Un partido pro vida formará parte del gobierno holandés

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Amsterdam. Las negociaciones para la ya inminente coalición gubernamental holandesa entre democristianos (CDA), socialistas (PvdA) y una coalición de pequeños partidos protestantes (ChristenUnie) ha reabierto el debate sobre la ley del aborto.

Las elecciones del pasado noviembre pusieron fin a los doce años de la llamada «coalición violeta», mezcla liberal con socialismo en los primeros ocho años y con la democracia cristiana los últimos cuatro. En las negociaciones para la nueva coalición aparecen algunos puntos como el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual y la economía de 24 horas, en los que ChristenUnie tendrá que vérselas para lograr el consenso.

En el programa de este partido figuran también, entre otros puntos, el deseo de un incremento del subsidio familiar; mayor inversión en los servicios de asistencia sanitaria, especialmente para grupos más vulnerables; un Derecho penal más severo, y actuación de la policía a nivel vecinal y local en lugar de una policía nacional.

Los medios destacan los intentos de ChristenUnie por aportar sus principios al acuerdo gubernamental, especialmente la revisión de la ley del aborto. Por otra parte, ya en el pasado diciembre la subsecretaria de Estado del Ministerio de Sanidad, Clémence Ross, del CDA, hizo una llamada a que se respeten los 5 días de reflexión que la ley prevé cuando una mujer decide abortar y que no se estaban teniendo en cuenta. Según el informe de evaluación entonces publicado, el 39% de las mujeres que habían abortado lo habían hecho antes de los cinco días que la ley exige. Y el 57% no había considerado otras alternativas al aborto, medida también prevista por la ley.

El diario «NRC Handelsblad» (30-12-2006) publicaba dos entrevistas sobre este asunto, una con Geert Schutte, antiguo parlamentario por ChristenUnie, y otra con Hedy d’Ancona, ex parlamentaria feminista del PvdA, dos veteranos activistas en la lucha en contra y a favor del aborto respectivamente. Schutte abogaba con su partido que, para evitar que el motivo de «caso de necesidad» o «situación de emergencia» sea una pura formalidad para abortar, el médico precise en cada caso de qué se trataba, rellenando un formulario destinado a ello. De este modo se lograría objetivar este criterio. Su partido propone también mostrar a la mujer que quiere abortar la ecografía del feto para que su consentimiento sea informado, lo cual a la parlamentaria del PvdA, pionera en la lucha por legalizar el aborto en los setenta, le parece «falta de ética».

La doble entrevista deja claro que ambos partidos tendrán que superar muchos escollos para alcanzar el consenso y que probablemente al ChristenUnie le va a tocar ceder. Probablemente, ChristenUnie conseguirá que se recurra más a la sedación paliativa que a la aplicación de la eutanasia y, en lo que refiere al aborto, además de la exigencia de los 5 días de reflexión, se forme una comisión para establecer directrices respecto a enfermedades graves que justificarían el aborto. Esto último hace referencia al debate desencadenado por un aborto que se justificó simplemente porque el bebé iba a tener un labio leporino.

El pequeño partido protestante ChristenUnie, de ideas más modernas que otros similares, cuenta con el respeto de la sociedad holandesa. El presidente del partido desde 2002, André Rouvoet, es un político de ideas sólidas, popular en temas sociales y prudente. En la campaña electoral evitó decir con quién quería o no aliarse, con lo cual dejó abierta la posibilidad de gobernar con toda coalición posible.

El aborto en Holanda sigue en aumento. De los 18.000 casos en 1990 se ha pasado a 30.000 hoy, con un aumento del 60%. Mientras en los EE.UU. el aborto entre adolescentes se redujo en un 45% en los años noventa, en Holanda aumentaba en un 115% entre chicas de la misma edad. «En América -comenta Heleen Mees en su artículo «Pro-life versus pro-choice» del 12 de enero- este resultado tan llamativo no sólo se debe a campañas de educación sexual y fácil acceso a anticonceptivos; en igual medida se debe, según expertos, a los programas conservadores de continencia sexual. En Holanda la lucha en ambos campos daría resultados positivos para reducir el número de abortos». Pero, hasta el momento, en este país las instancias oficiales no se atreven a emprender el tipo de campañas que ha tenido éxito en EE.UU. Quién sabe si ChristenUnie va a ser capaz de abrir una brecha en esta línea.

Carmen Montón

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