Ventajas y límites del turismo ecológico

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El turismo masivo hacia paraísos tropicales provocó daños a veces graves en el medio ambiente. Como reacción, surgió en los años 90 el llamado «ecoturismo». La idea era salvar las especies amenazadas convirtiéndolas en atracciones turísticas de países en vías de desarrollo: el habitante autóctono encuentra en el turismo una importante fuente de ingresos y el extranjero disfruta contemplando animales salvajes en medio de una vegetación exótica. Tanto uno como otro tienen interés en conservar el medio natural, y todo parece ir en beneficio de las especies protegidas.

El ecoturismo ha traído una serie de ventajas. La afluencia de turistas ha ahuyentado a los cazadores furtivos en ciertas zonas. Ver ballenas se ha convertido en un buen negocio para 65 países: cada año son 5 millones en todo el mundo los turistas interesados, y se calcula que este negocio mueve unos 500 millones de dólares. El ecoturismo favorece también a las economías locales: por ejemplo, en el Parque Nacional de Amboseli (Kenya) la población masai tiene ya una oportunidad para trabajar y modernizar sus infraestructuras gracias al dinero de los turistas; y en Costa Rica el ecoturismo se ha convertido en la partida de ingresos más importante después de la exportación de plátanos.

Sin embargo, como declara a Newsweek (4-III-96) un profesor de geografía de la Universidad de Arizona, «el ecoturismo que se ha extendido por todo el mundo ha llegado a ser en pocos años un turismo sin el eco». Pronto los animales han empezado a sufrir las consecuencias. Las tortugas gigantes que van de noche a la costa mexicana del Pacífico se desorientan por culpa de las luces de los hoteles y no ponen allí los huevos. Hay delfines en la costa Este de Australia que han perdido la habilidad para alimentarse por sí mismos porque se han acostumbrado a recibir la comida de las expediciones de turistas. En Costa Rica más de un manatí (mamífero acuático liso y brillante que inspiró la leyenda de las sirenas) se ha enredado con las hélices de las lanchas de turistas. La deforestación de Rathambhore, reserva de tigres en la India, se debe en parte a los 70.000 viajeros que la visitan cada año, y ha provocado el descenso de la población de tigres a la mitad en menos de 6 años.

Pero aunque el ecoturismo no sea la solución a todos los problemas, parece que contribuye a evitar la extinción de especies animales y ha supuesto un buen freno a los cazadores furtivos. Por eso, más que renunciar a él, los gobiernos intentan reformarlo: en Canarias las expediciones para ver ballenas se han limitado, en Argentina pronto se va a publicar el primer estudio sobre las consecuencias medioambientales del turismo, y en Costa Rica existe un Instituto y una Facultad de Ecoturismo. Las medidas adoptadas pueden ser de lo más diversas. Incluso se ha proyectado la construcción de un teleférico para contemplar las maravillas de la selva de Costa Rica sin profanar la tierra virgen.

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