Una cruz inscrita en la estrella de David

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Newsweek (13-IX-99) y The International Herald Tribune (13-X-99) cuentan la historia de un sacerdote católico polaco de 56 años que descubrió que es judío.

En 1943 -relata Newsweek-, Swieciany, localidad que perteneció a Polonia antes de la guerra y que hoy forma parte de Lituania, estaba ocupado por los alemanes. Una judía, madre de un hijo recién nacido, suplicaba a una polaca católica que se quedara con el niño. La católica sabía que, si su marido y ella eran descubiertos, serían ejecutados. Pero no tenían hijos, y le convenció la lógica desesperada de la madre: «Salva a este niño judío en nombre del judío en que crees. Cuando el niño se haga mayor, será sacerdote». La profecía se cumplió: Romuald Waszkinel fue ordenado sacerdote en 1966.

(…) Waszkinel es uno de los muchos niños judíos que fueron escondidos en Polonia y no han sabido sus verdaderos orígenes hasta que han sido mayores. Waszkinel comenzó a preguntar a su madre sobre su misterioso pasado en 1978 (…). Había demasiadas cosas inexplicables: (…) las contradictorias partidas de nacimiento; la diferencia entre su tez morena y el aspecto eslavo de sus padres; la fuerte oposición de su padre, devoto católico, cuando le dijo que quería ser sacerdote. Su madre lloró cuando reconoció la verdad. (…)

La madre de Waszkinel ni siquiera sabía cómo se llamaban sus verdaderos padres. Sólo le dijo -cuenta Waszkinel al International Herald Tribune-: «Debes amar a tu madre, pues era muy sabia. Las palabras que me dijo salvaron tu vida, porque nos convenció de que nos quedáramos contigo». Waszkinel -prosigue Newsweek- decidió no revelar el secreto a nadie mientras no averiguara quién era realmente. Sólo hizo una excepción: escribió al nuevo Papa polaco para explicarle que haber descubierto sus orígenes judíos le hacía sentirse especialmente unido con el sucesor de Pedro, un apóstol judío. La afectuosa respuesta de Juan Pablo II iba encabezada con las palabras «Querido hermano».

Waszkinel supo por su madre otros dos datos: que tenía un hermano mayor llamado Samuel y que su padre natural fue sastre en Swieciany. Durante más de diez años, esas pistas no condujeron a nada. Pero en 1992, una monja que durante la guerra había salvado niños judíos viajó a Israel y localizó a varios supervivientes originarios de Swieciany, que habían conocido a los padres de Waszkinel e incluso dieron con el paradero de un hermano de su padre. Después hubo una emotiva reunión en Israel. (…)

Waszkinel volvió a escribir al Papa: le decía que deseaba cambiar su nombre por Romuald Jakub Weksler-Waszkinel, añadiendo el nombre y el apellido de su padre judío. La respuesta del Papa le llegó en un sobre en el que figuraba su nuevo nombre. Entonces el sacerdote hizo pública su identidad.

(…) Waszkinel honra la memoria de sus padres, los católicos y los judíos. Visita con regularidad la tumba de su madre católica, en Lublin, y el campo de concentración de Majdanek, en las afueras de la ciudad, donde su madre y su hermano judíos debieron de morir. Bajo el alzacuellos lleva una medalla de plata: una cruz inscrita en la estrella de David. «No se debe separar la cruz de la estrella», dice.

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