta por los gastos en que incurra.

Una ventaja de Canadá es que otorga automáticamente la nacionalidad a los bebés nacidos allí. Esto atrae a muchos extranjeros que tendrían problemas para inscribir al niño, una vez de regreso, en el registro civil, porque sus países no reconocen la maternidad subrogada.

Además, la atención médica a la madre subrogada durante la gestación y en el parto es cubierta por la sanidad pública, lo que supone de 3.000 a 6.000 dólares canadienses (2.100-4.200 dólares estadounidenses), según cálculos del Toronto Sun. Solo en la Columbia Británica nacieron unos cien bebés por subrogación entre 2016 y 2017, de los que 45 fueron para padres extranjeros. Ello implica que los contribuyentes de la provincia pagaron unos gastos de unos 270.000 dólares por unos niños que, poco después de nacer, salieron del país. En cambio, la sanidad canadiense no cubre la atención a los recién nacidos si los padres (los que encargaron la gestación, en caso de maternidad subrogada) son extranjeros.

“Las subrogadas pueden experimentar diversas formas de explotación, coerción, objetificación, sea que reciban dinero o no”

Cómo es en la práctica la maternidad subrogada en Canadá se describe ampliamente en un reportaje de la BBC, que visitó uno de esos centros en que las madres se reúnen para hacer meditación, charlar y animarse unas a otras con la idea del “empoderamiento femenino” que supone este tipo de gestación. “Yo hago familias. ¿Cuál es tu superpoder”, afirma el texto impreso en las camisetas de las mujeres, que previamente han estudiado una lista de posibles candidatos a padres intencionales. Unos serán escogidos y otros serán excluidos.

Entre las subrogadas hay además quienes se especializan en determinado tipo de usuario. Christine English, por ejemplo, se embaraza exclusivamente para dar descendencia a parejas homosexuales. “Todo el mundo debería tener derecho a tener hijos y los gais no lo tienen”, dice.

Todos cobran, menos…

Según datos citados por la cadena británica, en los últimos diez años los casos de maternidad subrogada se han incrementado un 400% en Canadá, y ahora mismo habría unas 900 mujeres que gestan hijos a los que no criarán.

La condición es que acepten hacerlo de moldo altruista. Contratar por dinero a una madre subrogada está penado con multa de medio millón de dólares y hasta diez años de cárcel. Lo único que pueden recibir las gestantes son reembolsos de los gastos en que incurran, que generalmente hay que justificar presentando los recibos.

Pero otros sí cobran por sus servicios, principalmente los abogados que se ocupan de los trámites legales (unos 20.000 dólares canadienses) y las clínicas de reproducción asistida (unos 25.000 dólares). De ahí que Sarah Cohen, de Fertility Law Canada, partidaria de la remuneración a las gestantes, argumente: “El médico, los abogados, los enfermeros… todos reciben un pago por su trabajo, excepto la madre sustituta”. Su propuesta: que a la gestante se le retribuya con al menos 30.000 dólares.

Esa cantidad coincide con la que, según la agencia estadounidense Sensible Surrogacy , por término medio hay que dar a una madre sustituta en Canadá en compensación por sus gastos. La agencia advierte a quienes se planteen buscar una allí que “la ley canadiense no define los gastos reembolsables ni les fija un límite”. Y “si la mujer es una madre sustituta exigente y experimentada, puede pedir extras y gastos de viaje muy elevados”.

La ley de 2004, “superada”

Ya hay algunas iniciativas en ese sentido dando vueltas por los corrillos parlamentarios, y el primer ministro Justin Trudeau ha asegurado que es hora de que los canadienses “tengan una conversación” sobre esto.

El gobierno ha adelantado algunas modificaciones a la ley de 2004. La propuesta es consignar expresamente que se puedan efectuar pagos a las embarazadas para gastos de viaje, parking, servicios de consejería y legales, medicamentos, ropa de maternidad, costos relacionados con el parto, etc.

Pero un legislador liberal va más allá. Anthony Housefather presentó en la primavera pasada una propuesta de enmienda –aún en trámite– a la Ley de Reproducción Asistida de 2004, en la que se eliminaría toda mención a la prohibición de pagos, tanto a la madre biológica como a los donantes de óvulos o esperma.

Un proyecto de reforma presentado al Parlamento propone que no se prohíba remunerar a las madres sustitutas

A día de hoy, el apartado 6 de esa ley refiere que “nadie pagará retribución alguna a una mujer para que sea madre sustituta”. En su nueva formulación, todo quedaría en que nadie puede “inducir” ni “aconsejar” a una mujer que tome esa decisión. De dineros, nada a favor ni en contra.

“El mayor beneficiario de la venta legal de esperma y óvulos será la industria de la fertilidad, que está ampliamente desregulada en Canada”, dice a Aceprensa Gwendolyn Landolt, vicepresidenta de REAL Women of Canada. “Algunas de esas clínicas ya se están anunciando en otros países, para acrecentar el negocio. Las mujeres, particularmente las pobres, serán fuertemente explotadas gracias a la legalización propuesta”.

Con el dinero, mayores riesgos

La autorización del pago a las madres subrogadas las abocaría a mayores riesgos, según dicen algunos críticos. La noción de que al malestar de los nueve meses seguirá una remuneración, dicen, puede acabar empujando a personas con determinados problemas de salud a dar el paso y a obviar las limitaciones que les desaconsejarían un embarazo.

“El dinero puede incitar a las mujeres a adoptar un modo de comportamiento que puede comprometer su salud”, dice a Aceprensa la profesora Katy Fulfer, de la Universidad de Waterloo, en Ontario. La investigadora afirma que, en efecto, hay una inquietud social sobre el tema de la despenalización: “Pero no creo que la conversación que propone Trudeau se quede en si pagarles o no. Las subrogadas pueden experimentar diversas formas de explotación, coerción, cosificación, sea que reciban dinero o no”.

Según explica, sobre la subrogación no ha habido todavía suficiente investigación empírica, y por lo general, las madres subrogadas no han sido ampliamente consultadas cuando se han planteado las regulaciones sobre el tema.

Preguntada si concibe la subrogación como un pacto comercial, Fulfer prefiere ver el proceso como la antesala de una posible relación más duradera entre las partes, pero admite: “Las relaciones son frágiles. No hay varita mágica que asegure que el nexo entre la madre subrogada y los padres intencionales será un cuento de hadas. Creo que es parte de lo que hace tan engañosa la ética de la subrogación”.

Las obsesiones del premier

«El primer ministro Justin Trudeau está obsesionado con convertirse en un líder mundial en temas progresistas”, nos comenta Gwendolyn Landolt, de REAL Women of Canada. “Se autodenomina feminista, habla incesantemente a favor del feminismo, financia el aborto internacionalmente, especialmente en África, para lo que ha dado 650 millones de dólares. Ha financiado a homosexuales, tanto individualmente como en colectivos, en el país y fuera de él; ha legalizado la marihuana…”.

Entre las madres subrogadas hay quienes se especializan en determinado tipo de usuario, como las parejas homosexuales

La postura del gobernante sobre el tema de la legalización del pago por la subrogación, dice Landolt, “está en línea con su total convencimiento de que es un líder global que alecciona al mundo en materias ‘progresistas’”, pero “no hay en Canadá clamor alguno a favor de despenalizar los pagos ni de permitir que la subrogación se convierta en una empresa comercial”.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.