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Uruguay, democráticamente correcto

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Montevideo. La democracia en América Latina no es algo que funcione a las mil maravillas. Basta echar un vistazo a Venezuela, Ecuador, Bolivia e incluso Argentina, donde los gobiernos parecen muchas veces transitar vías alternativas o mantenerse en una apariencia de democracia. Pero hay excepciones: entre ellas, se encuentra Uruguay, que en 2009 afronta un año electoral.

Este pequeño país de apenas poco más de tres millones de habitantes, enclavado entre dos gigantes como Argentina y Brasil, ha dado normalmente -junto a Chile y Costa Rica- pruebas de un buen funcionamiento institucional. Sin haber escapado a la dictadura militar, que en el caso uruguayo se extendió desde 1973 a 1985, la democracia en esta nación está bien asentada y goza de buena salud. Diversos estudios así lo han demostrado.

Entre las democracias plenas

El Economist Intelligence Unit Democracy Index 2008, que salió a fines del año pasado, dejó en claro que el proceso democrático en Uruguay va por buen camino. El estudio de la revista británica The Economist asegura que la crisis financiera amenaza las democracias no sólo de América Latina sino las de todo el mundo y que el sistema democrático en general está estancado. Pero en el ranking de países más democráticos, colocó a Uruguay en el puesto 23 de 165 Estados. Costa Rica, ubicado en el 27, es el otro país latinoamericano que integró el grupo -de un total de 30- de las democracias plenas, en el que España se encuentra en el puesto 15 y Estados Unidos en el 18.

En el primer informe de este tipo, publicado en 2006, Uruguay también había sido incluido en la categoría de democracias plenas, pero en la posición 27.

El estudio de 2008 distingue además 50 democracias defectuosas -Brasil (41) y Argentina (56) comparten esta categoría-, otras 36 con régimen híbrido -entre ellas Venezuela (95)- y 51 con un gobierno autoritario.

En una escala de 10, Uruguay tiene un 10 en proceso electoral y pluralismo, 8,21 en funcionamiento del gobierno, 5 en participación política, 7,5 en cultura política y 9,71 en libertades civiles. En promedio suma 8,08 frente a 9,88 de Suecia, el número uno en la lista.

El grado de satisfacción con la democracia

Por su parte, en el informe anual de Latinobarómetro, dado a conocer también a fines del año pasado, Uruguay volvió a liderar en adhesión democrática entre los países latinoamericanos. Ante la pregunta sobre su grado de satisfacción con la democracia, los uruguayos fueron los que se mostraron más contentos con este sistema.

En general, los ciudadanos de América Latina tienen poca confianza en los gobiernos y en los políticos; la mayoría de los encuestados se ubicó como políticamente moderado, pero guardando el deseo de tener líderes fuertes y a la espera de que el Estado les resuelva los problemas.

Los sondeos de Latinobarómetro -una ONG sin fines de lucro que realiza estudios de opinión pública en 18 países de América Latina-, revelaron que sólo una pequeña mayoría de los encuestados se muestran como demócratas convencidos. En Uruguay es donde predomina esta actitud: casi el 80% de la población está satisfecha con el funcionamiento de la democracia en el país, frente al 20% entre los peruanos, los más insatisfechos.

La Iglesia católica, la institución más creíble

Otros datos reflejaron que la Iglesia católica continúa siendo la institución más creíble en América Latina, pero en un grado menor que en tiempos pasados. La confianza en el gobierno y en los políticos sigue cayendo en picado en el subcontinente.

En otro chequeo, realizado por el Índice de Evaluación de Cumplimiento Gubernamental y encargado por las Cumbres de las Américas, Uruguay se colocó en primer lugar entre 21 países latinoamericanos. Este estudio hizo una valoración teniendo en cuenta cuatro áreas temáticas relacionadas con la gobernabilidad democrática: acceso a información pública, descentralización, libertad de expresión y fomento de la participación social.

La fundación alemana Konrad Adenauer colocó en su último informe a Uruguay, Costa Rica y Chile como líderes en democracia en la región, y a Venezuela, Bolivia y Ecuador en el fondo de la lista.

Chile, Costa Rica y Uruguay se mantienen en un alto nivel de desarrollo democrático, repitiendo la constante de los últimos seis años”, aseveró el estudio elaborado de la fundación. El trabajo, efectuado en 18 países latinoamericanos, tomó en cuenta el respeto de los derechos políticos y libertades civiles, la calidad institucional y grado de eficiencia política, y el ejercicio de poder efectivo para gobernar.

La persistencia de la democracia uruguaya

Los indicadores parecen mostrar que la democracia uruguaya está entre las más exitosas en América Latina. Su estabilidad se basa, entre otras cosas, en el funcionamiento continuo del sistema desde la misma gestación del Estado en 1825 (o 1830, cuando quedó establecida la primera Constitución); un sistema de partidos de los más viejos del mundo que ni la dictadura militar ni las crisis económicas han enterrado; la subordinación del poder militar al civil -salvo, claro está, durante el período de facto-; la ampliación temprana de los derechos políticos; el siempre participativo votante uruguayo, que acudía a las urnas aun cuando no era obligatorio (en las últimas elecciones de 2004 la tasa de participación fue un 89,6%), etc.

Uruguay podrá volver a demostrar su madurez democrática en este 2009, en el que habrá elecciones presidenciales -en octubre y, si hay segunda vuelta, en noviembre-.

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